Reflexión | Miguel Ángel Munárriz/FA
La Misión
Jn
20, 19-31
«Recibid
el Espíritu Santo»
Tras
la lectura de los relatos de la Pasión —eminentemente históricos— corremos el
riesgo de pensar que los textos de la Resurrección siguen narrando los sucesos
de aquel fin de semana; y no es así. El único suceso que podemos considerar
histórico es la increíble transformación de los discípulos de Jesús, que
pasaron de estar con las puertas atrancadas por miedo a los judíos, a jugarse
la vida, y en muchos casos perderla, para dar testimonio de su fe en el crucificado.
¿Pero
cuál fue la experiencia que provocó ese cambio? … El evangelio la expresa como
apariciones del resucitado, pero sospechamos que el peso de lo simbólico y
teológico apenas nos deja adivinar los sucesos que tuvieron lugar. Nos gusta
suponer (quizá basados en los relatos evangélicos) que los discípulos creyeron
de repente fulminados por una gracia espectacular. Así lo narra Juan en el
texto de hoy: «Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu
Santo”», pero en Jesús hemos visto que éste no es el estilo de Abbá; que su
forma de actuar en el mundo se parece más a la de la semilla o la levadura.
La
muerte de Jesús supuso un golpe mortal para la fe de sus seguidores, y todo
indica que tras ella estaban en proceso de disolución. Lucas expresa esta idea
con el pasaje de los dos discípulos de Emaús volviendo desmoralizados a su
casa. Juan nos dice que Pedro, los Zebedeos y otros discípulos, había vuelto a
Galilea y retomado sus ocupaciones…
Probablemente
fue en este contexto de dispersión y desánimo cuando actuó en ellos el
Espíritu; sin alardes, desde dentro, despacio, en silencio; como la semilla,
como la levadura… Porque sólo la fuerza del Espíritu hace comprensible que
recuperasen la fe contra toda evidencia; o, mejor dicho, que naciesen a otra
fe, porque la anterior estaba muerta, enterrada con el cuerpo de Jesús en el
sepulcro y sellada con la losa.
Y
desde esta perspectiva, podemos aventurar que los relatos de la Resurrección
son en realidad una profesión de fe en “Jesús Señor”, y solo seremos fieles a
los textos leyéndolos así. Pero la curiosidad nos tienta y nos plantea
preguntas: ¿Cuánto tiempo pasó hasta que los testigos manifestasen su fe?
¿semanas? ¿meses?... No lo sabemos ni nos importa, porque lo importante es que
aquellos hombres, acobardados tras su muerte, se presentaron de nuevo en el
Templo afirmando, y empeñando su vida en ello, que lo habían visto vivo después
de su muerte y que habían recibido de él una misión: «Como el Padre me envió,
así os envío yo a vosotros».
Excelente
definición de la Iglesia: enviados por Jesús, con su misma misión. Ruiz de
Galarreta invitaba a leer también en términos de misión esta otra frase del
texto de hoy: «Lo que atéis quedará atado, y lo que desatéis quedará desatado»
... Es decir, “Si perdonáis y compadecéis habrá perdón y compasión en el mundo,
y si no lo hacéis no los habrá” … mucho más profunda que la meramente jurídica
o fundacional
Es
el compromiso con la misión lo que da sentido a la vida del cristiano, y lo
hace hasta el punto de que lo demás solo es importante en la medida que ayude a
la misión.
Publicado
por Feadulta.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...