Actualidad Mundial | Stefano Gennarini/Z
Naciones Unidas busca imponer «ortodoxia» LGBT a todas las
religiones
El
experto independiente de la ONU sobre orientación sexual e identidad de género
busca que el clero y otros actores basados en la fe cumplan las normas
oficiales amigables a los LGBT.
La
libertad de Culto termina donde comienzan los derechos LGBT. Ésta es la
conclusión de un nuevo informe de las Naciones Unidas sobre el derecho de
libertad de culto y de creencias.
El
informe pide a los gobiernos que amenacen y castiguen a los dirigentes y
organizaciones religiosas que no cumplan con la ortodoxia LGBT y, de manera
novedosa y sin precedentes, pide a los gobiernos que desestabilicen las
religiones desde adentro, apoyando a las facciones pro-LGBT que existan en las
diversas denominaciones religiosas.
El
experto independiente de la ONU sobre orientación sexual e identidad de género,
Víctor Madrigal Borloz, autor nominal del informe, no oculta su intención de
crear un “nuevo espacio normativo” en el que los gobiernos impongan normas LGBT
aceptables para las religiones.
“Los
límites establecidos en el propio diseño de la Libertad de Culto y de
Creencias, incluyendo los derechos fundamentales y las libertades de las
personas LGBT son la clave para la plena compatibilidad de la Libertad de Culto
y de Creencia con todas las acciones que sean necesarias para combatir la
violencia y la discriminacion contra ellos”, concluye él al final de su
informe.
El
clero y otros actores basados en la fe deben ser amenazados para que cumplan
las normas oficiales amigables a los LGBT, o atenerse a las consecuencias,
según las conclusiones del informe. Los gobiernos deben alentar a las
instituciones religiosas a considerar las formas en que los representantes sean
considerados responsables en los casos en que promuevan discriminación contra
los LGBT y otras personas de géneros diversos.
Cuando
las religiones enseñan que la conducta homosexual es un pecado o que el sexo es
una realidad biológica inmutable, violan la ley de derechos humanos.
“Existen
oscuros rincones donde las personas LGBT son considerados pecadores y
ciudadanos de segunda clase, que deben ser despreciados y abusados,” dice el
informe.
Madrigal-Borloz
pide a los estados miembro de la ONU que aprovechen a dirigentes e
instituciones religiosas que sean favorables, a que promuevan la ideología
homosexual y de transgénero. Él expresamente apoya a varios grupos religiosos
disidentes, como Católicas por el Derecho a Decidir, que promueve el aborto, y
Musulmanes por Valores Progresistas, que promueve cuestiones homosexuales y de
transgénero. También elogió las opiniones de humanistas no religiosos acerca
del sexo como una “atributo evolvente, sin significado intrínseco alguno.”
Madrigal-Borloz
arguye que los individuos que se identifican como homosexuales o tienen un
“derecho de acceder a la espiritualidad en términos iguales a los de todos los
demás.” Concluye, por lo tanto, que a menos que todas las religiones apoyen las
ideas pro-LGBT, los individuos que así se identifiquen van a ser marginados y
excluidos causándoles dolor, problemas mentales y potencialmente llevándolos al
suicidio, y violando en última instancia sus derechos humanos.
“Para
muchos individuos, su religión es parte del fundamento de su sentido de
identidad, la fuente de verdad,” explica él.
En
la médula del informe está la opinión de que la sexualidad y la identidad de género
son derechos fundamentales en el mismo plano, si no es que, en uno más elevado,
que la libertad de culto.
“Todos
los creyentes, incluidos los dirigentes de religiones y de creencias tienen una
orientación sexual y una identidad de género, y todas las personas LGBT tienen
creencias,” dice el informe.
El
informe hace declaraciones respecto a interpretación de las escrituras y a
teología. Denigra como ‘dogmáticas’ o modernas invenciones ‘homocolonialistas’
las interpretaciones de las escrituras judeo-cristianas que condenan la
homosexualidad, y afirma que la moralidad de la homosexualidad es una “cuestión
de debate teológico.”
El
informe niega que los trabajadores de la salud por razones religiosas puedan
objetar a proveer abortos o tratamientos y cirugías “afirmantes” inclusive a
niños. También niega a los proveedores de bienes y servicios, como pasteleros o
floristas, puedan rehusarse a prestar servicios a personas o celebraciones por
razones de objeción de conciencia. Arguye que las escuelas parroquiales no
pueden despedir a profesores por razón de su orientación sexual o identidad de
género.
A
final de cuentas, Madrigal-Borloz promueve el matrimonio homosexual como un
derecho humano más alto que la libertad de culto. Aun insinúa que se debe
forzar a los clérigos a llevar a cabo ‘matrimonios’ homosexuales a costa de
perder su privilegio de llevar a cabo matrimonios reconocidos legalmente.
“Un
enfoque basado en derechos humanos afronta directamente las concepciones de
familia que excluyan a personas LGBT”, explica él.
El
ataque por múltiples frentes que hace el reporte contra la libertad religiosa
será presentado ante el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra el martes en la
tarde.
Publicado
por Zenit
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