Papa Francisco | José Calderero de Aldecoa/A&O
«La presencia del Papa va a permitir que muchos entren en la
lógica del Evangelio»
La
expectante comunidad católica en Mongolia ve el viaje de Francisco como una
oportunidad evangelizadora.
Esperanza
Becerra es uno de los 1.400 católicos que hay en Mongolia, un «pequeño rebaño»,
como lo definió este martes el director de la Oficina de Prensa de la Santa
Sede, que acogerá a partir del 31 de agosto, hasta el 4 de septiembre, al Papa
Francisco. Un periplo, el primero de un Pontífice al país, que será seguido de
cerca pos sus vecinos, tanto rusos como chinos, con quienes comparte fronteras.
El
viaje, de hecho, tiene importancia a nivel geopolítico al celebrarse en un
momento histórico marcado por la guerra de Ucrania. En este sentido, se espera
con expectación el telegrama que el Santo Padre envíe al presidente chino, Xi
Jinping, cuando sobrevuele el espacio aéreo del país asiático en su camino al
aeropuerto de Ulán Bator.
«Es
verdad que los católicos somos muy poquitos, pero este viaje lo entendemos no
solo como una visita a nuestra comunidad, sino a todo el pueblo mongol»,
asegura Becerra, que confirma a Alfa y Omega la participación de muchos no
bautizados en los diferentes actos del Pontífice. «La gente, en general, está
emocionada por ver a un líder mundial, como Francisco, en el que aprecian
tantos valores».
En
este sentido, los católicos ven la visita como una oportunidad evangelizadora
única. «La presencia del Pontífice va a permitir a muchos personas encontrarse
con la experiencia cristiana, con la persona de Jesús. Es como una puerta
abierta para entrar en la lógica del Evangelio», sugiera Esperanza, que
pertenece a las Misioneras de la Consolata.
Hay
que tener en cuenta que la Iglesia tan solo lleva una treintena de años en el
país. Fue en 1992, con la caída del comunismo, cuando «renació» la comunidad
eclesial —en palabras del portavoz vaticano, Matteo Bruni—, que hoy está
formada por 22 sacerdotes, 35 religiosas y algunos laicos del Camino
Neocatecumenal. «Nos conocemos todos. Es una Iglesia misionera. En total,
estamos presentes 11 congregaciones y 25 nacionalidades», detalla la religiosa,
que llegó al país hace una década: Cambió el calor de su Colombia natal por los
-40 grados de Mongolia.
Entre
todos —«porque aquí tenemos criterios de trabajo conjuntos»—, desarrollan una
labor centrada en la educación, la promoción humana, en el campo de la salud y
a favor de la cultura mongola. «Cada proyecto nos sirve para entrar en contacto
con la población local, para ayudarles a crecer en todos estos aspectos, y para
suscitar en ellos la pregunta acerca de nuestra presencia en el país», explica
Esperanza.
De
forma específica, las Misioneras de la Consolata se dedican al primera anuncio.
«Entramos en esos lugares donde Jesús no es conocido y empezamos a caminar con
la gente. Se trata de ofrecer un testimonio de vida, con sencillez y humildad».
Por otro lado, «contamos con varias guarderías para los más indefensos, con una
biblioteca donde acompañamos en los estudios a los jóvenes y con un pozo que
nos permite mejorar la salud de 80 personas, que acuden a ducharse a nuestras
instalaciones mejorando así su higiene», concluye la religiosa.
Publicado
por Alfa & Omega
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