Actualidad | Melania Emeterio R.
10 de septiembre, Día Mundial Prevención Suicidio
Nuevamente estuvimos ante el Día Mundial de la
Prevención del Suicidio, pero por lo que se ve, para República Dominicana
todo sigue igual, no hay políticas de prevención de este fenómeno, aunque en un
día como este se hagan promesas que luego no pasan de ahí. No hay inversión
pública y social para ver de cerca este flagelo e ir tras el qué hacer. Todo
sigue igual porque el Ministerio de salud pública no ha estado atendiendo
a ese evento que ya se hace cotidiano. La sociedad civil y los profesionales de
la salud, que son gremialistas, no dan un paso al frente.
Y es que la sensibilidad sobre el suicidio no ha
permeado esas mentalidades. Lo que permanece invariable es el ascenso en la
ocurrencia del suicidio a nivel nacional sin diferencia de edad, clases
sociales, ni sexo. Solo se ven las cifras que, aun pareciendo elevadas hay que
contar con la existencia del subregistro que, en el caso del suicidio puede ser
mayor que en cualquier otra variable. Si a las cifras les son agregados los
intentos previos al hecho definitivo, fuera aun más dramática la realidad.
Cuando llega el Día Mundial de la Prevención del
Suicidio, igual el Día de la Salud Mental, se escuchan y se leen en
los medios de comunicación, promesas y esperanzas de que se va a poner la
atención debida en la salud mental, y en la prevención del suicidio, pero esas
expectativas creadas se evaporan. El pasado año el Colegio
Dominicano de Psicología elaboró una propuesta de ley sobre salud mental, en la
que se incluyó la atención, prevención y el tratamiento de la salud mental,
para ser entregada a la Cámara de Diputados. La entrega tuvo buena acogida y
entusiasmo en buena parte de la sociedad, pero aun no sabemos cuándo se
convertirá en ley.
Para el año 2022 el diputado Juan José, presentó
una propuesta de ley sobre la prevención del suicidio, pero igual no sabemos a
qué nivel está dicha iniciativa. Ambas propuestas, para fines de aprobación,
deberían ser tomadas como una prioridad, ya que en el caso particular del
suicidio este sigue siendo una amenaza latente en el país, pues hasta
niños y niñas de menos de 11 años han intentado quitarse la vida.
Persiste la apatía y la falta de una política definida para afrontar la salud
mental y la prevención del suicidio a pesar de que ha comenzado a sentirse la
presión social para que el gobierno actúe.
La salud mental es una prioridad indiscutible. En
el año 2022, el DEFENSOR DEL PUEBLO llevó a cabo un estudio
sobre salud mental al cual tituló: Mentes sanas y políticas enfermas:
Derechos y políticas públicas en los trastornos mentales. El estudio
utiliza, entre otras fuentes, muchas informaciones provenientes del Servicio
Nacional de Salud. Refiriéndose a la página virtual del SNS, destaca que “En
dicha página se publican metodologías desarrolladas por el SNS, boletines y
notas políticas, estudios y análisis, estadísticas y reportes de producción de
servicios infográficos, e indicadores. Dentro de estos temas incluidos destacan
salud materna, salud neonatal, salud infantil y VIH. No se observa
como temática central la salud mental” (pág. 71) El
subrayado es mío.
El suicidio es una de las formas de muerte que más
consternación, desgarro y especulación provoca, pues ocurre en medio de tantas
apuestas por la vida, pero en la mente y en el corazón del quien toma esa
drástica decisión contra sí mismo, es otra la realidad que impera y
precipita con motivos y determinación desconocidos por el entorno. No actuar
preventivamente contra el suicidio, dejarlo que crezca, se expanda y se
naturalice, es lo que hace visible la indiferencia contra este, mientras las
estadísticas van marcando el rumbo del fenómeno.
La Policía Nacional, institución fundamental en la
recolección de datos sobre hechos de violencia a nivel nacional, incluye
también al suicidio. Según esta fuente, entre el año 2020 hasta el primer
semestre del año 2023 se consumaron en el país 2, 222 suicidios a nivel
nacional. De ese total, 1908 fueron hombres, y 314 suicidios pertenecen a
mujeres. La distribución por año es como sigue: en el año 2020 los suicidios
fueron 595, en el año 2021 hubo un total de 669, en el 2022 se consumaron 607
casos, y en el primer semestre del 2023 se llevaron a cabo 351 suicidios.
La acción suicida puede ser acometida en diferentes
lugares (la cárcel, el lugar de trabajo, cabañas, hoteles, lugar deshabitado,
etc.) pero los datos obtenidos indican que, para 1644 suicidas, el escenario
fue el lugar donde vivían. Este día mundial sobre la prevención del suicidio
sigue incidiendo la misma pregunta en el sentido de ¿por qué es casi nula en el
país la prevención del suicidio, si este ataca a jóvenes y a mayores por
igual?.
Del 2020 hasta el primer semestre del 2023,
personas jóvenes con edades entre 15 y 29 años sumaron un total de 390
suicidios del sexo masculino. Estamos hablando de personas jóvenes e incluso
adolescentes, personas en la plenitud de la juventud y la productividad
material e intelectual, pero que cayeron vencidas por la angustia y la
desesperanza. Estos datos deberían fungir como voces de alarma para Salud
Pública, y para las familias dominicanas, más no es así. En muchos estudios
sobre salud mental se rehúye el término suicidio, lo cual pudiera ser que
existe más miedo que razones a argumentar. El miedo es mal consejero, pues
lleva a evadir realidades cuando lo conveniente es encararlas.
La compleja realidad del suicidio, siempre lo hemos
planteado, hay que abordarla con múltiples coordinaciones de trabajo con
carácter interdisciplinario. En la investigación, de mi autoría, “Entre
la Indiferencia y el Ruido: El Suicidio en la República Dominicana”
sugiero, dentro de un amplio cuerpo de propuestas, lo siguiente:
“Elaboración e implementación de programas
preventivos del suicidio en las escuelas públicas y en las privadas. Esta
acción debería estar orientada por la Dirección de Salud Mental, el Ministerio
de Educación, Asociación de Orientadoras y Orientadores, Asociación Dominicana
de Profesores, Asociación Psicólogas y de Psicólogos, Asociación de Colegios
Privados, y la Federación de Municipios” pág. 384.
El momento es para la prevención como
compromiso social y con lo humano.
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