Convivencia |Antonella Palermo/VN
El Papa: No podemos acostumbrarnos a los accidentes y muertes
en el trabajo
Francisco
se reúne con ANMIL, asociación que agrupa a amputados e inválidos en el
trabajo, y vuelve a hablar de la necesidad de garantizar la seguridad. El
aumento de los accidentes "se produce cuando el trabajo se
deshumaniza", cuando el objetivo exclusivo se convierte en la
productividad. El PontÃfice advierte sobre el fenómeno del lavado de
conciencia: "La vida no se vende por ningún motivo, tanto más si es pobre,
precaria y frágil. Somos seres humanos y no máquinas".
"La
seguridad en el trabajo es como el aire que respiramos: sólo nos damos cuenta
de su importancia cuando falla trágicamente, ¡y siempre es demasiado
tarde!".
Ya
habÃa tocado el tema al responder a una pregunta de un periodista a bordo del
vuelo de ida a Mongolia, pocas horas después del accidente de Brandizzo, cerca
de TurÃn, donde cinco trabajadores perdieron la vida al ser arrollados por un tren.
En aquella ocasión, Francisco habÃa repetido que el trabajador es sagrado y que
estas tragedias, calamidades e injusticias, suceden siempre por falta de
cuidado. Hoy, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, ante unos
trescientos miembros de la Asociación Nacional de Trabajadores con Discapacidad
Laboral (ANMIL), que celebra los ochenta años de su fundación, volvió sobre el
tema, recordando explÃcitamente a aquellos trabajadores "a los que el tren
mató cuando estaban trabajando".
Y
con un discurso que ahonda en las dinámicas subyacentes a los dramas laborales,
reclama como prioridad el respeto a las normas y la consideración de la
responsabilidad hacia los trabajadores.
Todo
conflicto armado trae consigo legiones de amputados
El
discurso del Papa Francisco toma como punto de partida el recuerdo de la época
de la II Guerra Mundial -de hecho, en 1943 se fundó la asociación ANMIL-, lo
que le lleva inmediatamente a actualizar sus reflexiones reconduciéndolas a las
"dramáticas consecuencias de la locura que es la guerra", consecuencias
que repercuten en la población civil. "Todo conflicto armado trae consigo
legiones de amputados, también hoy" - afirma el PontÃfice-.
"Una
vez terminado el conflicto, quedan escombros, incluso en los cuerpos y en los
corazones, y la paz debe reconstruirse dÃa a dÃa, año tras año, mediante la
protección y la promoción de la vida y de su dignidad, empezando por los más
débiles y desfavorecidos".
Reconocer
la plena dignidad de los mutilados
A
continuación, las palabras del Papa prosiguen con un "gracias"
repetido varias veces, acompañado de la petición de que no se olviden los
derechos de los discapacitados, especialmente de las mujeres y los jóvenes:
"Gracias
en primer lugar por lo que seguÃs haciendo por la protección y representación
de las vÃctimas de accidentes laborales, viudas y huérfanos de los caÃdos.
Gracias por mantener el foco de atención en la cuestión de la seguridad en el
trabajo, donde todavÃa se producen demasiadas muertes y desgracias. Gracias por
las iniciativas que promueve para mejorar la legislación civil sobre accidentes
laborales y rehabilitación de personas con discapacidad. En efecto, no se trata
sólo de garantizar una asistencia y una seguridad social adecuadas a quienes
sufren formas de discapacidad, sino también de dar nuevas oportunidades a
personas que pueden reinsertarse y cuya dignidad exige ser plenamente
reconocida. Por último, gracias por su labor de sensibilización de la opinión
pública sobre las polÃticas de prevención de accidentes y de seguridad, en
particular en favor de las mujeres y los jóvenes".
A
pesar de la tecnologÃa, los accidentes no cesan
Lamentando
amargamente que las tragedias y los dramas en el lugar de trabajo
desgraciadamente no cesan, a pesar de la tecnologÃa de que disponemos para
promover lugares y tiempos seguros, el Papa Francisco admite: "A veces
parece como si escucháramos un boletÃn de guerra".
"Esto
sucede cuando el trabajo se deshumaniza y, en lugar de ser el instrumento
mediante el cual el ser humano se realiza poniéndose a disposición de la
comunidad, se convierte en una exasperada carrera por el beneficio. Las
tragedias comienzan cuando el objetivo ya no es el hombre, sino la productividad.
Y el hombre se convierte en una máquina de producción".
La
seguridad en el trabajo es como el aire que respiramos
Llama
a la educación, el Papa, un área crucial para tratar de prevenir los accidentes
laborales:
"Amigos,
las tareas educativas y formativas que tenéis por delante siguen siendo
cruciales, tanto respecto a los trabajadores como a los empresarios y en el
seno de la sociedad. La seguridad en el trabajo es como el aire que respiramos:
nos damos cuenta de su importancia sólo cuando falla trágicamente, ¡y siempre
es demasiado tarde!".
Más
allá de la idolatrÃa del mercado
Luego
viene la cita de la parábola del buen samaritano y la invitación, una vez más
articulada por el Papa, a no alimentar la indiferencia:
"En
el mundo del trabajo a veces ocurre exactamente asÃ: seguimos adelante, como si
no pasara nada, entregados a la idolatrÃa del mercado. Pero no podemos
acostumbrarnos a los accidentes laborales, ni resignarnos a la indiferencia
ante ellos. No podemos aceptar el despilfarro de vidas humanas. Las muertes y
lesiones son un trágico empobrecimiento social que afecta a todos, no sólo a
las empresas o familias implicadas. No debemos cansarnos de aprender y
reaprender el arte de cuidar, en nombre de la humanidad común. La seguridad no
sólo está garantizada por una buena legislación, que hay que hacer cumplir,
sino también por la capacidad de vivir como hermanos y hermanas en el lugar de
trabajo."
La
humanidad es un "lugar de culto", el cuerpo no es un desecho
El
PontÃfice continúa su discurso con una reflexión más exquisitamente espiritual,
citando a San Pablo, donde el apóstol habla del cuerpo como templo del EspÃritu
Santo. Si esto es asÃ, significa que, observa el Papa, "cuidando sus
fragilidades, damos alabanza a Dios". La humanidad es un "lugar de
culto" y el cuidado es la actitud con la que colaboramos en la obra misma
del Creador.
"No
se puede, en nombre de un mayor beneficio, exigir demasiadas horas de trabajo,
disminuyendo la concentración, o contar las exigencias de seguro o seguridad
como gastos innecesarios y pérdida de ganancias".
El
carewhashing o el lavado de conciencia
En
la parte final del discurso del Papa, también se refiere a lo que llama el
fenómeno del 'carewashing', que considera "feo". Se trata de todos
aquellos comportamientos de empresarios o legisladores que, en lugar de
invertir en seguridad, "prefieren lavar sus conciencias con alguna obra de
caridad".
"AsÃ
anteponen su imagen pública a todo lo demás, haciéndose benefactores en la
cultura o el deporte, en las buenas obras poniendo a disposición obras de arte
o edificios de culto, pero sin prestar atención al hecho de que, como enseña un
gran padre y doctor de la Iglesia, 'la gloria de Dios es el hombre vivo' (San
Ireneo de Lyon, Contra las herejÃas, IV, 20, 7). La responsabilidad hacia los
trabajadores es primordial: no se puede comerciar con la vida por ningún
motivo, más aún si es pobre, precaria y frágil. Somos seres humanos y no
máquinas, personas únicas y no piezas de recambio. Y muchas veces algunos
trabajadores son tratados como piezas de recambio."
Al
encomendarse a San José, patrón de los trabajadores, amputados e inválidos, el
Papa concluyó reafirmando que "cada persona es un don para la comunidad y
que la mutilación o la invalidez de una sola persona hiere todo el tejido
social".
Publicado
por Vatican News
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