Reflexión | P. Ciprián Hilario, msc
Memoria de San Martín de Tours
(11
de noviembre 2025, lecturas: Sabiduría 2, 23-3,9; Salmo 33 (34), 2-19; Lucas
17, 7-10)
Hermanos
y hermanas:
Hoy
celebramos a San Martín de Tours, el soldado que, al compartir su capa con un
pobre, descubrió el rostro de Cristo. Su vida nos interpela con las lecturas de
este día: ¿Qué significa ser siervos inútiles en un mundo que premia el mérito?
I.
La imagen original de Dios (Sabiduría 2, 23-3,9)
El
libro de la Sabiduría nos recuerda que fuimos creados a imagen de Dios, no para
la corrupción, sino para la inmortalidad. Pero el pecado distorsionó esa
imagen. Los justos, como Martín, parecen necios al mundo: renuncian a
honores, comparten lo poco que tienen, eligen la humildad. Sin embargo, su
esperanza está llena de inmortalidad.
Martín
no buscó la gloria militar; buscó la gloria de Dios en el pobre. Al partir
su capa, no solo abrigó un cuerpo: restauró la imagen divina en aquel mendigo y
en sí mismo.
II.
El salmo del pobre que clama (Salmo 33)
«El
Señor está cerca de los atribulados». Este salmo es el eco de la capa partida.
Martín no dio desde la abundancia; dio desde su necesidad. El salmista nos
enseña que la verdadera alabanza nace del corazón quebrantado.
¿Cuándo
fue la última vez que compartimos no lo que nos sobra, sino lo que nos duele
soltar?
El salmo nos asegura: Dios escucha ese grito, aunque el mundo lo ignore.
III.
Siervos inútiles (Lucas 17, 7-10)
El
evangelio es desconcertante: «Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que
teníamos que hacer». ¿No merecemos nada?
San
Martín entendió esto al revés del mundo. El soldado que se
convirtió en obispo no actuó por recompensa. Cuando partió su capa, no pensó:
«Qué buena acción, me ganaré el cielo». Simplemente vio a Cristo y actuó.
Ser
«inútil» no es desprecio; es libertad. Libertad de la ansiedad por el
reconocimiento. Libertad para servir sin calcular. Martín no fundó monasterios
para ser recordado; los fundó porque el amor no cabe en una sola capa.
Conclusión: La capa que
aún se parte Hoy, en Santo Domingo Este, la capa sigue siendo partida cada vez
que:
- Una madre
comparte
su último peso de arroz.
- Un joven
cede
su asiento en la guagua.
- Una
profesional renuncia a un ascenso para cuidar a un enfermo.
Estas acciones
no hacen ruido, pero restauran la imagen de Dios en el mundo.
- Que San
Martín de Tours nos enseñe a ser siervos inútiles con el corazón útil:
- Útiles para
el pobre,
aunque el mundo nos llame tontos.
- Inútiles
para la vanidad, aunque nos cueste el reconocimiento.
Y
que, al final del día, podamos decir con verdad:
«Señor,
no merecemos nada… pero Tú nos has dado todo». Amén.


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