Nuestra Fe | VN
Koch: El
bautismo es un vínculo de unidad entre todos los cristianos
El Prefecto del Dicasterio para
la Promoción de la Unidad de los Cristianos, en la clausura de la XIII Asamblea
de la Federación Luterana Mundial, hoy en su última jornada en Cracovia,
expresa en nombre de la Iglesia sus mejores deseos al nuevo presidente: no
descuidemos "los recuerdos dolorosos" impresos "en nuestra
memoria confesional", sino afrontémoslos en la "presencia sanadora y
reconciliadora de Dios".
El Bautismo es sacramento de
justificación y de unidad, y es el Bautismo, en palabras de Martín Lutero y de
la enseñanza del Concilio Vaticano II, el que otorga "la salvación eterna
a todos los que creen en él", y el que "establece un vínculo
sacramental de unidad que une a todos los que han renacido de él". Así
saludó el cardenal Kurt Koch, Prefecto del Dicasterio para la Promoción de la
Unidad de los Cristianos, en nombre de la Iglesia católica, la clausura de la
XIII Asamblea de la Fundación luterana mundial, hoy en Cracovia, deseando
además al recién elegido presidente Henrik Stubkjær "la ayuda y la
bendición de Dios".
Dar
testimonio del Bautismo
Koch subraya la importancia de
recordar siempre el Santo Bautismo, así como la certeza de "nuestra
salvación dada por Dios y de nuestros vínculos ecuménicos divinamente
conferidos". Recordar es necesario, explica el cardenal, no sólo para
comprender mejor, sino también para "dar un testimonio agradecido y
común". Porque el cristiano es aquel que sabe dar gracias por el propio
bautismo". Y es el Salmo 103,2, "Bendice alma mía al Señor, no
olvides ninguno de sus beneficios" el que, además de ser una exhortación y
un aliento ecuménico, recuerda a los fieles que no se debe olvidar "lo que
Dios nos ha dado en el bautismo y en la comunión de los bautizados". A
pesar de que los cristianos son a veces "olvidadizos", añade,
"el recuerdo salvífico seguirá también estimulando e inspirando nuestro
antiguo diálogo ecuménico".
El prefecto concluye invitando a
no descuidar "los recuerdos dolorosos" impresos "en nuestra
memoria confesional", sino a afrontarlos y a "tenerlos en la
presencia sanadora y reconciliadora de Dios".
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