Actualidad Mundial | Salvatore Cernuzio
Davos, el Papa: Aún hambre, explotación,
analfabetismo. ¿Cómo es posible?
Mensaje de Francisco al presidente del Foro Económico
Mundial que comenzó el 16 de enero, con la participación de unos 3.000
representantes del mundo de la política y la economía: "En medio de la
violencia y la agresión, es esencial que los Estados y las empresas se unan en
la promoción de modelos de globalización con visión de futuro y éticamente
válidos, subordinando la búsqueda del poder y el beneficio individual al bien
común de la familia humana".
Pueblos que se mueren de hambre, trabajadores poco o
mal pagados, niños analfabetos, hombres y mujeres privados de atención médica o
de un techo bajo el que cobijarse. ¿Cómo es posible aun todo esto en 2024? No
es retórica, sino una pregunta crucial la que el Papa plantea a los cerca de
2.800 jefes de Estado, representantes de gobiernos, directores generales,
presidentes de consejos de administración y enviados de organizaciones
internacionales de 120 países, reunidos en la localidad suiza de Davos para la
54ª edición del Foro Económico Mundial. El Pontífice les recordó la
"responsabilidad moral" que se deriva de su papel en la "lucha
contra la pobreza", en la consecución de un "desarrollo integral para
todos nuestros hermanos y hermanas", en la "búsqueda de la convivencia
pacífica entre los pueblos".
¿Cómo es posible que en el mundo actual se muera
todavía de hambre, que se explote a la gente, que se la condene al
analfabetismo, que carezca de atención médica básica y que se quede sin un
techo?
Un mundo
desgarrado por el sufrimiento humano
El Papa envía un mensaje al fundador y presidente
ejecutivo del Foro, Klaus Schwab. El texto fue leído por el cardenal ghanés
Peter Appiah Turkson, presidente de las Pontificias Academias de las Ciencias y
de las Ciencias Sociales, durante los trabajos -que comenzaron ayer, 16 de
enero- que, escribe Francisco, se desarrollan en un "clima de
inestabilidad internacional muy preocupante".
Ante nuestros ojos hay, de hecho, "un mundo cada
vez más lacerado, en el que millones de personas -hombres, mujeres, padres,
madres, niños-, cuyos rostros son en su mayoría desconocidos, siguen sufriendo,
entre otras cosas por los efectos de conflictos prolongados y de guerras
abiertas". Estos sufrimientos -señala el Papa, repitiendo la misma reflexión
compartida con el Cuerpo Diplomático en la audiencia del 9 de enero- se ven
agravados por el hecho de que "las guerras modernas ya no tienen lugar
sólo en campos de batalla bien definidos, ni implican sólo a soldados".
En un contexto en el que ya no parece respetarse la
distinción entre objetivos militares y civiles, no hay conflicto que no acabe
de algún modo afectando indiscriminadamente a la población civil.
Afrontar las
injusticias que están en la raíz de los conflictos
El Papa espera que en los debates de Davos se tenga en
cuenta "la urgente necesidad de promover la cohesión social, la
fraternidad y la reconciliación entre grupos, comunidades y Estados, para
afrontar los desafíos que se nos presentan".
El primero de estos retos es la paz. La que anhelan
los pueblos "sólo puede ser fruto de la justicia", afirma el
Pontífice. En consecuencia, para alcanzarla no sólo es necesario "dejar de
lado los instrumentos de la guerra", sino "afrontar las injusticias"
que están en la raíz de los conflictos. En primer lugar, el hambre, "que
sigue afligiendo a regiones enteras del mundo, mientras que otras se
caracterizan por un derroche excesivo de alimentos".
La explotación de los recursos naturales sigue enriqueciendo a unos pocos, dejando a poblaciones enteras, que son las beneficiarias naturales de esos recursos, en un estado de indigencia y pobreza.
¿Cómo ignorar entonces "la explotación
generalizada de hombres, mujeres y niños obligados a trabajar por bajos
salarios y privados de perspectivas reales de desarrollo personal y crecimiento
profesional?"
Modelos de
globalización con visión de futuro y éticamente sólidos
Estos fenómenos no conciernen sólo a algunos países,
sino a todo el mundo, porque, subraya el Papa Francisco, el proceso de
globalización ha demostrado ya claramente "la interdependencia de las
naciones y de los pueblos del mundo". Y esto tiene "una dimensión
fundamentalmente moral, que debe hacerse sentir en los debates económicos,
culturales, políticos y religiosos que pretenden configurar el futuro de la
comunidad internacional".
En un mundo cada vez más amenazado por la violencia,
la agresividad y la fragmentación, es esencial que los Estados y las empresas
se unan para promover modelos de globalización con visión de futuro y
éticamente sólidos, que por su propia naturaleza deben subordinar la búsqueda
del poder y el beneficio individual, ya sea político o económico, al bien común
de nuestra familia humana, dando prioridad a los pobres, los necesitados y los
que se encuentran en situaciones más vulnerables.
El papel de las
empresas y las finanzas
Por último, el Papa dirige su mirada al mundo de los
negocios y las finanzas, que hoy operan en contextos económicos cada vez más
amplios, donde "los Estados nacionales tienen una capacidad limitada para
gobernar los rápidos cambios de las relaciones económicas y financieras
internacionales". Precisamente por ello, las empresas deben ser
"siempre más guiadas no sólo por la búsqueda de un justo beneficio, sino
también por elevados estándares éticos", especialmente en relación con los
países menos desarrollados que "no deben estar a merced de sistemas
financieros abusivos o usureros".
Desarrollo
auténtico y global, so pena de retroceso en las zonas de progreso
Lo que se necesita, según el Papa, es un desarrollo
"auténtico" y "global", "compartido por todas las
naciones y en todas las partes del mundo o retrocederá incluso en áreas
caracterizadas hasta ahora por un progreso constante". Al mismo tiempo,
"es evidente la necesidad de una acción política internacional" que
se concrete en "medidas coordinadas" precisamente para perseguir
eficazmente los objetivos de paz y desarrollo.
Es importante que las estructuras intergubernamentales
puedan ejercer eficazmente sus funciones de control y de dirección en el sector
económico, ya que la consecución del bien común es un objetivo que está fuera
del alcance de los Estados individuales, incluso de aquellos que son dominantes
en términos de poder, riqueza y fuerza política.
Además, escribe el Papa Francisco, las organizaciones
internacionales están llamadas a "garantizar la realización de esa
igualdad que está en la base del derecho de todos a participar en el proceso de
pleno desarrollo, respetando las legítimas diferencias".
Retomar luchas
y conquistas del pasado
De ahí la invitación a cada nueva generación a
"retomar las luchas y las conquistas de las generaciones pasadas,
apuntando cada vez más alto". Porque "la bondad, junto con el amor,
la justicia y la solidaridad, no se consiguen de una vez para siempre, sino que
deben realizarse cada día".
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