La Iglesia Hoy | Paolo Ondarza
El Papa: la misión "en
salida" a los rincones del mundo debe ser incansable
En el mensaje
para la próxima Jornada Misionera Mundial, Francisco subraya que el "drama
de la Iglesia" es que Jesús "sigue llamando a la puerta, pero desde
el interior, ¡para que lo dejemos salir!": el anuncio del Evangelio es
urgente y universal, pero debe hacerse con "amabilidad", sin forzar
ni hacer proselitismo
"En un
mundo desgarrado por divisiones y conflictos, el Evangelio de Cristo es la voz
dulce y fuerte que llama a los hombres a encontrarse, a reconocerse como
hermanos y a alegrarse por la armonía entre las diversidades". Así se
expresa Francisco en su mensaje para la 98ª Jornada Mundial de las Misiones,
que se celebrará el 20 de octubre de 2024, inspirándose en el versículo del
Evangelio de Mateo: "Id e invitad a todos al banquete". "Dios
quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la
verdad", explica el Obispo de Roma. "La misión es, por tanto, una
'incansable salida hacia toda la humanidad', sin excluir a nadie, 'para
invitarla al encuentro y a la comunión con Dios'".
El banquete del Evangelio y los banquetes del mundo
Incansable
como Dios: "grande en amor y rico en misericordia", "siempre
saliendo al encuentro de cada hombre para llamarlo a la felicidad de su Reino,
a pesar de la indiferencia o el rechazo". En la parábola evangélica, el
rey manda a los criados que vayan a invitar al banquete de bodas, "imagen
de la salvación final del Reino de Dios, realizada desde ahora con la venida de
Jesús". El Obispo de Roma nos exhorta a discernir de las falsas promesas
de felicidad: "El mundo propone" de hecho "los diversos
banquetes del consumismo, del bienestar egoísta, de la acumulación, del individualismo,
el Evangelio llama a todos al banquete divino donde reinan la alegría, el
compartir, la justicia, la fraternidad, en comunión con Dios y con los
demás".
El riesgo de una Iglesia que no deja salir al
Señor
La invitación
de Jesús es tan actual hoy como ayer, "id" e "invitad":
"Cada cristiano -señala el Pontífice- está llamado a participar en esta
misión universal con su propio testimonio evangélico en cada ambiente, para que
toda la Iglesia salga continuamente con su Señor y Maestro a las
"encrucijadas de los caminos" del mundo de hoy". Sin embargo,
según Francisco, el "drama" de la Iglesia de nuestros días "es
que Jesús sigue llamando a la puerta, pero desde dentro, ¡para que le dejemos
salir!" "Muchas veces - observa el Santo Padre - terminamos siendo
una Iglesia que no deja salir al Señor, que lo guarda como 'cosa propia',
mientras que el Señor vino para la misión y quiere que seamos misioneros.
Nadie excluido. Los últimos, invitados especiales al
banquete
De ahí la
invitación a todos los bautizados a redescubrir el impulso y el celo misionero
de los primeros cristianos, que sentían "la urgencia de anunciar el
Evangelio". El anuncio es universal, concierne "a todas las personas
de cualquier condición social o incluso moral": el Papa observa que en la
parábola del banquete, los sirvientes reunieron "a todos los que
encontraron, buenos y malos": "los últimos y los marginados son los
invitados especiales del Rey", "todos son destinatarios de la
invitación de Dios", "sólo hay que decir "sí" a este don
divino y gratuito, acogiéndolo y dejándose transformar por él".
Respeto y alegría, sin coacción ni proselitismo
La urgencia,
pero también el respeto y la amabilidad deben caracterizar, según Francisco, la
invitación a las bodas y la belleza del encuentro con el amor salvífico de Dios
en Cristo muerto y resucitado: "Al anunciar al mundo la belleza del amor
salvífico de Dios -escribe en el mensaje para la Jornada Mundial de las
Misiones 2024-, los discípulos lo hacen con "alegría, magnanimidad, sin
coacción, coerción o proselitismo".
La imagen del
banquete tiene también una perspectiva escatológica: la misión de Cristo es la
de la plenitud de los tiempos. El Papa cita el decreto Ad gentes del Concilio
Vaticano II: "antes de la venida del Señor, el Evangelio debe ser
anunciado a todas las naciones".
Sínodo y Jubileo
La reflexión
sobre la evangelización es particularmente oportuna, señala el Santo Padre,
"en esta fase final del camino sinodal" y en el año dedicado a la
oración en preparación del Jubileo 2025. La invitación es a "proseguir el
camino hacia una Iglesia enteramente sinodal-misionera al servicio del
Evangelio" y a intensificar la oración por la misión evangelizadora de la
Iglesia y la participación en la Misa. La Eucaristía anticipa el don de la
plenitud de la vida, de hecho -se lee en el documento- "como ha enseñado
Benedicto XVI (...) el banquete eucarístico es para nosotros una anticipación
real del banquete final" y "no podemos acercarnos a la Mesa
eucarística sin dejarnos arrastrar por el movimiento de la misión que, partiendo
del mismo Corazón de Dios, quiere llegar a todos los hombres".
Dejarlo todo por el Evangelio
En el mensaje,
fechado el 25 de enero de 2024, fiesta de la conversión de San Pablo, Francisco
agradece a los misioneros que "respondiendo a la llamada de Cristo, lo
dejaron todo para ir lejos de su patria y llevar la Buena Nueva". Sus
vidas son "expresión tangible del compromiso con la misión ad gentes
que Jesús confió a sus discípulos". Por último, el Obispo de Roma pide una
"estrecha colaboración misionera" tanto en la Iglesia universal como
en las Iglesias particulares, recomendando a todas las diócesis el servicio de
las Obras Misionales Pontificias: "las colectas de la Jornada Misionera
Mundial se destinan íntegramente al Fondo Universal de Solidaridad que la Obra
Pontificia de la Propagación de la Fe distribuye después, en nombre del Papa,
para las necesidades de todas las misiones de la Iglesia".
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