Educación | VN
El Papa: El abandono escolar
y formativo es una tragedia
Los que se
sienten descartados pueden acabar en formas humanamente degradantes de malestar
social, por eso es necesario "ocuparse de los jóvenes que no han tenido
oportunidades o proceden de situaciones sociales desfavorecidas". Palabras
del Papa al recibir a la Confederación Nacional de Formación Profesional
italiana. Francisco afirmó: Una buena formación profesional es un antÃdoto para
el abandono escolar
“Una buena formación profesional es
un antÃdoto para el abandono escolar y una respuesta a la demanda de trabajo en
diversos sectores de la economÃa”. Lo dijo el Papa Francisco a la Confederación
Nacional de Formación y Actualización Profesional italiana, recibida en
audiencia con motivo de su 50 aniversario este viernes 3 de mayo. Al
expresarles su gratitud por el servicio que realizan, inspirado en la doctrina
social de la iglesia y en la variada espiritualidad de institutos religiosos
que tienen en su carisma el servicio a los jóvenes a través de la formación
profesional, el PontÃfice les ofreció algunas reflexiones, precisamente
sobre los jóvenes, la formación y la profesión.
Ocuparse de los más desfavorecidos
Los jóvenes, observó el Papa,
“siempre llenos de talentos y potencialidades”, son también particularmente
vulnerables, tanto por ciertas condiciones antropológicas como por diversos
aspectos culturales de la época en que vivimos. En particular los que no
estudian ni ejercen ninguna actividad están expuestos a vientos de la
dispersión y degradación, por lo que ante estas situaciones es necesario tomar
conciencia de que el abandono escolar y formativo es “una tragedia”. Es
importante, señaló el pontÃfice, “construir un relevo generacional en el que las
competencias de los que salen estén al servicio de los que se incorporan al
mercado laboral”. Y, porque “no todos han recibido el apoyo indispensable de la
familia y de la comunidad cristiana, y los que se sienten descartados pueden
acabar en formas humanamente degradantes de malestar social”, es necesario
ocuparse de los jóvenes que no han tenido oportunidades o proceden de
situaciones sociales desfavorecidas.
Superar la tecnofobia y la tecnocracia
En lo que respecta a la formación,
que indica un compromiso indispensable para generar futuro, el Papa constató en
primer lugar las transformaciones del trabajo cada vez más complejas debido a
las nuevas tecnologÃas y a la evolución de la inteligencia artificial, y afirmó
que en este sentido se está llamados a rechazar las tentaciones de “la
tecnofobia”, es decir, el miedo a la tecnologÃa que conduce a su rechazo”, y de
“la tecnocracia”, es decir, la ilusión de que la tecnologÃa puede resolver
todos los problemas”. La opción, por el contrario, es "invertir recursos y
energÃa", debido a que la transformación del trabajo requiere una
formación continua, creativa y siempre actualizada. Al mismo tiempo, también lo
es esforzarse por devolver la dignidad a ciertos empleos, especialmente los
manuales, que siguen estando socialmente poco reconocidos. Además, porque “una
buena formación profesional no se improvisa”, y “junto a las competencias
técnicas son importantes las virtudes humanas”, se necesita un fuerte vÃnculo
con las familias, como en cualquier tipo de experiencia educativa; y una
relación sana y eficaz con las empresas, dispuestas a colocar a los jóvenes en
ellas.
“Una buena
formación profesional es un antÃdoto para el abandono escolar y una respuesta a
la demanda de trabajo en diversos sectores de la economÃa.”
Es posible combinar trabajo y vocación
“La profesión” nos “define”, según
el pontÃfice, de ahà la tercera palabra sobre la que ofreció su reflexión. Fue
el caso de Jesús, reconocido como el "hijo del carpintero" (Mt 13,55)
o simplemente como "el carpintero" (Mc 6,3). Hoy en dÃa asistimos “a
una degradación del significado del trabajo”, observó el Papa al afirmar que
este “aspecto fundamental de nuestra vida y de nuestra vocación” se interpreta
más en relación con ganar dinero que "como expresión de la propia dignidad
y contribución al bien común”. Por ello indicó la importancia de que los
itinerarios formativos estén al servicio del crecimiento integral de la
persona, en sus dimensiones espiritual, cultural y formativa del trabajo. Y
subrayó:
Cuando uno
descubre que Dios le llama a algo, que está hecho para ello -puede ser la
enfermerÃa, la carpinterÃa, la comunicación, la ingenierÃa, la enseñanza, el
arte o cualquier otro trabajo-, entonces podrá sacar a relucir sus mejores
capacidades de sacrificio, generosidad y entrega.
Y porque “una buena formación
profesional permite realizar un trabajo y, al mismo tiempo, descubrir el
sentido del propio ser en el mundo y en la sociedad”, al finalizar su discurso
agradeció nuevamente a la confederación su creatividad, con la que “demuestran
que es posible combinar el trabajo y la vocación de una persona”.
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