Jóvenes | Sebastián Sansón Ferrari
Francisco a los jóvenes: No
a la discriminación, sí a la "projimidad"
El Santo Padre
interviene a través de la plataforma Zoom en el cuarto encuentro del ciclo
“Construyendo puentes”, en esta ocasión con estudiantes universitarios de
Asia-Pacífico, en un evento organizado por la Pontificia Comisión para América
Latina en colaboración con la Universidad Loyola de Chicago.
“La tecnología
ayuda, pero no basta. La vocación humana busca pertenencia, de ahí el origen de
los apellidos (…) El joven necesita una pertenencia”, expresó el Papa Francisco
en su conversación mediante la plataforma Zoom con estudiantes universitarios
de la región Asia-Pacífico en el cuarto encuentro del ciclo “Construyendo
puentes”. La iniciativa, efectuada este jueves 20 de junio por la tarde, estuvo
organizada por la Pontificia Comisión para América Latina (CAL) en colaboración
con la Universidad Loyola de Chicago y distintos Dicasterios de la Curia Romana
y continúa las charlas iniciadas en febrero de 2022 con chicos de las Américas,
de África y del sur de Asia.
La actividad
fue introducida por la Dra. Emilce Cuda, secretaria de la CAL, quien explicó
que muchos jóvenes han decidido migrar a la región de Asia-Pacífico para
estudiar o trabajar en esas tierras. Por este motivo, resolvieron comenzar la
construcción de un nexo con dicha realidad. Los jóvenes conectados procedían de
Japón, Nueva Zelanda, Taiwán, Filipinas, Papúa Nueva Guinea, Indonesia,
Singapur y Timor Oriental (de hecho, Francisco visitará estos últimos cuatro
países en septiembre).
También se
proyectaron video mensajes de saludos, ánimo y de apoyo a este espacio enviados
por el Cardenal Kevin Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la
Familia y la Vida, y por Monseñor Luis Marín de San Martín, Subsecretario de la
Secretaría General del Sínodo de los Obispos. A su vez, la secretaria de la CAL
leyó una carta del Cardenal José Tolentino de Mendonça, Prefecto del Dicasterio
para la Cultura y la Educación.
La pertenencia
Los jóvenes,
divididos en cuatro grupos de trabajo, expusieron algunas ideas surgidas en sus
coloquios y plantearon diferentes inquietudes al Santo Padre, quien los escuchó
con atención y tomó apuntes. En la primera parte, el Sucesor de Pedro
reflexionó sobre la importancia de la pertenencia y sostuvo que una instrucción
que no da pertenencia de alguna manera defrauda y llena la cabeza de conceptos,
pero su corazón queda sin pertenecer. También evidenció la relevancia de la
pertenencia para la salud mental: pertenecer a una familia, a un grupo de
amigos, a una confesión religiosa. Luego, el Obispo de Roma los incentivó a
preguntarse: “¿Cuáles son mis pertenencias reales?”.
Francisco dejó
claro que en esta época de los automatismos lo único que convoca seriamente son
los testimonios. “Esa pertenencia te lleva a la dignidad humana”, acotó, “y la
dignidad humana se recibe y se da con un testimonio humano, de pertenencia, de
participación”, añadió el Pontífice. En esta línea, Bergoglio precisó que el
testimonio nos salva de la vulnerabilidad y mencionó que hay muchos jóvenes
expuestos a ella por diferentes causas. Por tanto, les recomendó pensar sobre
sí mismos: “¿Qué tengo en mi vida que es más vulnerable?, ¿dónde soy más
débil?”, para que puedan vigilar, ayudarse y dejarse ayudar frente a la
vulnerabilidad.
La salud
mental y la discriminación
Francisco
consideró que la discriminación es uno de los factores que más afecta a la
salud mental. Enseguida, interpeló a sus interlocutores: “¿Yo me siento
discriminado? ¿Yo discrimino a los demás? ¿Con qué pautas discrimino?”, y los
exhortó a seguir adelante con el testimonio, con la sanidad que brinda la
capacidad de tener una propia identidad, y también pidiéndose ayuda y
ayudándose unos a otros. “Testimonio, salud mental y
pertenencia”, reiteró el Papa.
Volver a ver la grandeza de la mujer
El Pontífice
también se refirió a la discriminación de género y advirtió sobre su peligro:
manifestó que, en la concepción social moderna, las mujeres son “de segunda
categoría”, “los que valemos somos los hombres, pero nosotros vemos que hoy en
día en el mundo las mujeres son las mejores dirigentes, y aquí en el Vaticano
tenemos muchas mujeres dirigentes”, observó.
Francisco
pidió volver a ver la grandeza de la mujer, pues “es superior al hombre en
cuanto a capacidad, intuición (…)” y señaló que la capacidad de maternidad le
da una posición de acción mucho más efectiva que el hombre.
“La
discriminación de la mujer no va”, reivindicó Francisco, recordó a tantas
mujeres solas o abandonadas por el marido y dijo que "una de las cosas más
bellas de la creación es la intuición femenina”.
El Santo Padre
sugirió que el problema de la discriminación se resuelve con la “projimidad”,
un término que ya ha utilizado en otras ocasiones para designar la capacidad de
“hacerse prójimo”. “Somos todos prójimo”, continuó, y enriqueció su mensaje con
unas consideraciones sobre el amor, recordando que la capacidad de amar hace
crear. Al respecto, aconsejó a los chicos que no tengan miedo y que sepan
distinguir el verdadero amor del falso amor.
A colación de
las palabras de un estudiante sobre el género, que mencionó la elevada tasa de
VIH en Filipinas, el Papa solicitó luchar para asegurarnos de que la sanidad
esté preparada para tratar y ayudar a todas las personas, sin exclusión,
viéndolas como hermanos y hermanas.
“Para crecer bien tenés que estar en la lucha
cotidiana”
El Papa aludió
también a la necesidad de una educación armónica, en la que la mente, el
corazón y las manos estén coordinados y, como ha hecho en otras ocasiones
durante su Pontificado, comentó que en algunos lugares se ofrece una educación
“solamente cerebral, de conceptos”. “Eso no es educación, es instrucción
parcial”, sentenció. Sobre este punto, el Pontífice aseguró que, para crecer
bien, hay que estar en la lucha cotidiana, en el trabajo, en el cambio de ideas
de todos los días.
Explayándose
sobre el valor de la diversidad de religiones, un asunto esbozado por una participante
en la reunión, Francisco los estimuló a dialogar con los demás y aseveró que el
aislamiento daña el corazón. “Y en una persona que se aísla crecen toda clase
de vicios, toda clase de malas costumbres. Para no aislarse tenemos que tener
la formación en la fe: saber bien qué es nuestra fe, y eso nos lleva a ser
cristianos auténticos”, prosiguió. A continuación, alertó la tentación de un
cristianismo “al agua de rosas”, es decir, sin sustancia. “No, cristianismo
concreto”, instó, agregando: “Soledad y aislamiento no. Para dialogar hace
falta una identidad muy grande”.
Francisco
expresó su alegría por participar en el encuentro: “Me ayuda para comprender
cuál es la vida de los jóvenes (…) Ustedes tienen mucho que dar como cultura,
no se sientan inferiores”.
“La ideología es una enfermedad”
El peligro de
las ideologías fue otro de los conceptos formulados por el Papa en una de sus
contestaciones: “Vivimos en una cultura muy ideologizada, y esto es grave”,
opinó. Además, ponderó el drama que representa cualquier ideología y encomendó
a los jóvenes esforzarse en el diálogo con armonía con otras culturas. A su
vez, abogó por crear relaciones pacíficas, estables y constructivas.
Antes de las
conclusiones, el Santo Padre puntualizó que todavía vivimos en una cultura
machista, en la que la mujer es relegada a un segundo plano, y llamó a luchar
contra ella. “El machismo es una enfermedad grave de la sociedad”, zanjó.
También
reiteró su llamamiento a sembrar la paz, que “no es fácil, pero es lo mejor que
podemos hacer”, dilucidó.
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