Espiritualidad | Alcedo A. RamÃrez
Jesucristo y la Tormenta en el Mar de
Galilea
La escena que describe el tÃtulo de
esta publicación tiene que ver con el Evangelio de este Domingo XII del Tiempo Ordinario, vivido junto a los apóstoles, y
que fue inmortalizada en el arte mundial por un famoso cuadro del gran pintor Rembrandt, que data del Siglo XVII, que
ahora está en uno de los museos de la ciudad de Boston, Estados Unidos.
Pensamos que el motivo del pintor estuvo en la significación de este evento
para todas las épocas.
Después de una jornada intensa de
trabajo, Jesús invita a sus apóstoles y discÃpulos a ir al otro lado del Mar de
Galilea, para poder alejarse del gentÃo que siempre les seguÃa y descansar un
poco, ya que el trabajador merece su
salario y el descanso correspondiente. Todo parece indicar que el Cristo estaba cansado, ya que se durmió
en la barca que los transportaba, sin importar las condiciones del lago, que
con el tiempo sus aguas y se iban crispando y esto ocasionaba la preocupación
creciente de los compañeros de viaje de Jesucristo.
Pero, qué fue lo que ocurrió esa tarde,
de manera que mereciera ser incluido y tratado en uno de los Evangelios, ya que
en los mismos se presentan narraciones importantes que dan a conocer las actividades y enseñanzas fundamentales de
la vida de Jesús, pero que al mismo tiempo son un registro para la
posteridad. Pensamos que son varias las escenas de esta narrativa evangélica
que merecen ser resaltadas, analizadas y ponderadas, ya que representan
situaciones y realidades con vigencias y permanencia hasta nuestros dÃas, de
las cuales podemos aprender muchas lecciones
para la vida cristiana.
El primer punto a destacar es la invitación de Jesús a moverse a la otra
orilla. Cuando enfocamos esta decisión de Jesucristo nos percatamos que en
ella se encierra un llamado a todos sus seguidores para que busquemos momentos de descanso,
relajamiento y compartir comunitario, luego del trabajo apostólico y aunque
nos sintamos cansados y un poco presionados por la multitud y por las gentes. Estas
son oportunidades que se pueden aprovechar para
discutir las experiencias vividas.
El segundo punto a mencionar reside en la escena de la barca en el lago, rumbo
a su destino, con los apóstoles como compañeros de viaje, cada uno en sus
faenas de hombres conocedores de los asuntos marinos, pero que cada vez iban
sintiendo mayor miedo y temor por las condiciones del tiempo huracanado, las olas impetuosas que golpeaban la barca y la
llenaban de agua, y la presencia de Jesucristo dormido a popa, ajeno a los
avatares del mal clima que estaba azotando la embarcación, por lo que
decidieron despertarlo.
La escena
que sigue es de un dramatismo intenso, de parte de los apóstoles, pero de
una sangre frÃa espectacular de parte
del Cristo Redentor, ya que al llamado desesperado de auxilio y socorro de
sus discÃpulos, para que los libre del peligro del hundimiento de la barca y la
muerte segura, el Hijo de Dios responde con firmeza absoluta, mandando a callar
y hacer silencio al mar y al viento huracanado, para en seguida recriminar a sus amigos por la cobardÃa
exhibida y por su falta de fe, a pesar de estar Él presente.
Al reflexionar sobre las escenas y los
puntos recreados del Evangelio de Marcos
y la Tormenta en el Mar de Galilea, podemos concluir que la barca representa la Iglesia en su travesÃa
por el mar de la vida, en la tierra con todos los problemas, nosotros los fieles quienes, al igual que
los apóstoles, estamos asustados por todas estas situaciones problemáticas,
pero que jamás podemos olvidar la
promesa de Cristo, de que estará con nosotros todos los dÃas hasta el fin
del mundo.
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