Espiritualidad del Sagrado Corazón
¿Por qué el mes del Sagrado Corazón?
7 de junio Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús
Este
día celebramos la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús y queremos compartir con
nuestros lectores, nuestro Editorial del mes de junio para recordar que esta es
una celebración de fe, amor, compasión y perdón.
En
toda la Iglesia junio es el mes dedicado al Sagrado Corazón de Jesús. La
finalidad es que como católicos descubramos las riquezas nacidas del Corazón de
Dios en la persona de Jesús. Al evocar el dulce nombre de Jesús y su
amabilísimo Corazón, estamos tocando el centro o núcleo fundamental de nuestra
fe. Llegamos al lugar donde se une lo humano y lo Divino. Dios se hace humano
en la Persona de Jesús para que nos acerquemos a Él con confianza. Se trata del
convencimiento, por esta misma fe, de un Dios que nos ama por encima de todo, aún
seamos los más grandes pecadores. Pero ese
mismo Corazón que nos amó hasta el extremo, sufre por nuestras rebeldías.
El
año que viene se cumplirán 350 años del fin de las apariciones que hizo Jesús a
la religiosa Santa María Margarita de Alacoque, en Paray -le- Monial, Francia.
Allí le reveló a la Santa cómo Él quiere manifestar “su Corazón a los
hombres, con todos los tesoros de amor, de misericordia, de gracias, de
santificación y de salvación que contiene”. El 2025 ya fue declarado por el
Papa Francisco Año Jubilar para celebrar en grande estas promesas y
revelaciones de Jesús, el Corazón de Dios que tanto ha amado a los hombres.
Para profundizar en estas promesas hechas por Jesús a Santa María Margarita
basta con indagar un poco por la internet.
Históricamente,
desde los inicios de la Iglesia, e impresionados por el corazón traspasado del
cual “al instante donde salió sangre y agua” (Cfr. Jn 19, 34), los
Padres de la Iglesia, especialmente hasta el siglo IV, vieron en este símbolo
la representación del Bautismo y de la Eucaristía. Hasta el siglo XVII hubo
muchísimos intentos de que esta simbología, el corazón de Jesús traspasado en
la cruz, fuese objeto de veneración y culto. Entre sus promotores hay grande
santos: San Francisco de Asís, San Ambrosio, Santa Teresa… La mirada de fe
hecha a Jesús Crucificado da entender que lo sucedido en el Calvario, la
crueldad de los esbirros, la ingratitud y el pecado de los hombres son
respondidas por Dios con una nueva voluntad de amor y salvación expresadas en
el agua que purifica y la sangre que vivifica.
Después
de las revelaciones a Santa María Margarita la Iglesia acoge como válido que se
rinda culto y adoración pública al Sagrado Corazón de Jesús, ofreciendo al
mismo tiempo digna reparación, de manera especial en la Eucaristía, por los
pecados cometidos por los hombres. La comprensión de este acontecimiento de fe
ha permitido que se pase paulatinamente de una devoción al Sagrado Corazón de
Jesús a una Espiritualidad del Corazón. Ser devoto de algo o de alguien parece
ser siempre una opción personal. Una espiritualidad es un programa, es un
camino que nos conduce a una meta. Nuestra meta es ir al Corazón de Cristo para
que desde ahí se haga realidad aquella invitación de Jesús: “Vengan a mí
todos los que están cansados y agobiados, y yo les daré alivio. Tomen mi yugo
sobre ustedes y aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón y encontrarán
descanso…” (Cfr Mt 11,28 -30).
Millones
de cristianos esparcidos y organizados por todo el mundo viven y difunden esta
Espiritualidad del Corazón tratando de que su corazón sea semejante, no igual,
al de Jesús. Imaginemos por un momento todo lo bueno, lo noble, lo justo que
existe en nuestro mundo. ¿No será que ese ejército de hombres y mujeres, sin
distinguir condición, raza o nación, han sido contagiados de la gran
misericordia, el amor, la compasión y el perdón que brotan de ese adorable Corazón?
Vayamos al Corazón de Jesús, que es la perfección del amor para que nuestro
imperfecto corazón sane sus heridas, injusticias y pecados. El mundo será más
vivible.
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