Reportajes | Svitlana Dukhovich
Ucrania, un sacerdote:
Estamos cansados, la guerra pisotea nuestra dignidad
El padre Roman
Ostrovskyy, vicerrector del seminario greco-católico de Kyiv, expresa la
sensación de postración que sienten los ucranianos en el tercer año del
conflicto, y al mismo tiempo el deseo de seguir esperando: todo proyecto
sencillo se cuestiona porque no sabemos dónde caerá la próxima bomba. La fe nos
ayuda a seguir adelante en los peores dÃas
«Mientras una
persona vive siempre tiene esperanza, quiere ver que las cosas cambian a mejor
y creer que somos capaces de cambiar las cosas». En Radio Vaticano - Vatican
News, el padre Roman Ostrovskyy, vicerrector del seminario greco-católico de
Kyiv, comparte sus reflexiones sobre la Bula Spes non confundit con
la que el Papa Francisco proclamó el 9 de mayo el próximo Jubileo.
El padre Roman
es biblista, estudió teologÃa bÃblica en la Pontificia Universidad Gregoriana y
ahora la enseña en el seminario. «He leÃdo atentamente el texto de la bula
-dice- y he encontrado muchos temas bellos e interesantes. Por ejemplo, un pasaje
que me parece muy importante es aquel en el que el Santo Padre dice que la vida
cristiana es un camino y que la meta de este camino, y también del año jubilar,
es el encuentro con el Señor Jesús. Debo decir que los católicos y todos los
cristianos de Ucrania perciben esta presencia de Jesús que les protege. Sin
embargo, por otro lado, todos vemos crecer enormemente el desánimo. Estamos ya
en el tercer año de guerra y la gente sufre mucho: la gente está cansada, está
perdiendo la esperanza de que algo pueda cambiar a mejor aquÃ, de que nuestra
voz sea escuchada».
El joven
sacerdote cuenta que al principio de la guerra a gran escala habÃa mucho miedo,
no se entendÃa lo que estaba pasando. «Pero - subraya - habÃa esperanza, porque
Ucrania se defendÃa con fuerza, algo se movÃa. En cambio ahora, con la
continuación de la guerra y el sufrimiento y la incertidumbre que conlleva,
mucha gente está cayendo en la postración». «Aquà - observa el padre Roman -
nos resulta muy difÃcil pensar en lo que ocurrirá mañana. En Ucrania no es
realista hacer planes con más de una semana de antelación. Suenan las alarmas
antiaéreas, los adultos y los niños se esconden en los refugios... Todo el
mundo está a la espera de lo que va a pasar, de qué otro pedazo de tierra nos
van a quitar. Y lo peor es que nosotros mismos somos incapaces de oponernos. Y
lo peor es que a veces nos sentimos observados como una especie de juego de
ordenador, en el que es interesante ver lo que ocurre, pero en el que nadie
quiere participar plenamente y ayudar a las personas reales que necesitan ayuda
y, en lÃneas generales, simplemente detener al agresor».
Mentir por amor a un hijo
A la pregunta
de qué ayuda a la gente a sobrevivir y seguir aguantando en estas condiciones,
el padre Roman responde: «Todo el mundo intenta mantener lo básico de su vida.
Ciertamente, la fe ayuda mucho, la oración cura y también nos ayuda a seguir
adelante en los peores dÃas, a ver algo de luz y a confiar en que el Señor no
puede abandonarnos. Pero cuando conoces a personas y familias que te dicen:
"No le decimos a nuestro hijo que su padre murió en la guerra porque tiene
cuatro años y le escribe cartas", comprendes cómo una familia se ve
simplemente obligada a decir mentiras, a fingir con el único fin de preservar
la salud mental del niño. Y hay cientos, miles de familias asÃ. El mundo
deberÃa reaccionar más y hablar más, porque la agresión continúa».
Vivimos cerca de centros de acogida
El vicerrector
del seminario greco-católico lamenta que muchas de las iniciativas que podrÃan
organizarse durante el Año Santo no puedan realizarse en Ucrania. La
peregrinación, por ejemplo, una de las prácticas más populares entre los
cristianos del paÃs. «Cada vez que planeamos algo - explica - tenemos que tener
en cuenta que nos pueden caer bombas encima. Siempre es necesario tener algún
tipo de refugio cerca para poder escapar y esconderse. Asà que todas las
actividades normales se ven ahora cuestionadas».
El padre Roman
comparte otras reflexiones sobre los aspectos mencionados en la bula del Papa y
que son muy importantes, por ejemplo, la maternidad y la paternidad, que en
Ucrania están siendo sometidas a una dura prueba: «Tantas madres con sus hijos
han tenido que abandonar el paÃs, los padres se han quedado atrás, algunos
están luchando en el frente. Y ya tenemos, por desgracia, muchos ejemplos de
familias que se están rompiendo porque las esposas se quedan en el extranjero y
los hombres no pueden irse, y esto crea una enorme tensión, que afecta a
muchÃsimas familias».
Pesimismo del mañana
El Año Jubilar
es también un tiempo para ayudar a los más desfavorecidos a sentir la
misericordia de Dios. Por desgracia, la guerra que dura ya dos años y medio lo
impide: la pobreza crece, los hospitales son sistemáticamente alcanzados por
misiles rusos, el número de refugiados y emigrantes aumenta, y los ancianos se
quedan solos. «Con esta invasión, la dignidad misma del ser humano
es sencillamente pisoteada en lo más bajo. Cuando vemos caer bombas sobre un
hospital o una guarderÃa y luego no hay reacción -concluye Don Roman-, esto
realmente nos quita toda esperanza y nos hace mirar al mañana con gran
pesimismo».
Vaticannews.vanull
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