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¿Tus hijos no obedecen? Descubre cómo lograrlo
La obediencia
es a los hijos, como la autoridad es a los padres. Son dos elementos que se
fusionan y depende el uno del otro. En palabras más sencillas: sin la autoridad
de los padres no puede haber obediencia de los hijos. Por eso, si tus hijos no
obedecen sigue leyendo este artículo.
“La ausencia de autoridad de los padres, es decir, la
ausencia de normas, de límites, de acciones que deben ejecutar, desconcierta a
los hijos. Les hace sufrir porque desconocen el camino a seguir. Cuando el niño
sabe exactamente lo que se espera de él, conoce los límites y normas que debe
cumplir, cuando se le exige acompañado de cariño, el niño se siente seguro,
tiene referencias y nosotros por tanto estamos ejerciendo bien la autoridad”.
Explica María Bilbao en su artículo de Sontushijos.org.
Ejercer la autoridad asertiva es enseñar valores a
nuestros hijos, es ayudarles a madurar, es darles los cimientos para toda una
vida futura, es formarlos en base al respeto, el amor y cumplimiento de las
normas. Muy diferente al autoritarismo, el cual busca imponer sin importar el
beneficio de los demás, pues lo hace para demostrar su poder.
Cuando los padres se dejan manipular por sus hijos
Una de las consecuencias que acarrea la ausencia de
autoridad paterna, es la manipulación de los hijos. Lo cual es lógico, cuando
los padres no tienen una postura firme, sino que son como veleros que se van
para donde sople el viento, los hijos toman el mando de control y los padres
quedan relegados.
«Los hijos desde la cuna, inconscientemente, manipulan
a los padres. Saben que, si piden algo insistentemente, lo terminarán
consiguiendo. Pero ahí no hay abuso ni mala fe, hay solamente la necesidad de
cubrir una necesidad, que es la de la alimentación, la de la limpieza, la del
dormir y la de que le alivien algún dolor que le aqueje. Los padres entienden
perfectamente esta necesidad del hijo pequeño y con mucho gusto, se dejan
manipular.
Pero a medida que los hijos se van haciendo mayores y
llegan a la preadolescencia y a la adolescencia, empiezan las verdaderas
manipulaciones, que posteriormente se convierten en abusos y hasta en
agresiones, dependiendo de la calidad y cantidad, de los conceptos que les
hayan sido permitidos, consentidos y acostumbrado. Es la manipulación, en las
distintas fases de la vida de los hijos.» Señala el autor Francisco Gras en
micumbre.com
Así pues, vemos el papel protagónico que cumple la
autoridad en la educación de los hijos, la cual debe iniciarse en el mismo
momento en que el ser humano sale del vientre de la madre y culmina una vez los
hijos se han ido del hogar a conformar su propia historia familiar.
8 consejos para ejercer una autoridad asertiva
En la mayoría de los casos, cuando los hijos no
obedecen, se debe a una autoridad mal ejercida o simplemente ausencia de
autoridad. Las órdenes, normas y límites deben cumplir algunos requisitos
básicos:
1. Las normas deben ser claras, directas y puntuales
Hay que manejar un lenguaje apto para la edad de cada
hijo, de forma que ellos comprendan lo que deben hacer.
2. Da pocas normas al mismo tiempo
Para los más pequeños, es necesario impartir una o
máximo dos órdenes a la vez. Algunas veces las mamás parecen recitando un poema
de tantas exigencias que hacen en una sola frase. La capacidad de los niños aún
no permite digerir todas ellas juntas, por eso se debe enfocar las más
importantes.
3. Establece límites
Horarios de estudio, de descanso y de entretenimiento.
Por ejemplo: el tiempo para los videojuegos será de una hora después de hacer
los deberes. Terminado ese periodo de tiempo, el juego debe terminar. En el
caso de los adolescentes, los padres deben establecer una hora de llegada a
casa y exigir su cumplimiento.
4. Usa un tono de voz adecuado
No debe parecer rogando o pidiendo un favor, pero
tampoco gritos o exclamaciones violentas. La clave es un tono que denote
seguridad y firmeza por parte de los padres.
5. Establece contacto visual
Siempre que quieras establecer una comunicación
directa con tus hijos, míralos a los ojos fijamente y acomódate a su estatura.
De esta forma hay mayor incidencia y se establecen códigos directos que
permiten una mejor conexión.
6. Sé coherente
Entre lo que se dice y lo que se hace. Los hijos están
en permanente observación de sus padres y captan de inmediato cuando algo falla
en ellos.
7. Cumple lo que prometes
Siempre que digas que aplicarás una consecuencia,
debes cumplirla; por ejemplo, si a causa de un mal comportamiento le prohíbes a
tu hijo ver televisión, debes mantenerte en tu posición así él llore y patalee.
Si cometes el error de levantar el castigo, el hijo sabrá que con esa actitud
logrará desequilibrar al padre y quebrantar la promesa.
8. Evita los extremos
Ambos extremos, autoritarismo y permisividad, no son
para nada recomendables. En el primero, se presentarán fatales consecuencias
como anular la personalidad del hijo, se le dificultará tomar decisiones
propias, se volverá una persona sumisa, sin autodominio ni determinación y peor
todavía, sentirá temor de sus padres. Y la permisividad, no se queda atrás. Por
eso hay que buscar siempre un equilibrio, autoridad y cariño es una fórmula que
nunca falla.
¿Tus hijos no obedecen? Revisa tu autoridad
Como hemos mencionado, cuando los hijos no obedecen es
porque algo está fallando en la autoridad de los padres, veamos por qué:
– Las órdenes son confusas.
– El no cumplimiento de las normas del hogar no llevan
a ninguna consecuencia, entonces no tienen sentido su cumplimiento.
– Es fácil quebrantar la norma, pues los padres son
laxos y terminan cediendo.
– Los padres han perdido toda su autoridad frente a
los hijos, pues son estos últimos quienes disponen y deciden qué hacer.
– Se han presentado situaciones difíciles en la
familia (separación de los esposos, muerte cercana, enfermedades, etc.) que
hacen bajar la guardia a la autoridad.
Publicado
por LaFamilia.info
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