La Iglesia Hoy | VN
CELAM a la OEA: Creciente
realidad de pobreza y desigualdad en América Latina
En el contexto
de la reunión que el Consejo Permanente de la Organización de los Estados
Americanos (OEA), el CELAM presenta el “Manifiesto contra la Pobreza en las
Américas”, para avanzar en un proceso contundente y trascendente hacia la
justicia social en el continente.
El Consejo
Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM), presentó el “Manifiesto contra la
Pobreza en las Américas”, en la reunión que el Consejo Permanente de la
Organización de los Estados Americanos (OEA), sostuvo, ayer, 22 de agosto, en
el que sostienen que América Latina y el Caribe sufre la mayor concentración
del ingreso y los mayores niveles de desigualdad en el mundo, como lo confirman
los informes del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y de la
CEPAL de 2023.
En la reunión
la OEA, informa ADN Celam - convocada también para
reflexionar y conmemorar el Día contra la Trata de Personas; el Día
Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición; y el Día
Internacional de los afrodescendientes”, la institución católica latinoamericana,
al expresar su preocupación por la creciente realidad de pobreza y desigualdad
en la región, exhortó a tomar en cuenta el Manifiesto, como un instrumento que
impulse “un proceso contundente que actúe con la urgencia y valentía necesarias
para lograr un paso trascendente hacia la justicia social en nuestro
continente”.
La desigualdad no es solo económica
Al mostrar la
disponibilidad de la Iglesia para seguir trabajando en favor de la población
más vulnerable, el documento subraya el llamado que en los diferentes
escenarios la Iglesia ha hecho desde el magisterio, para que los actores que
tienen responsabilidades frente a flagelo de la desigualdad trabajen en
beneficio de los pueblos.
En este
sentido, subrayan que la desigualdad no es solo económica, de ingresos y de
distribución de recursos; esta -aseguran- “afecta también las dimensiones
sociales y políticas, perpetuando la injusticia, debilitando la democracia,
atacando la dignidad intrínseca de la persona, y socavando el bien común”.
La desigualdad, una forma de violencia
Asimismo,
afirman que la desigualdad y la falta de oportunidades en el ser humano es una
forma de violencia, ya que limita el despliegue de potencialidades de cada
persona. Aseguran, que esto además de quebrantar la democracia, va en
detrimento de los derechos humanos, generando desconfianza entre los ciudadanos
y las mismas instituciones del Estado.
“Como
consecuencia, el tejido social y comunitario se debilita, incrementando aún más
la vulnerabilidad de poblaciones enteras, muchas veces lamentablemente
criminalizadas, cuando en verdad son víctimas”, se lee en el manifiesto.
La desigualdad y la Casa Común
A
continuación, el documento del CELAM – plantea que, a la problemática de la
pobreza y la desigualdad, se le suma la explotación y el acceso a la
naturaleza, recordando el llamado que el Papa Francisco hace al respecto sobre
el cuidado de la Casa Común y la familia, para que se le otorgue a las
presentes y futuras generaciones una vida digna.
La desigualdad y la estabilidad política
El Manifiesto
del CELAM presentado a la OEA se refiere también a la “enfermedad social” que
ha ido permeando a gran parte de las naciones, es decir, la polarización
política, que ha generado que la misma sociedad se culpe de ello, pero sin
tomar las medidas para contrarrestarla, creando con ello condiciones para que
proliferen intereses criminales.
“Esto
simplemente perpetúa el ciclo de pobreza e inequidad, agregando desesperanza y
eliminando la posibilidad de que emerjan discusiones constructivas y soluciones
efectivas”, afirma el documento.
En este
sentido, señalan que la esperanza para encontrar un camino hacia la paz es el
diálogo, la generación de puentes y el trabajo hacia una cultura del encuentro,
teniendo como eje central a las comunidades.
La desigualdad y la pobreza alimentan migraciones
Apuntan que el
fenómeno migratorio que está en el contexto actual de los países
latinoamericanos y caribeños y que crece de manera desmedida, es fruto de la
falta de unas políticas claras y de los acuerdos regionales que los Estados
proponen que no han sido claros y estos terminan siendo un fracaso en términos
sociales y económicos.
A este
respecto, exhortan para que las naciones se abanderen y trabajen en la
construcción de políticas claras y construyan condiciones de existencia dignas
en cada nación, “para que la migración sea una opción libre, y no un recurso
inviable ante la desesperación y la exclusión”.
El Manifiesto un aporte
El CELAM hace
un llamado urgente a la OEA para que el Manifiesto contra la Pobreza y la
Desigualdad en las Américas sea adoptado, pues consideran que es un desafío que
requiere de nuevos enfoques, entre ellos, el revindicar la dignidad de aquellas
comunidades más empobrecidas, siendo tenidas en cuenta como sujetos y no solo
como beneficiarios pasivos.
“Este
Manifiesto y su consecuente implementación – refiere el texto -podrán ser el
hito histórico que lleve a la OEA a redefinir su misión para enfrentar
conjuntamente los desafíos estructurales de nuestro hemisferio, con respuestas
concretas que cambien esta realidad en el menor tiempo posible (…) Por ello,
este Manifiesto es una oportunidad crucial para que la OEA fortalezca su
trabajo por la justicia social en el hemisferio”.
Escuchar las voces de justicia
Finalmente,
los pastore de la Iglesia latinoamericana animan a la OEA para que el trabajo
que están por definir y las acciones a seguir estén inspiradas y encaminadas en
el clamor de los pueblos, que han sido excluidos de la sociedad.
“Es el momento
de ejercer el liderazgo moral y político, de escuchar las voces de justicia que
se están levantando en todo nuestro Continente. Esto, además, será el gran
aporte de las Américas ante la crisis global”, concluye.
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