Fe y Vida | Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
5 de septiembre: Teresa de Calcuta, la
pequeña monja que ganó el premio Nobel
Dentro de las Hermanas de Loreto recibió su «llamada
dentro de la llamada» y la inició con cinco rupias y un sari. A su muerte, las
Misioneras de la Caridad estaban en 123 países
Nunca una persona tan pequeña ha dejado una huella tan
grande en la historia. Los 1,52 metros de santa Teresa de Calcuta marcaron no
solo a la Iglesia de su tiempo, sino también al mundo que la conoció. «Por
sangre y origen soy toda albanesa. Mi ciudadanía es india. Soy una monja
católica. En cuanto a mi vocación, pertenezco al mundo entero», decía de sí
misma Agnes Gonxha Bojaxhiu. Nacida en Skopie, la capital de Macedonia del
Norte, el 26 de agosto de 1910 en una familia de origen albanés, a los 12 años
sintió la llamada a consagrarse a Dios, pero no fue hasta los 18 cuando decidió
ingresar en la Congregación de Jesús, las llamadas Hermanas de Loreto, con la
intención de servir en la India en el futuro.
En diciembre de 1928 partió hacia ese país, llegando a
Calcuta el 6 de enero de 1929. Después de dos años de noviciado en Darjeeling,
se dedicó a dar clase a las niñas de un colegio de su congregación. En 1944 se
convirtió en la directora de la escuela, pero ya por entonces sentía una
inquietud interior que la empujaba a ir más allá en su vocación.
En septiembre de 1946, mientras se dirigía en tren a
Darjeeling para su retiro anual, recibió lo que denominó «mi llamada dentro de
la llamada». Una locución interior la invitó a dedicarse a los más pobres entre
los pobres, un cambio de rumbo vital para el que se sometió a las indicaciones
de su director espiritual y de su obispo. Tras unos meses de discernimiento
obtuvo el permiso para iniciar su aventura y en agosto de 1948 salió de su
convento con apenas cinco rupias en el bolsillo y vestida con un sencillo sari
blanco, la prenda habitual de las mujeres indias. De repente se vio en la calle
sola, sin un lugar donde dormir, sin dinero y sin una idea concreta de cómo
realizar su labor. Años después contó que ese día caminó sin parar, hasta que
se encontró desfallecida, rezando así: «Dios mío, solo te tengo a Ti. Confío en
Ti, no me abandones…».
Algunas alumnas de su antiguo colegio empezaron a
unirse a ella en los arrabales de Calcuta y juntas cuidaban a los enfermos y
moribundos, enseñaban a leer a los niños de la calle y procuraban a sus
familias medicinas y alimentos. El 7 de octubre de 1950 nació la nueva
congregación de las Misioneras de la Caridad, que no tardó en recibir numerosas
vocaciones y en extenderse por los cinco continentes. En el momento de la
muerte de la madre Teresa, en 1997, había casi 4.000 hermanas en 594 misiones
de 123 países.
Bio
- 1910: Nace en
Skopie, Macedonia del Norte
- 1928: Ingresa
en la congregación de las Hermanas de Loreto
- 1946: Recibe
lo que describió como «mi llamada dentro de la llamada»
- 1950: Funda la
congregación de las Misioneras de la Caridad
- 1979: Recibe
el Premio Nobel de la Paz
- 1997: Muere en Calcuta
- 2016: Es
canonizada por el Papa Francisco
A pesar del éxito espectacular
de sus inicios, ella tuvo siempre claro que la clave de su obra no era otra que
la oración, pues las Misioneras de la Caridad «no surgieron de ninguna
planificación o proyecto alguno», reconocía. De hecho, en una ocasión se le
propuso reducir el tiempo de oración para aprovecharlo en la atención a los
pobres, pero ella respondió aumentando la cantidad de tiempo que las hermanas
debían dedicar a la intimidad con el Señor.
En esta línea, consideraba esencial la rama
contemplativa de las Misioneras de la Caridad que nació en junio de 1976 en
Nueva York. «Desde los slums de
Calcuta hasta el Bronx lo que hizo fue simplemente cuidar a los más pobres
entre los pobres, siempre desde una profunda vida espiritual y unión con
Jesucristo», afirma Ignacio Amorós, autor de El misterio de la sed de Jesús,
sobre la santa.
Buena parte del mundo miraba con admiración el enorme
calado de su pequeña figura y en 1979 le fue concedido el Premio Nobel de la
Paz, galardón que recibió con un discurso en el que condenaba sin ambages el
aborto. El 5 de septiembre de 1997, a los 87 años y después de muchos años de
padecimientos físicos, murió en una de las casas de las hermanas en Calcuta. A
su funeral asistieron miles de leprosos y personas sin hogar de todo el país.
«Con su vida ella nos pide a todos convertirnos en
portadores del amor de Dios en el mundo», explica Ignacio Amorós, invitándonos
«a amar a los demás con motivos sobrenaturales, empezando por los que tenemos
en casa». «De alguna manera —concluye— nos pide saciar la sed de Dios a través
del amor en acción».
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...