Reportajes | José Calderero de Aldecoa
Habla el cura que encontró el cáliz
intacto en Paiporta: «Estaba como yo lo había dejado»
Salva Romero celebró la Eucaristía en mitad de la DANA
y fue testigo del inexplicable suceso. «El agua subió hasta los dos metros,
pero el cáliz y el corporal estaban sin una mota de barro», asegura a Alfa y Omega
En los últimos días ha circulado en redes sociales un
vídeo en el que se aprecian un cáliz y un corporal intactos en la parroquia de
San Ramón Nonato, de Paiporta, que fue gravemente afectada por las inundaciones
provocadas por la DANA. Los objetos litúrgicos aparecían impolutos, sin una
mota de barro, a pesar de que la altura del agua en la sacristía en la que se
encontraban llegó hasta los dos metros de altura.
Alfa y Omega ha podido hablar con el
párroco del templo, Salvador Romero, que fue el que dejó el cáliz y el corporal
en la mesa de la sacristía y quien se los encontró al día siguiente tal y como
los había depositado el día anterior. Todo comenzó con la alerta roja lanzada
por las autoridades. En ese momento, en vez de buscar refugio, «decidí celebrar
Misa», asegura el sacerdote en conversación con este periódico. Estuvieron
presentes solo cinco personas: el celebrante, la sacristana, la madre del
sacerdote y dos feligreses.
«A mitad de Eucaristía empezó a entrar agua dentro de
la parroquia y en el momento de comulgar ya nos llegaba por debajo de la
rodilla», rememora Romero. Al concluir, el sacerdote dejó «el cáliz y el
corporal en la mesa de la sacristía», asegura, «y empecé a colocar en alto
cosas como las casullas y otras por el estilo». La tarea, sin embargo, se vio
abruptamente detenida al subir el nivel del agua hasta la cintura. «Entonces,
tuve que poner a mi madre a salvo en las plantas superiores», donde está situada
la vivienda parroquial de San Ramón Nonato.
Cuando abandonaron la sacristía, el agua comenzó a
subir «muy, muy, muy rápido», asegura el presbítero. Tanto que alcanzó, al
menos, los dos metros de altura. «Cuando empezó a remitir el agua y pude
acceder al templo, al día siguiente», Romero se encontró una imagen de gran
destrucción. «Estaba todo absolutamente embarrado. Sin embargo, el cáliz se
encontraba en el mismo sitio donde lo había dejado y el corporal, también,
totalmente blanco sin ningún tipo de mancha», confirma el sacerdote.
—¿En qué pensó cuando vio la escena?
—Pues que aquello tenía sentido al haber decidido celebrar la Misa, y también pensé que Jesús Eucaristía está siempre a nuestro lado.
Salvo el cáliz y el corporal, «por aquí lo hemos
perdido todo», asegura. «Ahora estamos limpiando lo más rápidamente posible
para poder habilitar un lugar donde poder almacenar el material con el que
paliar las necesidades más urgentes de los vecinos». Lo que tampoco han perdido
ha sido la Misa y la comunión diaria. «Desde el día de la DANA estoy celebrando la Misa
todos los días a las 18:00 horas en el mismo sitio —la segunda planta— a donde
subimos para refugiarnos de la riada», concluye Romero. «Las intenciones son
obvias: por todas las personas difuntas, sus familiares y todos los afectados. Esto ha sido lo más duro de todo. Horrible».
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...