Cuaresma | Alcedo A. Ramírez
Vivamos
el Espíritu de la Cuaresma
Esta Cuaresma 2025,
del Año Jubilar y de Gracia, es muy especial y significativa, ya que solo
dentro de otros 25 años tendremos la oportunidad de celebrar un momento
similar. De aquí la importancia de que asumamos
nuestro itinerario cuaresmal con un especial Espíritu de dedicación y
detalles, con relación a las actividades piadosas propias de la temporada, así
como atendiendo las recomendaciones del
Papa Francisco, de caminar juntos, llamados a la conversión, como
peregrinos de gran esperanza y en efectiva actitud sinodal.
Debemos hacer un esfuerzo especial para Caminar Juntos, en la Esperanza que tenemos en Cristo Jesús, hacia
el destino final que es la manifestación Pascual. En todo el trayecto de la
Cuaresma, tampoco debemos olvidar el cumplimiento
de las responsabilidades cristianas del Ayuno, la Limosna a los Necesitados
y la Oración Penitencial Permanente. El ayuno que quiere Dios, la limosna
basada en la justicia y la oración de perdón y conciliación con el prójimo. La conversión a Cristo Jesús y al Reino de
Dios será el resultado especial de este viaje y vivencia de la actual
cuaresma.
Por ser Peregrinos en
la vida, tenemos que caminar juntos y avanzar hacia la Meta del Cristiano, que debemos lograr en este tiempo, y de
manera constante y permanente a lo largo de nuestras vidas, que es la Vida Eterna, a través de la Resurrección
de Nuestro Señor Jesucristo, cuando nos convirtamos a Él de corazón y
reconozcamos que Dios los resucitó de entre los muertos, para ser el primero de
todos y a quien todos seguiremos en el futuro.
Sin embargo, este
Avance y este Caminar no debe ser un viaje solitario, sino más bien una Jornada Comunitaria, con rasgos
característicos sinodales, para fortalecer
la Unidad del Pueblo de Dios, en la misma dirección acordada por Todos,
hacia la misma Meta y Objetivos Terrenales y Trascendentales, sin dejar atrás ni excluir a nadie,
ningún hermano. Asimismo, en todo el trayecto, resulta oportuno y apropiado practicar de manera activa las
misericordias de Dios, corporales y espirituales, junto con los ayunos, las
limosnas y las oraciones que permiten una experiencia cuaresmal completa y
profunda.
Tenemos que Caminar Juntos, en la Esperanza de Una Promesa que No Defrauda, hasta llegar después
de la Cuaresma al Triunfo Pascual, la conmemoración de la Resurrección de Cristo Jesús, su instauración y reconocimiento
como Cristo Rey, Señor del Universo.
Aquí está y reside la grandeza del misterio cristiano y la trascendencia de
nuestra creencia, esencia de la Fe
Cristiana.
Pero no podemos olvidar, ni un momento, que Jesús ha resucitado y está vivo, aquí
entre nosotros, lo que constituye la demostración, prueba palpable y garantía
de la realidad y veracidad de la Promesa
de Dios para Todos Nosotros, la Vida Eterna. Éste es el verdadero reto y
conversión que debe experimentar el
cristiano en este momento y época de su vida terrenal.
Pidamos a
Nuestra Madre, la Virgen María,
Nuestra Señora de la Altagracia y Del Sagrado Corazón de Jesús, que ruegue por todos nosotros, ahora y
siempre, en este caminar hacia la morada eterna que nos tiene reservada su Hijo
Jesucristo, mientras nos acompaña en el
resto de esta Cuaresma. Que así sea, en el Nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...