Paz | Antonella Palermo
El Papa: Demasiada violencia
en el mundo, el «nosotros» sea a nivel institucional
León XIV se
reunió en el Vaticano con los movimientos y asociaciones que dieron origen a la
«Arena de la Paz». Entre ellos se encuentran el israelí Inon y el palestino
Sarah, que hace un año protagonizaron en Verona, en presencia de Francisco, un
valiente y significativo abrazo ante 12.000 personas. «La no violencia como
método y como estilo —anima el Pontífice— debe caracterizar nuestras
decisiones, nuestras relaciones, nuestras acciones».
Querer la paz implica crear
instituciones de paz. Este es el mensaje central del discurso pronunciado por
León XIV en la audiencia de esta mañana a los movimientos y asociaciones que
han dado vida a la «Arena de la paz», una realidad dinámica en la que convergen
grupos plurales, pacifistas y populares, fruto de la colaboración entre la
diócesis de Verona, la Fundación Nigrizia, los padres combonianos, Avvenire y
la revista Aggiornamenti sociali.
Entre las aproximadamente 250
personas reunidas hoy en la Sala Clementina del Palacio Apostólico se
encuentran también el israelí Maoz Inon, cuyos padres fueron asesinados por
Hamás, y el palestino Aziz Sarah, cuyo hermano fue asesinado por el ejército israelí,
y que ahora son amigos y colaboradores. Fueron los protagonistas de aquel
histórico y valiente abrazo hace un año en Verona, en presencia del papa
Francisco, que sigue siendo, como admite Prevost, «testimonio y signo de
esperanza».
El camino hacia la paz es comunitario
Leone XIV parte precisamente de
compartir la perspectiva alentada por Bergoglio en el encuentro del 18 de mayo
de 2024 en la arena de la ciudad veneciana, es decir, la de las víctimas.
Ponerse en su lugar, dice el Pontífice también hoy, «es esencial para desarmar
los corazones, las miradas, las mentes y denunciar las injusticias de un
sistema que mata y se basa en la cultura del descarte». La paz y el bien común
están interconectados, subraya el Papa citando a San Juan Pablo II cuando
hablaba de la paz como un bien indivisible. En el discurso de hoy del Sucesor
de Pedro se reitera, en definitiva, que la paz no es algo inerte, sino un
activador de las conciencias.
El camino
hacia la paz requiere corazones y mentes entrenados y formados para prestar
atención al otro y capaces de reconocer el bien común en el contexto actual. El
camino que conduce a la paz es comunitario, pasa por el cuidado de las
relaciones de justicia entre todos los seres vivos.
Las diferencias deben reconocerse, asumirse, atravesarse
Construir la paz puede significar
largos procesos de formación para la paz, tiempos que deben buscarse en una
época en la que, por el contrario, se prefiere la rapidez y la
inmediatez.
La paz
auténtica es la que toma forma a partir de la realidad (territorios,
comunidades, instituciones locales, etc.) y escuchándola. Precisamente por eso
nos damos cuenta de que esta paz es posible cuando las diferencias y los
conflictos que conllevan no se eliminan, sino que se reconocen, se asumen y se
superan.
Hay demasiada violencia en el mundo
El Papa elogia el compromiso de los
movimientos por la paz calificándolos de «preciosos». Son realidades «desde
abajo», dialogantes, que ponen en juego «creatividad y genialidad». Así,
precisa el Papa, se genera esperanza. «Los jóvenes y los niños necesitan
experiencias que eduquen en la cultura de la vida, del diálogo, del respeto
mutuo», sostiene el Papa, que constata con amargura: «Hay demasiada violencia
en el mundo».
Desde el nivel
local y cotidiano hasta el orden mundial, cuando quienes han sufrido
injusticias y las víctimas de la violencia saben resistir la tentación de la
venganza, se convierten en los protagonistas más creíbles de los procesos no
violentos de construcción de la paz. La no violencia como método y como estilo
debe caracterizar nuestras decisiones, nuestras relaciones, nuestras acciones.
El «nosotros» debe traducirse a nivel institucional
A nivel nacional e internacional,
es necesario que las instituciones políticas, económicas, educativas y sociales
se sientan interpeladas para cooperar en la cultura de la paz. El papa León XIV
recuerda la encíclica Fratelli
tutti y ese «nosotros» que,
subraya, debe traducirse también a nivel institucional. De ahí el estímulo
final al compromiso y a la presencia, acompañado de la oración para que el
trabajo por la paz esté siempre animado por la paciencia y la tenacidad:
[...]
Presentes en la masa de la historia como levadura de unidad, de comunión, de
fraternidad. La fraternidad necesita ser descubierta, amada, experimentada,
anunciada y testimoniada, con la esperanza confiada de que es posible gracias
al amor de Dios.
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