Vida Humana | LFI
¿Qué es el
‘síndrome de Simón’?
En los últimos años, se ha registrado un notable
aumento en el número de personas que optan por la soltería en diversas partes
del mundo. Factores económicos, sociales y culturales, junto con cambios en los
valores personales —como la prioridad del autoconocimiento, la libertad de
elección y el desarrollo creativo— han llevado a muchas personas a preferir una
vida sin pareja estable.
Sin embargo, expertos como el psiquiatra Enrique
Rojas advierten que, más allá de estas razones
externas, existe también una causa psicológica profunda que podría explicar
parte de este fenómeno: el miedo al compromiso. Rojas ha
identificado un patrón de comportamiento que denomina «síndrome de
Simón», especialmente observable en hombres adultos a partir de
los 30 años, caracterizado por la evitación de vínculos emocionales
profundos.
¿En qué
consiste el síndrome de Simón?
El término «Simón» no es casual: es un acrónimo
que resume las principales características del síndrome, según explica Rojas:
·
Soltero
·
Inmaduro afectivamente
·
Materialista
·
Obsesionado con el trabajo
·
Narcisista
Estas cinco dimensiones no solo describen
actitudes visibles, sino que reflejan una problemática emocional más compleja
vinculada al temor de establecer compromisos duraderos.
El primer rasgo, Soltero, no se
refiere simplemente al estado civil, sino a una elección, muchas veces
inconsciente, de evitar relaciones profundas. Aunque quienes lo padecen pueden
tener relaciones, tienden a sabotearlas o distanciarse cuando se vislumbra un
mayor compromiso. Este patrón responde, en palabras de Rojas, a un miedo
disfrazado de deseo de independencia o búsqueda interminable de la «persona
perfecta».
La Inmadurez afectiva es otro
pilar del síndrome: una incapacidad para gestionar las emociones propias y
ajenas con madurez, empatía y profundidad. Esta inmadurez suele ser resultado
de una educación sentimental deficiente y una vida interior poco desarrollada,
impidiendo el establecimiento de vínculos sanos y duraderos.
El Materialismo, en tercer lugar, no
se limita al interés por lo material, sino que implica una visión del mundo
centrada en lo superficial y cuantificable. Para estos hombres, el éxito y las
posesiones sustituyen necesidades emocionales profundas, lo que, según Rojas,
conduce a una insatisfacción crónica.
La Obsesión por el trabajo también
es una constante. El trabajo se convierte en un refugio seguro, un espacio
donde se puede ejercer control y recibir reconocimiento, alejándose así de la
vulnerabilidad que exige el amor y la vida en pareja. «No tengo tiempo» o
«primero debo consolidar mi carrera» son frases típicas que reflejan esta
dinámica de evitación.
Finalmente, el Narcisismo se
manifiesta como una dependencia excesiva de la imagen que se proyecta hacia el
exterior. Aunque este narcisismo puede ser sutil, encubierto bajo la
autoexigencia o el perfeccionismo, dificulta la entrega genuina al otro,
indispensable para construir una relación sólida. Como señala Enrique Rojas,
amar implica salir de uno mismo, renunciar a ciertas comodidades personales,
algo que el narcisista teme profundamente.
¿Cómo tratar
el síndrome de Simón?
El tratamiento más eficaz para superar el
síndrome de Simón consiste en fomentar el desarrollo de la inteligencia
emocional y trabajar en habilidades personales que ayuden a construir una
personalidad más madura y equilibrada.
Si bien un diagnóstico profesional es ideal,
quienes identifican en sí mismos las características descritas pueden
beneficiarse enormemente acudiendo a terapia psicológica. El acompañamiento
profesional ayuda a superar la inseguridad emocional, la dependencia afectiva y
el miedo al compromiso, así como a gestionar sentimientos de ansiedad o
depresión.
Aunque tradicionalmente el síndrome de Simón se
ha asociado a hombres, algunos especialistas consideran que también puede
manifestarse en mujeres, aunque de manera diferente y menos frecuente.
En palabras de Enrique Rojas, las personas que
sufren el síndrome de Simón «no están preparadas para el amor» y padecen un
intenso «pánico al compromiso», lo que no solo les impide vivir relaciones
plenas, sino que también afecta profundamente a quienes buscan establecer
vínculos reales con ellos.
Redacción LaFamilia.info con información de elespanol.com
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