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El Papa a los seminaristas:
Sean servidores de una Iglesia abierta y misionera
León XIV se
reunió hoy en la basÃlica vaticana con los futuros sacerdotes llegados a Roma
para su Jubileo. El PontÃfice los invitó a la oración y al discernimiento para
ser «testigos de esperanza» y evangelizadores «mansos y fuertes» en un mundo
marcado por el conflicto, el narcisismo y la sed de poder. También los exhortó
a escuchar el grito de los últimos, haciendo de la propia vida «un don de
amor».
“Gracias por
haber aceptado con valentÃa la invitación del Señor a seguir, a ser discÃpulo,
a entrar en el seminario. Hay que ser valientes y ¡no tengan miedo!”
Con estas
palabras, pronunciadas en español, el Papa León XIV alentó a los cerca de
cuatro mil seminaristas con los que se reunió en la basÃlica vaticana a última
hora de la mañana de hoy, martes 24 de junio. Los futuros sacerdotes llegaron a
Roma desde distintas partes del mundo con ocasión del Jubileo a ellos dedicado.
Muchos llevaban a hombros la bandera de su paÃs de origen y todos acogieron la
entrada del Papa con estruendosos aplausos y con voces alegres coreaban
"¡Papa León! ¡Papa León!". El Obispo de Roma -que pronunció su
discurso alternando el italiano y el español- los definió «peregrinos» y
«testigos de esperanza», llamados a convertirse en «puentes y no obstáculos
para el encuentro con Cristo», «heraldos mansos y fuertes de la Palabra que
salva, servidores de una Iglesia misionera abierta y en salida».
Permanezcan cerca de quienes sufren
Especialmente
en una sociedad y una cultura marcadas por el conflicto y el narcisismo, dijo
el PontÃfice, los seminaristas deben amar «con el corazón de Cristo»,
diciéndole sà «con humildad y valentÃa» y trabajando sobre su propia
interioridad:
Bajar a lo
profundo del corazón a veces puede darnos miedo, porque en él también hay
heridas. No tengan miedo de cuidarlo, déjense ayudar, porque precisamente de
esas heridas surgirá la capacidad de estar cerca de los que sufren. Sin la vida
interior, no es posible tampoco la vida espiritual, porque Dios nos habla
precisamente ahÃ. Dios nos habla en el corazón, tenemos que saber escucharlo.
Escuchen el grito de los pobres y de los jóvenes que
buscan el sentido de la vida
«Camino
privilegiado» que conduce a la interioridad, continuó León XIV, es ante todo la
oración, que, en una época de hiperconexión, permite captar la presencia de
Dios y conocerse verdaderamente a sà mismo, también en relación con el mundo
circunstante:
En el
compromiso riguroso del estudio teológico, sepan también escuchar con mente y
corazón abiertos
las voces de la cultura, como los recientes desafÃos de la inteligencia
artificial y aquellos de las redes sociales. Sobre todo, como hacÃa Jesús,
sepan escuchar el grito, a menudo silencioso, de los pequeños, los pobres y los
oprimidos, y de tantos, especialmente los jóvenes, que buscan un sentido para
sus vidas.
Cuidado con superficialidad y la hipocresÃa, las
crisis son oportunidades de gracia
Igualmente,
importante es el discernimiento, aquel que -siguiendo el modelo de MarÃa- hace
capaces de «custodiar y meditar», de «recomponer los fragmentos», los sueños,
los deseos y las ambiciones que se agolpan en el corazón, a veces de manera
confusa. «Cuidado con la superficialidad» fue, por tanto, la admonición del
Papa a los seminaristas, rechazando «todo enmascaramiento e hipocresÃa»:
Manteniendo la
mirada en Jesús, hay que aprender a dar nombre y voz también a la tristeza, al
miedo, a la angustia, a la indignación, llevando todo a la relación con Dios.
Las crisis, los lÃmites, las fragilidades no deben esconderse, son más bien
ocasiones de gracia y de experiencia pascual.
Testimoniar la misericordia de Dios en medio de la sed
de poder del mundo
«Hagan de su
vida un don de amor», reiteró el PontÃfice, recordando que el corazón de Cristo
está animado por una «inmensa compasión»:
En un mundo
donde a menudo hay ingratitud y sed de poder, donde a veces parece prevalecer
la lógica del descarte, ustedes están llamados a testimoniar la gratitud y la
gratuidad de Cristo, la exultación y la alegrÃa, la ternura y la misericordia
de su Corazón. A practicar el estilo de la acogida y cercanÃa, del servicio
generoso y desinteresado, dejando que el EspÃritu Santo «unja» su humanidad ya
antes de la ordenación.
No minimizarse sino apasionarse por la vida sacerdotal
He aquÃ, pues,
la tarea que el Obispo de Roma confÃa a los futuros sacerdotes, a lo largo de
un «necesario camino de discernimiento y formación»:
¿Cuál es
vuestra tarea? No minimizarse nunca, no contentarse, no ser meros receptores
pasivos, sino apasionarse por la vida sacerdotal, viviendo el presente y
mirando al futuro con corazón profético.
Al final de la
meditación, León XIV saludó a los obispos que acompañan a los seminaristas y
luego recorrió el pasillo de la BasÃlica, flanqueado por los presentes:
sonriente, estrechó manos, bendijo rosarios y agradeció afectuosamente los
numerosos regalos que recibió. El entusiasmo de los jóvenes fue desbordante,
muchos de ellos tomaron apuntes durante el discurso del PontÃfice, marcando los
conceptos más significativos en libretas blancas. Y luego demostraron toda su
alegrÃa contagiosa.
La peregrinación a la Puerta Santa
La meditación
de hoy del Papa fue el momento culminante del Jubileo de los seminaristas, que
comenzó ayer por la tarde, 23 de junio, con un momento de oración en la
basÃlica de San Pablo Extramuros, seguido de un concierto del coro de la
diócesis de Roma con la orquesta «Fideles et amati», dirigida por monseñor
Marco Frisina. La peregrinación continuó esta madrugada con el paso por la
Puerta Santa de San Pedro, mientras que a partir de las 18.00 horas, en diez
iglesias del centro de Roma, tendrán lugar las celebraciones eucarÃsticas
conclusivas, presididas por los prelados que participarán mañana, 25 de junio,
en el Jubileo de los Obispos.
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