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    viernes, 13 de junio de 2025

    Peter To Rot: Un santo, fruto de la misión compartida


    MSC | VN

     


    Peter To Rot: Un santo, fruto de la misión compartida

     

    El Papa León XIV acaba de anunciar para el día 19 de octubre de 2025 la canonización del Beato Mártir MSC Peter To Rot. Su caso es especial por varios motivos: será el primer santo nativo papú, ferviente defensor del matrimonio y la familia, catequista comprometido con la misión de los Misioneros del Sagrado Corazón y, por consiguiente, su santidad fruto de la colaboración estrecha de sacerdotes y laicos en la evangelización.

     

    “Estoy en prisión por aquellos que rompen sus votos matrimoniales y por aquellos que no quieren ver avanzar la obra de Dios. Eso es todo. Debo morir. Ya me han condenado a muerte”. Estas palabras del Beato Mártir MSC Peter To Rot – quien será canonizado el próximo 19 de octubre – dichas horas antes de su muerte, describen las causas de su martirio, pero sólo cobran sentido conociendo y comprendiendo muchos otros acontecimientos anteriores, sin los cuáles no se puede entender su profunda vida de fe y su santidad.

     

    Los padres de Peter To Rot fueron de los primeros nativos bautizados en Rakanui, su ciudad natal, situada en la isla de Nueva Bretaña de Papúa Nueva Guinea. Este hecho, ocurrido apenas 14 años antes de su nacimiento, da una idea de la importancia de la evangelización que los misioneros iniciaron allí a finales del siglo XIX, puesto que el padre de Peter To Rot era nada menos que el líder de su pueblo, lo que hacía que su bautismo, a una máxima autoridad, supusiera todo un gesto de aceptación del mensaje de Cristo por parte de los pobladores de aquellas tierras y, quizás lo más importante, la renuncia a todas las prácticas de brujería y canibalismo, profundamente arraigadas en su cultura. Tan intensa fue esta conversión al cristianismo, que el mismo Angelo To Puia, así se llamaba, donó los terrenos para la construcción de la iglesia, la escuela y la casa de los Misioneros del Sagrado Corazón en Rakanui, quienes habían llegado a la isla en 1882, enviados por el Papa León XIII, una petición expresa del Santo Padre a su fundador, el P. Julio Chevalier.

     

    Por su condición de líder, el resto de la población le tenía mucho respeto, pero más aún, por su bondad y dedicación personal a quienes más lo necesitaban. Junto con su mujer, María Ia Tumul, entablaron una estrecha relación con los misioneros. De esta manera, es como su fe fue entendida, por otros miembros de la comunidad, como algo bueno.

     

    En este ambiente familiar de fe y caridad, nació Peter To Rot. Desde bien pequeño se ofrecía para colaborar como servidor en la Misa, no sólo en la dominical, también en la diaria. Gracias a esta disposición por ayudar, se creó una amistad sincera con el P. Carl Laufer, msc, párroco en aquella misión desde la adolescencia de To Rot, quien le aconsejó que ingresara en la escuela de catequistas, al cumplir los 18 años.

     

    El concepto de catequista, así como sus funciones, en una misión lleva consigo un compromiso fuerte con la comunidad. Son verdaderos líderes religiosos y espirituales encargados de mantener viva la llama de la fe, desarrollando todas las actividades propias del misionero en su ausencia, a excepción de la consagración. Realizan bautizos, celebran matrimonios, llevan la palabra… En ocasiones, su compromiso es tan grande que llegan a dar la vida por ello. Así sucedió en la década de los 80 en Guatemala, en la región de El Quiché, donde decenas de catequistas fueron asesinados a manos del ejército por ayudar en la labor de los Misioneros del Sagrado Corazón, o continuar con ella cuando éstos fueron expulsados del país.

     

    Las circunstancias que propiciaron el martirio de Peter To Rot fueron muy similares. Durante la II Guerra Mundial, en 1942, el ejército japonés invadió Papúa Nueva Guinea. Una de las primeras medidas que adoptaron fue la de encarcelar a todos los misioneros, aunque siguieron permitiendo la práctica religiosa por parte de la población. Aquí los catequistas en general y Peter To Rot en particular, jugaron un papel muy importante en el sostenimiento de la fe, las celebraciones y la dispensación de sacramentos. Un año más tarde, comenzaron a prohibir determinadas actividades hasta que, finalmente, prohibieron toda práctica. Pero Peter To Rot ya había adquirido un compromiso muy fuerte con el anuncio de la palabra de Dios y por la puesta en práctica de las enseñanzas de Jesús, conforme al Evangelio.

     

    El ejército japonés comenzó a llamar a todos los catequistas para que acudieran a comisaría, interrogándoles sobre sus actividades y advirtiéndoles de que la prohibición de cualquier práctica religiosa era total. Peter To Rot quiso explicarles que lo que hacían no tenía nada que ver con la guerra, fue reprendido por ello y, ciertamente contrariado, volvió a casa con el convencimiento de que tenía que seguir su trabajo pastoral a pesar de haberse quedado prácticamente solo.

     

    Salía por las noches, en secreto, para rezar con algunos grupos. Daba una pequeña catequesis y, si era necesario, bautizaba u oficiaba bodas. Era muy consciente de que, en ausencia de los misioneros, él tenía que ejercer sus funciones de catequista, para no dejar solas a las comunidades cristianas.

     

    Acercándose el final de la guerra y la más que probable derrota del ejército japonés, las autoridades del país nipón quisieron ganarse el favor de los papúes y recuperaron costumbres del pasado. Una de ellas fue la poligamia. Esto hizo que Peter To Rot confirmase totalmente su compromiso con el sacramento del matrimonio. A la necesidad de mantener viva la llama de la fe, ahora se sumaba la obligación de velar para que estas prácticas contrarias a las enseñanzas de Jesús, ya casi desterradas de la cultura de su pueblo, no volviesen.

     

    Inició así una cruzada abierta contra la poligamia, lo que le llevó a enfrentarse con algunas personas de poder, policías, jueces… que querían tener como esposas a mujeres ya casadas. To Rot se enfrentó directamente a las autoridades que se convirtieron en sus enemigos, entre ellos, uno con suficiente poder como para ordenar su arresto, el policía To Metapa. Pronto fue llamado a declarar en comisaría sobre sus actividades religiosas. Peter To Rot confirmó que seguía haciendo lo que le correspondía como catequista y, al reafirmarse sobre su postura frente a la práctica de la poligamia, tuvieron la excusa perfecta para retenerlo.

     

    Durante el tiempo de internamiento, mostró una actitud serena y una clara convicción de que había hecho bien en denunciar la práctica de la poligamia y defender el matrimonio cristiano, además de seguir con el servicio a las comunidades. Nunca mostro arrepentimiento y se mantuvo firme en su fe y sus obligaciones como catequista.

     

    Finalmente, en los primeros días de julio de 1945, Peter To Rot se encontraba resfriado. No hizo falta una sentencia firme, ni un método de muerte oficial. Aprovechando su refriado, el médico le administró una inyección y le hizo tomar un supuesto medicamento. Al poco, con ganas de vomitar, el médico le tapó la boca y murió.

     

    Al lugar acudió el policía To Metapa, el causante de su detención y dijo: “Él, el ‘chico de la misión’, estaba muy enfermo y ha muerto”.

     

    * Agradecemos la colaboración de la Oficina de Comunicación de los Misioneros del Sagrado Corazón y al padre Tomás Ravaioli, IVE

     

    Vaticannews.va






      

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