Reflexión | P. Ciprián Hilario, msc
Escuchar y
vivir la Palabra de Dios
HomilÃa martes
23 septiembre 2025
Queridos
hermanos y hermanas:
Las lecturas
de hoy Esdras 6,7-8.12.14-20, Salmo 121,1-2.3-4.4-5 y Lucas 8,19-21, nos
invitan a reflexionar sobre la importancia de escuchar la Palabra de Dios y,
más aún, de hacerla vida en nuestras acciones diarias. En el Evangelio, Jesús
redefine lo que significa ser su familia, diciendo: "Mi madre y mis
hermanos son estos: los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen".
Esta declaración nos desafÃa a vivir en obediencia y fidelidad a Dios, como un
pueblo unido en su amor y propósito.
Contexto de
las lecturas
En la primera
lectura, tomada de Esdras, vemos cómo el pueblo de Israel, con el apoyo de los
reyes paganos DarÃo y Artajerjes, reconstruye el Templo de Jerusalén. Este
esfuerzo colectivo refleja la obediencia a la voluntad de Dios y la importancia
de trabajar juntos para su gloria. El Salmo 121 nos recuerda que nuestra
ayuda viene del Señor, quien nunca duerme y siempre nos sostiene. Finalmente,
en el Evangelio de Lucas, Jesús nos enseña que la verdadera familia de Dios no
se basa en lazos de sangre, sino en la escucha y la práctica de su Palabra.
Cinco puntos
de reflexión:
1. Escuchar la
Palabra de Dios con el corazón abierto
En el
Evangelio, Jesús enfatiza que sus verdaderos familiares son aquellos que
"escuchan la Palabra de Dios". Escuchar no es solo un acto fÃsico,
sino una disposición interior para recibir el mensaje de Dios con humildad y
atención. ¿Cómo estamos escuchando la Palabra? ¿Le damos espacio en nuestra
vida diaria a través de la oración, la lectura de la Escritura o la reflexión?
Hoy, Dios nos invita a abrir nuestros corazones para que su Palabra transforme
nuestra manera de pensar y actuar.
2. Cumplir la
Palabra con acciones concretas
Jesús no solo
dice "los que escuchan", sino también "los que la cumplen".
En Esdras, vemos cómo el pueblo no solo recibe el mandato de reconstruir el
Templo, sino que actúa con diligencia para cumplirlo. Escuchar sin actuar es
insuficiente. La Palabra de Dios nos llama a vivir con coherencia: a amar al
prójimo, perdonar, ser justos y compasivos. Reflexionemos: ¿Cómo estamos
poniendo en práctica la Palabra en nuestra vida cotidiana? ¿Qué acciones
concretas reflejan nuestra fe?
3. Confiar en
la providencia de Dios
El Salmo
121 nos asegura que "el auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo
y la tierra". En la lectura de Esdras, el pueblo confÃa en que Dios guÃa
su trabajo, incluso a través de reyes extranjeros. Esta confianza en la
providencia divina nos anima a no desanimarnos ante las dificultades. Cuando
enfrentamos retos en nuestra vida, ¿confiamos en que Dios nos sostiene?
Recordemos que Él nunca nos abandona y siempre nos acompaña en el camino.
4. Construir
comunidad en torno a la voluntad de Dios
La
reconstrucción del Templo en Esdras no fue obra de una sola persona, sino de
una comunidad unida en un propósito común. De manera similar, Jesús nos llama a
formar parte de su familia espiritual, una comunidad que escucha y vive su
Palabra. Ser parte de esta familia implica colaborar con nuestros hermanos en
la fe, apoyarnos mutuamente y trabajar juntos por el Reino de Dios. ¿Cómo
contribuimos a fortalecer nuestra comunidad cristiana? ¿Somos instrumentos de
unidad y amor?
5. Pertenecer
a la familia de Jesús
La declaración
de Jesús en el Evangelio es una invitación universal: todos podemos ser parte
de su familia si escuchamos y cumplimos la Palabra de Dios. No se trata de
privilegios exclusivos, sino de una llamada abierta a vivir en comunión con Él.
Esta pertenencia nos da una identidad nueva y una misión: ser testigos de su
amor en el mundo. Preguntémonos: ¿Qué significa para mà ser parte de la familia
de Jesús? ¿Cómo puedo vivir más plenamente como su discÃpulo?
Aplicación
práctica
Hermanos y
hermanas, la Palabra de Dios hoy nos desafÃa a ser más que oyentes pasivos. Nos
invita a escuchar con atención, actuar con valentÃa, confiar en la providencia,
construir comunidad y abrazar nuestra identidad como familia de Jesús. Que el
ejemplo del pueblo de Israel, que reconstruyó el Templo con fe, y la enseñanza
de Jesús nos inspiren a vivir la Palabra con compromiso y amor.
Oración final
Señor, tú que
nos llamas a ser tu familia, danos un corazón abierto para escuchar tu Palabra
y la valentÃa para ponerla en práctica. Ayúdanos a confiar en tu providencia, a
construir comunidades de fe y a vivir como verdaderos discÃpulos tuyos. Que,
con la fuerza de tu EspÃritu, seamos luz y esperanza en el mundo. Amén.
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