Cultura de Paz | Marina Tomarro y Francesco De Remigis
Comunicación al servicio de
la paz para superar los conflictos
“La
comunicación no violenta” fue el tema del encuentro promovido por D.VA, la
asociación Mujeres en el Vaticano, que tuvo lugar en la sede de Radio Vaticano
– Vatican News. La formadora Line Sandrini explicó de qué modo las palabras
pueden convertirse en instrumento de paz, encarnando el Evangelio en la manera
de comunicar
“Como mujeres
y como creyentes, sentimos la necesidad de transformar y superar los conflictos
para generar algo nuevo y positivo”
Con esta
reflexión comenzó el evento sobre la Comunicación no violenta organizado por la
Asociación Mujeres en el Vaticano, que quiso promover el compromiso con la
formación en la escucha, la amabilidad y las relaciones auténticas.
En el centro
del encuentro estuvo el concepto de Comunicación No Violenta,
ideado por el psicólogo Marshall Rosenberg en la década de 1960. El método se
basa en cuatro pilares: observar sin juzgar, identificar y expresar los
sentimientos, reconocer las propias necesidades y formular peticiones claras.
Las mujeres que ayudan a construir la paz
El encuentro
fue inaugurado con el saludo del vicedirector de los medios vaticanos,
Alessandro Gisotti, quien subrayó:
“Creo que es
necesario tener conciencia del contexto en el que vivimos y en el que debemos
llevar una Comunicación No Violenta, tal como la imaginó Rosenberg.
Para él, la comunicación no era sólo un conjunto de técnicas, sino un estilo de
vida que nos pide reconocer la humanidad común, su belleza y su unicidad en
cada persona. Rosenberg murió hace diez años, y no pudo ver plenamente la
explosión de la revolución digital, pero hoy seguramente nos invitaría, ante lo
que sucede en el ámbito digital, a preguntarnos cuáles son las necesidades que
nos impulsan a hablar de esa manera y cómo podemos escucharnos de verdad,
también en las redes sociales”.
En su
intervención, Gisotti evocó el ejemplo de tres figuras femeninas valientes:
Rigoberta Menchú, activista guatemalteca que ha dedicado su vida a la defensa
de los derechos de los pueblos indígenas frente a la opresión; Makaziwe
Mandela, hija de Nelson Mandela; y Malala Yousafzai, símbolo mundial de coraje,
resiliencia y determinación.
“Estas tres
mujeres – concluyó el vicedirector de los medios vaticanos – no eran ni son
utópicas: cada una de ellas ha logrado resultados concretos y extraordinarios,
y continúan en su incansable lucha por hacer que la humanidad sea más humana.
Las mujeres tienen en esto un papel fundamental: históricamente las guerras las
comienzan los hombres, pero muchas veces son las mujeres quienes ayudan a
alcanzar la paz y a construirla sobre cimientos sólidos. La paz comienza con
una palabra de bien, de acogida y de cercanía. Y eso – añadió – ninguna
inteligencia artificial podrá arrebatárnoslo”.
Un método ideado por el psicólogo Marshall Rosenberg
Entre los
ponentes también estuvo Line Sandrini, formadora profesional en Comunicación
No Violenta, quien abordó el tema: “¿Cómo podemos crear un clima de paz a
nuestro alrededor? Un primer enfoque interactivo de la comunicación no
violenta”. Al ser entrevistada en el programa Radio Vaticana con voi,
Sandrini explicó:
“Es un método
sencillo, pero que requiere una práctica diaria. Si consideramos que hoy el
mundo está en guerra, con diversas zonas en crisis, y que a menudo nos sentimos
impotentes ante todo esto, resulta difícil preguntarnos qué podemos hacer
nosotros, en nuestra pequeña realidad. Sin embargo, sí podemos actuar sobre
nuestra actitud, sobre nuestra manera de comunicarnos”
"Existe
esta poderosa herramienta, la comunicación no violenta, ideada por
Marshall Rosenberg, psicólogo clínico en los años sesenta. Se basa en un
proceso aparentemente muy simple, pero que consiste en un cambio interior”.
Salir de los juicios y de la violencia verbal
Sandrini
subrayó que el primer paso consiste en analizar las propias emociones y
sentimientos, aprendiendo a gestionarlos:
“La primera
parte es un trabajo de introspección, entender qué ocurre dentro de mí. Supone
un proceso de autoconocimiento, de identificar las propias emociones,
sentimientos y necesidades, que son la fuente de la comunicación no violenta.
Una vez que identifico lo que pasa en mí, puedo verbalizarlo al otro. Claro que
requiere más tiempo, pero es una forma de salir del juicio y de la violencia
verbal”
De este modo,
es posible manejar las reacciones de disgusto o enfado aprendiendo a filtrarlas
a través de un camino de autoconciencia:
“Es un trabajo
profundo sobre nosotros mismos, para aprender a dar un paso atrás, respirar y
no entrar de inmediato en conflicto, como solemos hacer. Se trata de salir del
esquema de quién tiene razón y quién se equivoca: ese es el propósito de la
comunicación no violenta”
El tema de las necesidades no satisfechas
En un mundo
donde las crisis tienden a polarizar la comunicación, Sandrini plantea cómo
podemos cultivar un clima de paz incluso cuando alguien eleva la voz o usa
palabras que podría haber evitado. Son situaciones cotidianas que pueden
afrontarse justamente mediante la comunicación no violenta:
“La idea es no
tomarse las cosas como algo personal, y ver que la persona que grita, juzga o
se enfada, en realidad está expresando necesidades no satisfechas – de manera
torpe y difícil de entender – pero habla de sus necesidades. Cuando alguien
dice, por ejemplo, ‘usted es incompetente’, en realidad está hablando de su
necesidad de ayuda, de apoyo, de cooperación”.
“Lo que
aprendemos con la comunicación no violenta es a reconocer esos estados
vinculados a necesidades no satisfechas y a no entrar en el debate ni replicar,
porque la violencia se alimenta de la respuesta del otro. Si no entro en lo que
la persona dice, eso me permite desactivar la violencia verbal”
Al encuentro
asistió también Marie Dennis, directora del Catholic Institute for
Nonviolence, quien expuso una ponencia titulada: “Una mirada a las
enseñanzas de la Iglesia sobre la paz”.
Diez años de D.VA
La Asociación
“Mujeres en el Vaticano” se prepara para celebrar el próximo año su décimo
aniversario de actividad, como recordó Romilda Ferrauto, vicepresidenta de
D.VA. Fundada por diversas mujeres procedentes de distintos Dicasterios, fue
oficialmente constituida el 1 de septiembre del 2016 con el objetivo de crear
una red de comprensión, amistad y solidaridad entre las mujeres trabajadoras y
jubiladas del Estado de la Ciudad del Vaticano, de la Santa Sede y de las
instituciones vinculadas a ella.
La Asociación
D.VA también busca aumentar la visibilidad de las mujeres en el Vaticano, en la
Iglesia y en la sociedad, colaborando con otras organizaciones en la promoción
de las mujeres, especialmente de aquellas más vulnerables y necesitadas.


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