Reflexión | P. Ciprián Hilario, msc
Memoria de San Carlos Borromeo
(4
noviembre 2025, basada en las lecturas: Romanos 12,5-16; Salmo 130,1-2.3; Lucas
14,15-24)
Queridos
hermanos y hermanas:
Hoy
celebramos la memoria de San Carlos Borromeo, obispo reformador del siglo XVI,
que vivió con intensidad la comunión eclesial, la humildad del corazón y la
urgencia de la invitación al banquete del Reino. Las lecturas de este dÃa
iluminan su vida y nos invitan a imitarlo. Partamos de ellas para descubrir siete
puntos clave que nos guÃen en nuestra fe.
1.
Somos un solo cuerpo en Cristo (Rm 12,5).
San
Pablo nos recuerda que, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo. San Carlos
Borromeo lo encarnó al unir a clérigos y laicos en la reforma post-Concilio de
Trento, visitando parroquias a pie incluso en epidemias. Hoy, evitemos
divisiones: cada uno es miembro indispensable.
2.
Usar los dones con humildad y generosidad (Rm 12,6-8).
Cada
uno recibe carismas para el bien común: profecÃa, servicio, enseñanza,
exhortación, limosna, gobierno, misericordia. Borromeo usó su autoridad
episcopal no para dominar, sino para servir, fundando seminarios y ayudando a
los pobres. Preguntémonos: ¿Compartimos nuestros talentos sin buscar aplausos?
3.
Amar sin fingimiento y aferrarnos al bien (Rm 12,9-10).
El
amor debe ser sincero, aborreciendo el mal y honrándonos mutuamente. San
Carlos combatió la corrupción eclesiástica con caridad fraterna, cuidando
enfermos durante la peste de Milán. En un mundo de hipocresÃa, vivamos un
amor auténtico, como él.
4.
Perseverar en la oración con esperanza (Rm 12,12; Sal 130).
"Gozosos
en la esperanza, pacientes en la tribulación, constantes en la oración".
El Salmo clama: "Desde lo hondo a ti grito, Señor; escúchame".
Borromeo oraba intensamente en ayunos y vigilias, confiando en la misericordia
divina. En nuestras pruebas, elevemos el corazón como él, esperando en Dios.
5.
Practicar la hospitalidad y bendecir a los perseguidores (Rm 12,13-14).
San
Pablo exhorta a compartir con los necesitados y bendecir, no maldecir. Borromeo
abrió su palacio a huérfanos y peregrinos, perdonando a quienes lo calumniaban.
Sigámoslo: la caridad transforma enemigos en hermanos.
6.
La parábola del gran banquete: excusas que alejan del Reino (Lc 14,15-20).
Un
hombre prepara un banquete, pero los invitados excusan con campos, bueyes y
esposa. Es la imagen de quienes priorizan lo mundano sobre Dios. San Carlos
dejó riquezas familiares para responder al llamado, reformando la Iglesia en
crisis. ¿Qué excusas nos impiden el banquete eucarÃstico?
7.
Invitar a los marginados: la misericordia universal (Lc 14,21-24).
El
señor envÃa a siervos a caminos y cercados para llenar la casa con pobres,
lisiados, ciegos y cojos. Borromeo salió a las calles de Milán atendiendo
plagados y abandonados, encarnando la misericordia. La Iglesia es para todos;
salgamos a invitar, como él, para que nadie quede fuera del Reino.
Hermanos,
San Carlos Borromeo nos muestra que la santidad nace de la comunión, la
humildad y la urgencia misionera. Que su intercesión nos impulse a vivir
estas lecturas. Amén.


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