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“Tu cerebro
no necesita más productividad, sino aprender a descansar”, aconseja
neurocientífica
La neurocientífica Rachel Barr cuestiona
muchos de los mensajes populares sobre crecimiento personal y bienestar
mental, asegurando que gran parte de ellos no se ajustan a la
evidencia científica.
Autora del libro Cómo hacer de tu
cerebro tu mejor amigo, Barr combina su labor como investigadora con la
divulgación en plataformas como TikTok e Instagram,
donde explica de forma accesible cómo cuidar la salud cerebral a partir de la
neurociencia.
“Mucho de lo que se nos dice sobre el crecimiento
personal, bienestar y salud mental está en desacuerdo con lo que sé sobre el
cerebro”, afirma la experta, que centra su investigación en el aprendizaje, la
memoria y los efectos del estrés y los medios de comunicación sobre el sistema
nervioso. Su objetivo es desmontar ideas erróneas sobre la productividad, la
autoexigencia y la falsa creencia de que la felicidad depende únicamente
del esfuerzo individual.
La trampa de
la productividad ilimitada
Según Barr, una de las ideas más perjudiciales es
la de pensar que el esfuerzo y la productividad pueden ser infinitos. “El
esfuerzo cognitivo es finito, como la atención”, explica. Para la científica,
la sociedad moderna exige al cerebro procesar una cantidad de información sin
precedentes, lo que genera agotamiento y sobrecarga mental. “Estamos
pidiendo a nuestros cerebros que procesen más información que en cualquier otro
momento de la historia humana”, advierte, señalando que este exceso puede
manifestarse en síntomas como fatiga crónica, ansiedad o agotamiento
emocional.
La neurocientífica considera que muchos consejos
de bienestar actuales se centran en la eficiencia y la productividad, en lugar
de atender la raíz del problema. “El consejo que hemos dado a menudo es
esforzarse más, cómo puedo ser más eficiente o más productivo frente a estos
desafíos o dar soluciones que tratan el síntoma, no la causa principal”,
afirma. En su opinión, la clave está en descansar más, reducir la
exigencia y recuperar el contacto humano.
Rachel Barr defiende una visión del autocuidado
más realista y compasiva. “Estaríamos mucho mejor si tratáramos la causa raíz,
que a menudo consiste en descansar más, ser menos productivos y pasar
más tiempo con nuestros seres queridos”, explica. A su juicio, la comodidad
moderna ha generado aislamiento y pérdida de conexión emocional, factores que
afectan directamente al equilibrio del cerebro.
También recomienda pequeñas acciones para fortalecer la empatía y
reducir el estrés. “Encontrar formas de conectar con otras personas de forma
más habitual, no solo con nuestros seres queridos, sino también con
desconocidos, mejora nuestros sentimientos de empatía”, sostiene. Para Barr,
este tipo de vínculos ayudan al cerebro a regular mejor las emociones y a
proteger la salud mental a largo plazo.
Contra los
falsos atajos del bienestar
La neurocientífica critica los mensajes
simplistas que circulan en redes sociales prometiendo soluciones rápidas o
milagrosas para los problemas mentales. “Recibo más ‘me gusta’ y atraigo más si
prometo un suplemento con radioisótopos no revelados que reconfigura el cerebro
y resuelve todos tus problemas”, ironiza. Barr recuerda que la realidad, aunque
menos atractiva, es más eficaz: cuidar el cuerpo, dormir bien y disfrutar de
los pequeños placeres cotidianos.
En su obra, subraya la importancia de
la neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro para cambiar y
adaptarse. Este potencial, dice, demuestra que nunca es tarde para crear nuevos
hábitos y formas de pensar. “La verdad suele sonar como una tontería sin
sentido, pero dedicar un poco de tiempo cada día a disfrutar puede tener más
impacto en tu bienestar que cualquier fórmula mágica”, concluye Rachel Barr.
Fuente: El Confidencial


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