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    jueves, 18 de diciembre de 2025

    El Rey justo y la obediencia de José


    Reflexiones | P. Ciprián Hilario, msc

     


    El Rey justo y la obediencia de José

    (Jueves 18 diciembre 2025 / Lecturas: Jeremías 23,5-8. Salmo 71,1-2.12-13.18-19 y Mateo 1,18-24)

     

    Queridos hermanos y hermanas:

    En este tiempo de Adviento, cuando la Navidad ya asoma en el horizonte, la liturgia nos invita a prepararnos con esperanza para la venida del Señor. Hoy, las lecturas nos hablan del cumplimiento de las promesas antiguas: Dios no abandona a su pueblo, sino que envía al Salvador esperado.

     

    La primera lectura, tomada del profeta Jeremías (23,5-8), nos presenta una promesa llena de luz en medio de la oscuridad del exilio y la infidelidad. Dios anuncia: «Yo haré brotar para David un germen justo, un rey que reinará sabiamente y practicará el derecho y la justicia en la tierra». Este «germen justo» es el Mesías, descendiente de David, que no solo gobernará con sabiduría, sino que traerá salvación verdadera. Ya no se recordará tanto el éxodo de Egipto, sino el gran regreso del pueblo disperso, reunido por el Señor. Es una promesa de restauración: Dios recoge a su pueblo, lo hace vivir en seguridad y le da un pastor fiel.

     

    El Salmo 71 (o 72) nos hace rezar por este rey ideal: «En sus días florecerá la justicia y la paz abundante». Pedimos que defienda al pobre, al afligido, y que su reino sea de equidad y misericordia. Este salmo, aplicado al Mesías, nos recuerda que el reino de Dios no es de poder humano, sino de justicia divina, que libera y da vida.

     

    Y el Evangelio de san Mateo (1,18-24) nos lleva al corazón del misterio: el nacimiento de Jesús. Mateo nos cuenta la historia desde la perspectiva de José, el hombre justo. José, descendiente de David, se encuentra ante un dilema doloroso: María, su esposa prometida, está encinta. Como hombre recto, no quiere exponerla al escarnio público, pero tampoco entiende lo que sucede. Decide repudiarla en secreto. Pero Dios interviene en un sueño: el ángel le dice: «José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».

     

    Aquí se cumple lo anunciado por Jeremías: Jesús es ese «germen justo» de David, el rey sabio y justo. Y se cumple también la profecía de Isaías: «La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel», que significa «Dios con nosotros».

     

    Hermanos, José es un modelo para nosotros en este Adviento. Es un hombre de fe profunda: justo ante la Ley, pero abierto al plan de Dios que supera toda comprensión humana. No entiende todo, pero obedece inmediatamente. Al despertar, hace lo que el ángel le manda: acoge a María y nombra al niño Jesús. Su obediencia silenciosa permite que Dios entre en la historia.

     

    En estos días previos a la Navidad, preguntémonos: ¿Somos como José? ¿Estamos dispuestos a acoger el plan de Dios, aunque nos descoloque, aunque exija cambiar nuestros proyectos? ¿Confiamos en que Dios cumple sus promesas, incluso cuando todo parece confuso?

     

    El Señor viene como Rey justo, como Salvador que nos libera del pecado, como Emmanuel, Dios con nosotros. No tengamos miedo de abrirle la puerta del corazón. Como José, digamos sí a su voluntad, y preparemos el pesebre de nuestra vida para recibirlo.

     

    Que María y san José nos ayuden a vivir esta espera con fe y obediencia. Amén.






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