Léase atentamente este bello texto de Hechos 6,8-15 y 7,55-60. Se apunta quienes son los personajes que rodean a Esteban y las palabras claves de cada cual.
1º Interpretación del texto: Esteban evangeliza, al modo de Jesús, lleno de gracia y poder haciendo grandes signos y prodigios en medio del pueblo. Entre la multitud se encuentran unos judÃos de la sinagoga llamada “de los libertos” venidos del exterior, AlejandrÃa, Cirene, Cilicia y la provincia de Asia. Son judÃos que no aceptan ningún cambio a su modo de vida religiosa y Esteban predica que Jesús de Nazaret es mayor que Moisés, que ha resucitado de entre los muertos y que forma un nuevo templo con todos los que creen en él. Al no poder contradecirlo, lo acusan de blasfemia. En la ley mosaica se condena la blasfemia con la muerte; asà se pueden deshacer de este molestoso. Es interesante ver que lo acusan de hablar contra la ley de Moisés y contra el templo igual a la acusación contra Jesús.
Estaban es traÃdo delante del Consejo de los ancianos, los maestros de la ley y los fariseos en un proceso similar al de Jesús. Se nota en el texto que, durante el proceso, su rostro era como el de un ángel. Pues ángel lo era en su función de evangelizador. Lo que exaspera al Consejo de los ancianos es la declaración final de Esteban: “Veo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios.” Mientras lo lapidan dándole muerte, Esteban repite dos palabras que Jesús habÃa pronunciado atado a la cruz: “Señor, recibe mi espÃritu.” Y gritando con voz fuerte: “Señor, no le tengas en cuenta este pecado.”
2º Meditación: Esteban, uno de los Siete, es la primera vÃctima de la persecución contra los discÃpulos de Jesús. Él me invita, con su ardor, a evangelizar yo también con gracia y poder. Tal vez, mi gracia y poder no resulten con tantos prodigios, pero con mi ánimo, en dar a conocer a Jesús vivo entre los que creen el él, suscitará nuevos creyentes. Me incita Esteban a transformarme en ángel de la evangelización, sin miedo ni temor, como Jesús delante del Consejo de los ancianos y maestros de la ley.
3º Oración: Me consumo anhelando los atrios del Señor, todo mi ser se estremece de alegrÃa ansiando al Dios vivo… Dichosos los que viven en tu casa y te alaban siempre; dichoso el que encuentra en ti su fuerza y peregrina hacia ti con sinceridad de corazón. Sal 84,3.5-6. Señor, a semejanza de Esteban, enséñame a ser un evangelizador eficaz para dar a conocer tu reino.
4º Contemplación: Toda esta escena se me grava por ser muy tÃpica de esas condenas de los fundamentalistas de fe errada. Estoy entre la multitud y veo el rostro de Esteban resplandeciente de la gracia de Dios como el rostro de Moisés después de su encuentro con Dios. Como Jesús, él enfrenta con valentÃa su proceso delante del Consejo de los ancianos, de los maestros de la ley y de los fariseos. Veo como muere con valentÃa repitiendo las mismas palabras de Jesús clavado en la cruz. ADH 818
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