Actualidad | Marcos
Villamán
“Sacar de Abajo”
Sacar de
abajo” es una expresión usada por los dominicanos y dominicanas para referirse
a una situación problemática y carente de recursos cuya solución exige
esfuerzos importantes por parte de los implicados para poder arribar a
soluciones adecuadas o convenientes. En general, buscado o no, la vida misma se
encarga de colocarnos en situaciones de este tipo. Sea cual fuere el espacio en
el que cada quien se ubica y desarrolla sus actividades, le llegará el o los
momentos difíciles, complicados, en los que se pondrá en juego si en verdad ha
aprendido a enfrentar la vida, dicho en criollo, a echar el pleito. Es decir,
si sabe crecerse ante la adversidad, sacar de abajo para echar la pelea y
lograr ser exitoso, o por lo menos no sucumbir sin más, y desarrollar así la
capacidad de enfrentar las dificultades.
Como es
esperable, no todo esfuerzo realizado culmina con el éxito. Pero, lo que sí es
posible es que lo que hacemos, exitoso o no, nos permita aprendizajes útiles
para una vida valiosa. De eso se trata en parte cuando nos referimos a eso que
llamamos “experiencias”. Buenas o malas nos enseñan. Sobre todo si hemos sido
capaces de “echar el pleito” con inteligencia y dignidad. Evidentemente, todos
y todas estamos interesados en ser ganadores pero no por ello debemos obviar el
hecho de que perder o ganar son siempre sólo una posibilidad. Nadie tiene
asegurado el triunfo, la derrota está siempre al acecho.
El éxito
y el fracaso son pues dos posibilidades que están siempre presentes en todo lo
que intentamos desarrollar en la vida. Una condición fundamental del logro del
éxito es la disposición permanente a “echar el pleito” hasta que sea prudente.
Esta actitud exigida en innumerables oportunidades demanda un esfuerzo más allá
de lo acostumbrado, un plus, dar el extra dicen los deportistas. Esta metáfora
intenta indicar la necesidad inevitable de “sacar fuerzas de donde
aparentemente ya no existen” para culminar exitosamente una tarea asumida o
encomendada y evitar abandonarla. Algunos hablan de sacar fuerzas de donde ya
no quedan. Dicho menos dramáticamente, se trata de estar dispuesto a entregar
el esfuerzo mayor para hacer las cosas bien. Hacerlo “como debe ser”, dicen
algunos.
Cultivar
esta capacidad implica siempre el esfuerzo. Se supone que la tarea educativa
tiene como uno de sus objetivos despertar en los jóvenes esa sana disposición,
en el entendido de que en la vida real tendrán que utilizarla para ser
exitosos, para poder “salir a camino”. Pero, en esas condiciones de cansancio
extremo, cuando las fuerzas parecen ya no dar para más, cuando se nos agotan
los lugares normales desde donde sacar, ello sólo es posible si se es capaz de
“sacar de abajo” puesto que se supone que ya no queda más dónde buscar. “Abajo”
parece indicar así un lugar lejano, una especie de espacio imaginario, donde
aún podrían quedar los elementos para un final y definitivo esfuerzo que
permitiría culminar en el éxito.
En
tiempos como el nuestro de hoy, marcado de manera importante por la
incertidumbre recogida jocosa y realistamente en la frase: “puede que sí, puede
que no, lo más seguro es que quien sabe”. En estas condiciones que hoy vivimos,
atravesadas por un aparente cansancio y un cierto desdibujamiento de los
horizontes, cuando las fuerzas parecen ya no dar para más, si nos sigue
interesando la construcción de una sociedad donde todos y todas quepamos, ello
sólo será posible si se es capaz de “sacar de abajo”, de ese lugar al que la
sabiduría popular designa con ese decidor adjetivo como “el lugar de los de
“abajo”.
Publicado en el periódico matutino HOY.
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