La Iglesia Hoy | Manuel Cubías - Ciudad del
Vaticano
La Comisión vaticana Covid-19 escucha a las
conferencias episcopales
La Comisión vaticana Covid-19 liderada por el
Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral se ha reunido estos
días por videconferencia con la Conferencia Episcopal de Colombia para escuchar
las necesidades y acciones de la Iglesia para enfrentar la pandemia en el país
sudamericano. Continúa así una nueva serie de reuniones en línea, esta vez con
conferencias episcopales de todo el mundo.
El Cardenal Peter K. A. Turkson, prefecto del
Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integrl (DSDHI), participó en
la reunión y presentó a los obispos e instituciones colombianas las líneas
esenciales de trabajo de la Comisión vaticana Covid-19, que nació el 20
de marzo de 2020 con la petición del Papa Francisco al DSDHI y, en colaboración
con otros Dicasterios y organismos de la Curia Romana, para expresar la
preocupación y el amor de la Iglesia por la entera familia humana ante la
pandemia del COVID-19, sobre todo, para preparar el futuro analizando y
reflexionando sobre los desafíos socioeconómicos que plantea el futuro y
proponer criterios para afrontarlos.
Esta reunión, que tuvo lugar el 29 de octubre, fue
coordinada por Mon. Segundo Tejado Muñoz, Subsecretario del DSDHI y responsable
del grupo de trabajo n. 1 encargado de
escuchar y apoyar a las Iglesias locales, y de coordinar esfuerzos con otras
instancias vaticanas cono Caritas Internationalis, para
un apoyo conjunto. De hecho, en las últimas semanas han tenido lugar
videoconferencias con las Conferencias episcopales de Honduras, Venezuela e
Iraq y están previstas en esta segunda fase decenas de reuniones con
Conferencias Episcopales que se suman a las mantenidas en los primeros meses de
trabajo de la Comisión vaticana Covid-19 con capellanías hospitalarias,
pastorales sociales, de salud, carcelarias, congregaciones religiosas, y Caritas
de países de todo el mundo.
Y es que, la comisión desarrolla su actividad a
través de cinco grupos de trabajo interconectados
e interdependientes con los siguientes objetivos: mirar al futuro con
creatividad; comunicar la esperanza; buscar el diálogo y la reflexión común;
apoyar para custodiar. El equipo coordinador de la Comisión y encargado de
informar al Papa sobre el trabajo realizado está conformado por el Prefecto del
DSDHI Cardenal Peter K. A. Turkson, el Secretario del mismo, Mons. Bruno-Marie
Duffé y el Rev. P. Augusto Zampini, Secretario Adjunto del Dicasterio.
Desde la Conferencia Episcopal de Colombia
Durante este encuentro, los obispos colombianos
manifestaron cómo han respondido a los desafíos planteados por la pandemia
Covid-19 a través de las diversas instituciones que conforman la Pastoral
Social, entre ellas Cáritas. Monseñor Elkin Álvarez afirmó: “Hemos encontrado
problemáticas grandes en el ámbito social colombiano y oportunidades grandes
para la tarea evangelizadora, particularmente en el ámbito social”.
La labor realizada por el Secretariado Nacional de
Pastoral Social ha permitido, por ejemplo, intervenir en 12 áreas de ayuda
humanitaria y asistir a 273.256 personas en 31 jurisdicciones eclesiásticas, un
compromiso que ha demostrado hasta qué punto este servicio ha sido capaz de
adaptarse con flexibilidad a las limitaciones y necesidades causadas por la
pandemia. El 65% de las ayudas se ha destinado sobre todo a apoyo alimentario y
económico. Además, a pesar de las limitaciones económicas y logísticas, la
pandemia ha revelado la capacidad de respuesta humanitaria de la Iglesia, así
como su fuerza para movilizar a persona particulares, empresas y organizaciones
que colaboraron en la labor pastoral como donantes o voluntarios.
Desafíos y acciones
El primer desafío, afirmó mons. Älvarez es de
carácter humanitario: la gente ha comenzado a padecer hambre, sea porque han
perdido sus empleos o porque las cuarentenas no permiten la realización de
éstos. Se respondió mediante la multiplicación de los bancos de alimentos, que
han sido apoyados decididamente por instituciones eclesiales, financieras y del
Estado, así como por empresas particulares, en razón de la credibilidad y
efectividad de la Iglesia. Esta realidad se ha dado en las ciudades y en las
zonas rurales. Las parroquias han jugado un papel importante en el
funcionamiento y distribución eficaz de los insumos. Así, los campesinos
también participaron: a las comunidades se les ofrecieron alimentos no
perecederos y los campesinos respondieron ofreciendo alimentos perecederos que
el ministerio social distribuyó en las ciudades. En Santa Marta, algunas
empresas bananeras se involucraron y donaron parte de su producción para ser
llevada a zonas donde esos productos nunca llegan a los más empobrecidos.
Monseñor Misael Vacca explicó que en su diócesis
de Duitama Sogamoso “a nivel de las parroquias hemos tratado de fortalecer la
pastoral social creando ayudas para las familias más vulnerables”.
Monseñor Pinzón, obispo del vicariato de Puerto
Leguízamo-Solano, afirmó: “tenemos dos frentes, el apoyo alimentario, a través
del programa Pan para Todos y los programas radiales Transmitiendo esperanza,
gracias a los cuales se transmiten las eucaristías y otros mensajes utilizando
los medios sociales para dar apoyo espiritual a las personas y a las
comunidades”. ADVENIAT y la CLAR han apoyado financieramente estas iniciativas.
Mons. Pinzón añadió que también se han solidarizado con el Vicariato de San
José del Amazonas, de Perú, compartiendo algunas ayudas.
La Universidad Javeriana, en particular la
Facultad de Medicina, ha capacitado a los médicos en el uso de respiradores y
ha ofrecido apoyo psicológico a las personas en respuesta al creciente impacto
de las personas con enfermedades y trastornos mentales. También era necesario
una estrategia de escucha para acompañar en particular a los miembros de la
familia que no pueden superar el luto debido al aislamiento de los pacientes
moribundos.
Un segundo desafío son los migrantes,
mayoritariamente venezolanos. La respuesta ha ido evolucionando en el último
año. Lilian Cuevas, de la Pastoral Social expresó que “el Covid-19 ha permitido
visibilizar aún más que antes los problemas que vive Colombia”. Y refiriéndose
a los migrantes afirma que “la sociedad colombiana no estaba preparada para la
llegada masiva de tantos hermanos venezolanos”.
El Padre Enán Humánez, subdirector de la Pastoral
Social puso en evidencia que hay más de 2.000 kilómetros de frontera de
Colombia con otros países, así como puntualizó que hay varios momentos de
movilización de personas migrantes. Por ejemplo, cuando comenzaron a llegar
personas desde Venezuela se les acogió, en muchos casos se les insertó en las
economías locales. Muchos de ellos viajaron a otros países de Sudamérica. En la
actualidad, debido al cierre de trabajos y a estar en condiciones muy
precarias, miles de migrantes han decidido regresar a su país de origen, de
manera que la ayuda es distinta. “También, expresó Humánez, ha habido
expresiones de xenofobia por miedo a los contagios”.
Monseñor Vacca hizo notar que en pocos casos la
conducta de algunos migrantes no ha sido bien vista en las comunidades,
generando estigmatización.
El padre Luis Ferney López, Secretario de la Fundación Populorum Progressio que es una
de las Fundaciones que acompaña el Dicasterio y
cuya sede está en Bogotá, informó que en el cuadro del proyecto “Canastas de alimentos” que llega a
más de 30 diócesis en latinoamérica beneficiando a más de 50.000 personas, la
institución ha ayudado a tres diócesis en Colobia: Cúcuta, para los comedores
comunitarios y el hospedaje a los migrantes. Otra es la diócesis de Ipiales,
frontera con Ecuador. Ayuda a personas en tema de alimentos a migrantes y al
vicariato de Leticia, donde llegó primero la pandemia y a las poblaciones
indígenas.
Un tercer desafío es la evangelización y se ha respondido
utilizando los medios digitales en los lugares donde es posibles. En otros
sitios se ha utilizado la radio como medio para transmitir los eventos
litúrgicos, así como mensajes de esperanza para la población. Monseñor Elkin
Álvarez subrayó la importancia que tiene la atención pastoral para con las
personas privadas de libertad. La pastoral carcelaria ha apoyado a unos 500
prisioneros en varias prisiones, tanto material como espiritualmente.
Un problema que afecta a los territorios donde la
Iglesia realiza su labor es la violencia generada por la actividad del
narcotráfico que ha traído muchas muertes a jóvenes de las comunidades.
Finalmente, el padre Enán subrayó los mecanismos
de defensa contra la pandemia que están utilizando las comunidades indígenas.
Las condiciones de lejanía, así como la utilización de la medicina tradicional
han sido factores para reducir los efectos mortales de la enfermedad. Además de
la prevención, subrayaron los asistentes, es importante apostar a la
reactivación económica y así hacer posible mejores niveles de vida para la
población.
Los obispos manifestaron que estas sesiones de
escucha son de gran ayuda, así como la posibilidad de compartir con los obispos
de otros países lo que se ha hecho. Los materiales producidos por el Dicasterio
y su Comisión vaticana Covid-19 son muy importantes, especialmente destacando
la reciente Catequesis del Papa “Sanar el mundo”o
el enlace con la problemática de los migrantes, que involucra a varios países,
y se mostraron muy interesados en conocer y profundizar también en los informes que
se realizan en el segundo grupo de trabajo centrados en temáticas como
seguridad, economía, ecología y salud.
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