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Mundial / Revista Ecclesia
Esclavitud en Catar: El mundial de fútbol sigue matando a trabajadores migrantes
Al
menos 6.500. Este es el número de trabajadores migrantes que han fallecido en
Catar desde 2010, año en que el emirato fue designado sede de la Copa del Mundo
de Fútbol de 2022. Lo afirma una investigación del diario británico The
Guardian de la que se hace eco la agencia católica AsiaNews.
Las
denuncias periodísticas por las durísimas condiciones de trabajo que han de
afrontar allí los trabajadores extranjeros no son nuevas. En 2018 ECCLESIA ya
se hizo eco de ellas en su número en papel. La Fundación para la Democracia
Internacional, institución dedicada a la defensa de los derechos humanos y el
fortalecimiento de la democracia, aseveraba en junio de ese año que los goles
que marcaran en Doha las rutilantes estrellas y cracks del balón estarían
teñidos de sangre. Se refería a la sangre de los miles de trabajadores que se
dejan la vida construyendo los estadios, hoteles y centros de convenciones que
han de acoger el evento, sometidos a jornadas agotadoras (de entre 16 y 18
horas) bajo altísimas temperaturas y alojados en viviendas insalubres. Por
entonces Amnistía Internacional hablaba de 2.000 muertes, casi todas de
nepalíes.
La
investigación de The Guardian, efectuada con datos procedentes de India,
Bangladesh, Nepal y Sri Lanka, informa ahora de la desaparición de 5.927
trabajadores migrantes hasta 2020. Y advierte que la cifra real podría ser
superior debido a que entre las víctimas verificadas no se incluyen las
procedentes de naciones como Filipinas o Kenia, que cuentan con miles de
trabajadores sobre el terreno, ni las muertes producidas en los últimos meses
de 2020. Se calcula que en total trabajan en el rico emirato petrolero más de
dos millones de inmigrantes.
Muertes «naturales»
Según
AsiaNews, el gobierno catarí no discute las cifras pero considera que están
«dentro de lo esperado para el tamaño y la demografía de la población». Un
portavoz ha asegurado que cada vida que se pierde es una tragedia y que «no se
escatiman esfuerzos para evitar estas muertes».
No
lo cree así The Guardian, que habla de «falta de voluntad» de Doha para
proteger la mano de obra y de poco o nulo interés por investigar las verdaderas
causas de mortalidad de los trabajadores —muchas veces personas jóvenes y
sanas—, que atribuyen a causas «naturales». El dictamen suele hacerse sin una
autopsia y, en la mayoría de los casos, sin ofrecer a la familia una
explicación médica legítima y segura sobre la causa real del óbito.
Las
denuncias hablan también de impago de salarios y condiciones de vida precarias,
que se han visto agudizadas por la pandemia. En el verano de 2020 había cientos
de trabajadores de la construcción que llevaban hasta siete meses sin percibir
su salario.
Las
denuncias por reducción a «esclavitud» de los trabajadores migrantes en Catar
fueron archivadas en 2017.
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