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    domingo, 21 de marzo de 2021

    Clonación agámica en seres humanos

    A debate | Jahuil Doroteo Pereyra





    Clonación agámica en seres humanos

     

    Antes la clonación parecía un tema de ciencia ficción, porque era algo difícil de realizar. La clonación consiste en tomar la célula de un ser adulto en su núcleo, se implanta un óvulo maduro, al cual se le ha vaciado su núcleo original. Dando lugar a un ser exactamente igual al que dio la célula para el proceso. El teólogo Blázquez está en contra de esto porque atenta contra la individualidad de cada ser humano y promueve una visión utilitarista hacia el uso de los mismos. Además, se le llama clonación agámica porque no necesita del acto sexual, ni de gametos para crear el nuevo ser.

     

    Es interesante ver que con la oveja Dolly el mito desapareció y se mostró un ser creado sin acto sexual, ni gametos. El autor dice que gracias a Dolly, se comenzó a ver la posibilidad de clonar humanos por ser mamíferos igual que ella. Esto da paso a la posible creación de embriones clonados para sustituir a los sobrantes. El problema está en los intereses que hay detrás de ello. Los que apoyan esta práctica piensan que lo maravilloso del ser humano es ser dueño de su destino y poder cambiar el curso de las cosas naturales de forma creativa. Otros aluden al utilizar la clonación para luego descubrir sus problemas.


    Puede abrir las puertas a la eugenesia generalizada y que los seres humanos queden reducidos a ser solo donadores de órganos


    Blázquez, siguiendo a la Academia Pontificia para la Vida explica que la clonación es una práctica que esclaviza y se orienta a fines perversos de control biológico. Además, niega la filiación, la individualidad genética del ser clonado. De esta manera la reproducción humana entra dentro de la lógica industrial, la cual se asemeja a la visión de mercado en la búsqueda de crear modelos nuevos y competitivos. De acuerdo a esto, el valor de la persona no depende de su identidad personal, sino de los cánones biológicos preestablecidos. Además, es un atentado contra la dignidad del ser clonado, porque él solo es una copia de otro ser y esto podría afectar su salud psíquica en el desarrollo de su identidad.

     

    Podemos expresar ante lo dicho arriba, que la clonación humana es una negación de la dignidad humana y de la procreación. Ante esto, la Conferencia Episcopal de Japón expone las razones éticas para estar en contra de la clonación humana: primero, ella atenta contra la reproducción humana; segundo esta abre las puertas a la eugenesia generalizada y que los seres humanos queden reducidos a ser solo donadores de órganos. La Conferencia propone otro punto a tomar en cuenta: es el derecho de todo ser humano a ser criado por sus padres y las obligaciones de ellos con el mismo, pero esto se rompe con la clonación agámica.

     

    Referencia: Blázquez, N., Bioética, La nueva ciencia de la vida, Madrid, 2000, pp. 221-247.



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