Vocacionales | P. Osiris Núñez, MSC
Lo opuesto a la pobreza es la
dignidad
Siempre ha existido la pobreza, en
algunos tiempos y lugares más categóricamente que en otros, y también con
diferentes interpretaciones. Los avances en el estado de derecho han generado
beneficios en favor de las grandes masas desposeÃdas, sin embargo, aún quedan
muchas metas por alcanzar, pues aún no hemos sido capaces de lograr la justa
distribución de los bienes y un estado de derecho equitativo. En algunos
escenarios se ha querido justificar la pobreza, basándose en malas decisiones e
irresponsabilidades estatales y personales, y quizás puedan tener alguna razón,
pero la realidad es que la pobreza es un mal por naturaleza y atenta contra la
dignidad del ser humano.
Con el Proyecto Noches Dignas, aspirábamos a conseguir 50 camas para familias que dormÃan en condiciones inhumanas
El Magisterio de la Iglesia nos dice
claramente: si pobreza significa una situación de necesidad obligada o la
desposesión de todos los medios necesarios para la vida, entonces sÃ: la
pobreza es un mal. El mero hecho de que una parte de la humanidad se muera de
hambre y que otra esté desperdiciando los alimentos que le sobran es un escándalo
y un pecado que clama al cielo. La invitación evangélica que Jesús nos hace es
a practicar la solidaridad y la misericordia con aquellos que la necesitan.
El Catecismo de la Iglesia Católica
en el 2443 dice claramente: Dios bendice a los que
ayudan a los pobres y reprueba a los que se niegan a hacerlo:
“A quien te pide da, al que desee que le prestes algo no le vuelvas la
espalda” (Mt 5, 42). “Gratis lo recibisteis, dadlo gratis” (Mt 10,
8). Jesucristo reconocerá a sus elegidos en lo que hayan hecho por los
pobres (Cf. Mt 25, 31-36). La buena nueva “anunciada a los pobres”
(Mt 11, 5; Lc 4, 18)) es el signo de la presencia de Cristo.
En
el 2443 nos dice: el amor de la Iglesia por los pobres pertenece a su constante
tradición. Está inspirado en el Evangelio de las bienaventuranzas, en la
pobreza de Jesús, y en su atención a los pobres. El amor a los pobres es
también uno de los motivos del deber de trabajar, con el fin de hacer partÃcipe
al que se halle en necesidad.
San
Juan Crisóstomo decÃa: no hacer participar a los pobres de los propios
bienes es robarles y quitarles la vida. Es necesario satisfacer ante todo
las exigencias de la justicia, de modo que no se ofrezca como ayuda de caridad
lo que ya se debe a tÃtulo de justicia.
El
compromiso cristiano de practicar las obras de misericordia tanto espirituales como
corporales, es un imperativo categórico para la vivencia de la fe que
profesamos. No podemos hacer grandes cosas, pero cuando unimos nuestras fuerzas
se puede hacer mucho bien.
Proyecto Noches Dignas
Les comparto lo realizado en nuestra Parroquia San José Obrero de Villa Jaragua, Clavellinas, Los RÃos y parte alta de la sierra de Neiba. Un Domingo los niños de la catequesis pidieron que los llevara a donde un amiguito, para compartir lo reunido en una caja solidaria de la catequesis. Al llegar y ver la precariedad en la que vivÃa esa familia, tomamos la iniciativa de promover el Proyecto Noches Dignas, con el cual aspirábamos a conseguir 50 camas para familias que dormÃan en condiciones inhumanas.
El proyecto tuvo tan buena acogida que
pudimos dignificar las noches a 120 familias. Una cama nueva no va a sacar a
una familia de la pobreza extrema, pero una cama para niños que duermen en
pisos de tierra y ponen de colchón un poco de hojas de guineo o cartones para
dormir cada noche, realmente es un aporte valiosÃsimo a la dignidad de esas
personas beneficiadas.
La
distribución desigual de los bienes va a existir por largo tiempo. Debemos
aspirar a una sociedad más justa. Cuando la pobreza le quita la dignidad a
la persona, es un pecado ante el cual el cristiano no puede callar y quedarse
inactivo. ADH 854
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