Lectura Orante | P. Marcos Plante,
msc
Encuentro con los judíos de Roma
Como último
desafío, Pablo se encuentra en Roma con sus hermanos de raza, los judíos,
Hechos 27, 17-28. Leyendo atentamente, se sacan las palabras más relevantes
para reflexionar sobre ellas.
1°
Interpretación del texto: Pablo,
a los tres días de estar en Roma, convoca a los dirigentes judíos para invitarlos
a diálogo porque, de verdad, él ama a su pueblo, no tiene nada contra los
suyos. Se acuerda entre Pablo y ellos, un día para el diálogo. Todo bien; los
judíos acuden en gran número a la casa donde se hospeda Pablo. Citando la ley
de Moisés y los profetas, Pablo centra su discurso sobre el Reino de Dios,
hablando desde la mañana hasta la tarde. Algunos aprobaban, pero otros seguían
sin creer. Delante el rechazo, Pablo les cita la advertencia de Isaías, que
Jesús confirma, sobre los que oyen sin entender (Mt 13, 14-15). Al despedirse les
advierte que los paganos escuchan y entienden, mientras ellos se quedan sordos.
2° Meditación: Es admirable ver como Pablo conserva una gran estima
a los judíos, sus hermanos de raza. Discurra con ellos con paciencia, a pesar
del rechazo de muchos de ellos. El ecumenismo encuentra en Pablo, un patrón a
seguir. Así nosotros, dialogando con los protestantes, los evangélicos, los
musulmanes, los hindúes y otros, aceptamos de ellos lo bueno y respetamos sus
opiniones, aunque nunca renunciamos a nuestro Evangelio.
3° Oración: “Oh Dios, que te den gracias todos los pueblos, que
todos los pueblos te den gracias. Que se alegren y canten las naciones, porque
juzgas rectamente a los pueblos y gobiernas las naciones de la tierra. Oh Dios,
que te den gracias todos los pueblos, que todos los pueblos te den gracias”.
Salmo 67, 4-6. Señor, con este salmo, rezo por el bien de todos los pueblos,
para que te conozcan, te adoren siempre y se amen mutuamente.
4°
Contemplación: A los tres días
de estar en Roma, veo a Pablo inquieto, deseoso de hablar con sus hermanos
judíos, numerosos en esa ciudad. Con prudencia, él reúne a los dirigentes
judíos y les propone un diálogo pues, él respeta mucho a su pueblo. El día
acordado, veo llegar numerosos judíos, deseosos de oír lo de Pablo, el preso
por la causa de Jesucristo resucitado. Con astucia, Pablo habla del Reino de
Dios, citando la ley y los profetas. Él muestra como el Evangelio se enraíza en
la ley mosaica. Desgraciadamente, muchos rechazan sus palabras, pues les parece
contrarias a la ley. Pablo disgustado los advierte que los paganos sí, saben
escuchar el mensaje.
En conclusión,
Lucas, autor del libro de los Hechos, avisa que Pablo, aun estando preso en una
casa alquilada por él, gozaba de cierta libertad y, sin obstáculo alguno,
enseñaba el Evangelio del Reino de Dios a cuantos iban a verlo. Pablo es, sin
duda, protagonista entre los auténticos testigos de Jesucristo. ADH 856
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