La Iglesia Hoy |
Ciudad del Vaticano
Francisco y el Jubileo de Filipinas
El 4 de abril de este año, el papa Francisco envió
un videomensaje al pueblo filipino con motivo del 500 aniversario de la
evangelización de Filipinas, que celebra su Jubileo.
Quisiera compartir con ustedes tres misterios de
nuestra fe, que caracterizan las raÃces cristianas más profundas de vuestro
pueblo: Nazaret, la Cruz y Pentecostés.
Contemplemos Nazaret. La ternura del Santo Niño,
que es sÃmbolo de la llegada del cristianismo a vuestro archipiélago, nos
remite a la vida oculta de la Sagrada Familia en Nazaret. MarÃa y José educaron
con amor al Niño Jesús. También ustedes, abriendo las puertas de sus familias
al Santo Niño, podrán transmitir a sus hijos la fe que han recibido de sus
padres. Gracias por ese profundo sentido de familia, de comunidad, de
fraternidad, unidos, que los mantiene firmes en la fe, alegres en la esperanza,
solÃcitos en la caridad.
Todos ustedes, Pueblo de Dios que peregrina en
Filipinas, pastores y fieles, son también un pueblo que sabe acompañar a Jesús,
el Nazareno, por el camino de la Cruz.
La Cruz. Cuántos momentos difÃciles han sufrido,
pienso sobre todo en estos años de inmediata preparación para el jubileo:
terremotos, tifones, erupciones volcánicas y la pandemia del Covid-19. Pero, a
pesar de todo el dolor y la devastación, han sabido cargar la cruz y seguir
caminando. Han padecido mucho, pero también se han levantado, una y otra vez.
Siguen trabajando, reconstruyendo, ayudándose unos a otros como buenos
cireneos. Gracias también por el testimonio de esa fortaleza y confianza en
Dios, que nunca los abandona. Gracias por vuestra paciencia, por vuestro mirar
siempre adelante en medio de las dificultades y seguir caminando. Gracias.
Finalmente, Pentecostés. Pentecostés es el punto
de llegada y por otro lado es el nuevo inicio. Hay una persona que marca este
itinerario y estuvo siempre junto a Jesús, cuando era un Niño en Nazaret, desde
ahÃ, y también acompañándolo en el momento más difÃcil de su vida, al pie de la
Cruz. Esta persona es su Madre, MarÃa. Y MarÃa, la Madre de Jesús y Madre
nuestra, también estuvo junto a los apóstoles el dÃa de Pentecostés, rezando y
esperando la llegada del EspÃritu Santo. Cuando lo recibieron, salieron sin
miedo a anunciar el Evangelio a todos los rincones de la tierra. MarÃa está
siempre con todos ustedes. Es la madre que no abandona. Ella los ha acompañado
hasta aquà y ahora le pedimos que interceda por este nuevo Pentecostés de la
Iglesia en Filipinas. Asà que no nos olvidemos estas tres palabras que marcan
tres hitos en vuestra historia: Nazaret, la Cruz y Pentecostés.
Durante este año jubilar los guÃan las palabras de
Jesús: «Lo que han recibido gratis, entréguenlo también gratis» (Mt 10,8).
Estas palabras son una invitación para agradecer a Dios por las personas que
les han transmitido la fe. Y soy testigo que ustedes saben transmitir la fe, y
lo hacen bien, sea en vuestra patria, sea afuera. Agradecer el don de la fe.
Agradecer a Dios por las personas que les han dado la fe a ustedes, y por las
personas a quienes ustedes van a transmitir la fe, renovando el deseo de
evangelizar, de llegar a otros y llevarles la esperanza y la alegrÃa del
Evangelio.
Queridos amigos: Recuerdo mi visita a vuestro paÃs
con mucho cariño. No olvido aquel encuentro final de casi siete millones de
personas. Ustedes son generosos, son abundantes, saben cómo se hace la fiesta
de la fe, no pierdan eso, aun en medio de las dificultades. En esos encuentros
multitudinarios los que expresaron que este don de la fe que han recibido dicen
que quieren seguir compartiéndolo y anunciándolo a todos.
No tengan miedo, en esta misión no están solos.
Los acompañan dos grandes santos de vuestras tierras: San Pedro Calungsod y San
Lorenzo Ruiz. Dos santos catequistas que supieron dar gratuitamente lo que
gratuitamente habÃan recibido: la vida y la fe en Jesús.
Publicado en Vatican News.
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