Entrevista
| Luis Miguel Modino, Asamblea Eclesial
Agenor Brighenti, teólogo: El SÃnodo “nos exigirá repensar
las
estructuras de la Iglesia”
El SÃnodo sobre la sinodalidad se presenta como “una experiencia única
para toda la Iglesia”, según Agenor Brighenti. El teólogo brasileño ha sido
nombrado recientemente miembro de la comisión teológica del SÃnodo, un servicio
que dice acoger con gran alegrÃa.
Pasos
importantes en la implementación de la sinodalidad
El
ejercicio de la sinodalidad ha sido una dificultad en la Iglesia postconciliar.
De hecho, “el gran reto es situar la colegialidad episcopal en el corazón de la
sinodalidad eclesial”. En ese sentido, “el Papa Francisco, está dando pasos muy
decisivos y consecuentes en la implementación de esta sinodalidad”, según
Agenor, que forma parte del equipo teológico del Celam. En la entrevista,
reflexiona sobre los pasos dados y las dificultades enfrentadas en la
experiencia de la sinodalidad en América Latina.
La
Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, un claro ejemplo de
sinodalidad, es vista por el teólogo como un buen aprendizaje para el próximo
SÃnodo. Las consecuencias de este SÃnodo, “dependerán mucho del proceso de
escucha”, según el padre Brighenti. En la medida en que “escucha el clamor, las
demandas, los desafÃos, la Iglesia también se convierte a la realidad, que
abrimos la posibilidad de una conversión a los ideales del Evangelio”. Todo
ello “nos obligará a repensar las estructuras de la Iglesia”.
La
sinodalidad como realidad estructural de la Iglesia
Acaba
de ser nombrado miembro de la Comisión Teológica del SÃnodo sobre la
Sinodalidad. ¿Qué significa este nombramiento para su trabajo como teólogo?
Es
un servicio que acojo con gran alegrÃa, a pesar del gran reto y de las
dificultades que encontraré, pero es un momento único en la Iglesia. Nunca
habÃamos pensado que la sinodalidad pudiera ser una realidad estructural,
porque habrá un momento en las iglesias locales. A partir de ahà habrá un
momento continental, en los cinco continentes, para culminar en una asamblea
general.
Podemos
decir que será una experiencia única para el conjunto de la Iglesia, porque
tendremos el SÃnodo de los Obispos en la perspectiva de la Constitución
Episcopalis Communio, que quiere hacer de la asamblea del SÃnodo una asamblea
del Pueblo de Dios, donde la Iglesia se configura como una Iglesia de iglesias,
una comunión de iglesias locales. La sinodalidad es verdaderamente expresiva cuando
es la expresión de la voz del Pueblo de Dios a través de las Iglesias locales.
Es un hecho insólito de Francisco que acogemos con gran alegrÃa y trataremos de
colaborar en la medida de lo posible.
El
“sensus fidei” como expresión de la Iglesia en su conjunto
Habló
de la sinodalidad como una dimensión estructural de la Iglesia, que en realidad
no es algo nuevo, sino una propuesta que viene del Concilio Vaticano II. ¿Por
qué ha habido tantas dificultades para asumir sólo después de casi 60 años esta
dimensión estructural que el Concilio marcó como elemento fundamental?
Estamos
en el proceso de recepción del Concilio Vaticano II, que es un proceso de
renovación de la Iglesia a gran escala, y uno de los aspectos en los que ha
sido muy difÃcil avanzar ha sido precisamente en el ejercicio de la
sinodalidad. Cómo conseguir que el “sensus fidei” sea una expresión de la
Iglesia en su conjunto, desde las iglesias locales, los cuerpos intermedios,
como las conferencias episcopales nacionales y continentales, y sobre todo la
cuestión de la Curia Romana.
El
Papa Francisco está dando pasos muy decisivos y consecuentes en la puesta en
marcha de esta sinodalidad, que teológicamente ya está en la reflexión del
Vaticano II, pero desde el punto de vista de su funcionamiento se ha avanzado
muy poco. El gran reto era situar la episcopalidad o colegialidad episcopal en
el corazón de la sinodalidad eclesial. Esto siempre ha sido algo difÃcil en la
Iglesia, situar al obispo como un miembro del Pueblo de Dios, no como un lÃder
del Pueblo de Dios, no como un maestro del Pueblo de Dios, no como alguien que
manda al Pueblo de Dios, sino como un miembro del Pueblo de Dios.
Aparecida,
y esto es muy interesante en este sentido, sitúa a los obispos como miembros
del Pueblo de Dios, y Francisco ha insistido en que los obispos no pueden ser
una especie de élite en la Iglesia, necesitan insertarse dentro del Pueblo de
Dios. Incluso cuando hay un organismo como una conferencia episcopal o como un
sÃnodo, que es de obispos, no puede ser simplemente una expresión de un sector
de la Iglesia. Si hay una reunión de un segmento de la Iglesia, debe ser la voz
de todo el sentimiento común del Pueblo de Dios.
En
este sentido, en el momento actual, la renovación del Vaticano II da un paso
sustancial, como lo será también la reforma de la Curia, como lo será
ciertamente el estatuto de las conferencias episcopales nacionales, para que
sean la expresión de una asamblea eclesial y no simplemente de obispos. Cómo se
replanteará también el papel del obispo en las diócesis, porque en términos
canónicos los obispos, dentro de la Iglesia local, son muy poco sinodales desde
el punto de vista del Derecho Canónico, hasta el punto de que los consejos y
las asambleas son opcionales.
Ciertamente,
con este SÃnodo habrá que hacer que estos organismos de comunión, que hoy
existen en la Iglesia, funcionen más o menos, pero que no sean opcionales sino
obligatorios. Cómo puede ser la Iglesia el Pueblo de Dios, pueblo sinodal,
Pueblo de Dios que ejerza el “sensus fidei” si no hay organismos estables que
aseguren esta participación efectiva de todos en el discernimiento y la toma de
decisiones de la vida pastoral.
América
Latina y los esfuerzos para vivir la sinodalidad
Aun
a trompicones, podemos decir que América Latina ha sido el continente donde más
esfuerzos se han hecho en este intento de vivir la sinodalidad. ¿Qué puede
aportar la Iglesia de América Latina y el Caribe al próximo SÃnodo de la
Sinodalidad?
La
Iglesia en América Latina ha sido muy pionera en muchos aspectos de la
recepción del Vaticano II, hasta el punto de que se ha dicho que aquà ha habido
una recepción creativa del Concilio. No en el sentido de simplemente repetir o
implementar la letra de un texto, sino que aquà ha habido una recepción dentro
de nuestro contexto latinoamericano. Por ejemplo, categorÃas como la nueva
evangelización, la conversión pastoral, y esta renovación en cuanto a
organismos eclesiales más de comunión y participación y más sinodales, la
Iglesia de América Latina también ha sido pionera.
MedellÃn,
como conferencia continental, ya habÃa tenido lugar en 1955 en RÃo de Janeiro,
son conferencias pioneras. Que un continente reciba un concilio de manera tan
consistente e incisiva, como lo hizo MedellÃn y luego Puebla. También fue
inspirador para el conjunto de la Iglesia, el SÃnodo de la AmazonÃa, porque el
SÃnodo de la AmazonÃa es el primer sÃnodo que se hizo bajo la inspiración de la
Constitución Episcopalis Communio.
En
este sentido, la asamblea sinodal del SÃnodo de la AmazonÃa fue mucho más que
una simple conferencia de obispos, especialmente el proceso de escucha, que fue
muy innovador en cuanto a la participación de todas las Iglesias locales de
toda la región amazónica. Esta escucha llevó a la lectura sinodal, no sólo a través
de los obispos, sino también de otros actores como los indÃgenas, las mujeres y
los laicos. Luego, la consecuencia del SÃnodo de la AmazonÃa, que pidió un
organismo episcopal representativo para la región, y de la idea de un organismo
episcopal surgió, incluso por sugerencia del Papa Francisco, un organismo
eclesial y no sólo episcopal.
De
la experiencia del SÃnodo de la AmazonÃa se desprende también un paso mucho más
consistente en el SÃnodo de los Obispos, tanto en relación con el proceso de
escucha, que ahora involucra a todas las Iglesias locales de todo el mundo,
como después en la asamblea general, que pasará por los continentes. Está la
reafirmación de la importancia del Celam en la Iglesia universal, de nuestros
cinco documentos, que han sido una importante reflexión para otras Iglesias.
También
Aparecida, sabemos la importancia que tiene Aparecida, tanto que la nueva
asamblea eclesial del continente, el Papa ha pedido que no se escriba otro
documento, sino que se retome Aparecida, porque realmente es un documento, como
se expresa en Evangelii Gaudium, que es capaz de seguir iluminando a la Iglesia
del continente por mucho tiempo. Como ha sido iluminado para otros continentes
a través de la Evangelii Gaudium, que se inspira mucho en Aparecida.
Este
SÃnodo, con este nuevo perfil, nuestro Papa es latinoamericano, se ha dejado
inspirar y también ayudar por esta experiencia de la Iglesia presente en
América Latina, especialmente ahora la Iglesia presente en la AmazonÃa.
Asamblea
Eclesial como aprendizaje para el próximo SÃnodo
La
Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe retoma las ideas de Aparecida y
la metodologÃa del SÃnodo para la AmazonÃa, especialmente en el proceso de
escucha. ¿PodrÃamos decir que esta Asamblea Eclesial está siendo un puente, un
banco de pruebas para el próximo SÃnodo sobre la Sinodalidad?
Sin
duda, esta experiencia de la Asamblea Eclesial, al llegar al SÃnodo de la
Sinodalidad, será un buen aprendizaje. En esta Asamblea Latinoamericana y del
Caribe hay dos novedades, una primera novedad es el propio perfil de la
Asamblea, que no es episcopal, sino eclesial. Además, ya estamos en proceso de
escucha y se está involucrando a todas las Iglesias locales. En este sentido,
está muy en armonÃa.
La
segunda gran novedad de la Asamblea Eclesial Latinoamericana es la retoma de
Aparecida, y no es otra cosa que el rescate de la renovación del Concilio
Vaticano II, que durante las últimas décadas habÃamos quedado en un paso atrás
si no es que retrocedimos. Retomar Aparecida es retomar la renovación del
Vaticano II, y es el objeto del próximo SÃnodo de los Obispos. La reflexión
sobre la sinodalidad no es otra cosa que retomar, con fuerza y consecuencia, la
eclesiologÃa del Concilio Vaticano II de una Iglesia Pueblo de Dios y la necesidad
del ejercicio del sensus fidelium en la Iglesia, incluso avanzar hasta el nivel
en el que estábamos cuando iniciamos este proceso de retroceso en relación con
la renovación del Vaticano II.
Francisco,
el Papa de la sinodalidad
En
la última Asamblea del CELAM, en el análisis de la situación eclesial, Austen
Ivereigh, uno de los biógrafos del Papa Francisco, definió al actual pontÃfice
como el Papa que pasará a la historia como el Papa de la Sinodalidad.
¿PodrÃamos decir que este SÃnodo es la culminación del pontificado del Papa
Francisco?
El
Papa Francisco, tiene varios frentes de reforma, de renovación. La cuestión de
la sinodalidad, sin duda, es importante. Desde el primer momento ha asumido la
cuestión de la reforma de la Curia, haciéndola más sinodal, como una tarea de
este pontificado, que está bastante avanzado, y este año, quién sabe, puede
incluso haber una luz al final del túnel.
Pero
también dirÃa que el Papa Francisco es también el Papa que va a entender la
misión en la Iglesia, no desde la perspectiva del cristianismo, que es una
misión que consiste en salir a traer gente a la Iglesia católica, sino una
misión que es una Iglesia en salida, en el sentido de una Iglesia que, como
sacramento del Reino, va a hacer presente el Reino de Dios en el mundo. Ha
dicho en Evangelii Gaudium, 176, que evangelizar es hacer presente el Reino de
Dios en el mundo, esa es la misión de la Iglesia.
Un
segundo campo importante de este pontificado es marcar la naturaleza misionera
de la Iglesia, una misión centrÃfuga, hacia fuera. Una Iglesia que rompe y
supera una postura autorreferencial, propia de una mentalidad de cristiandad.
Esto también es un paso gigantesco. Y en este particular, Francisco pide mucho
a la Iglesia de América Latina. También está Aparecida, donde también estuvo
presente, que trata esto con mucho acierto.
Junto
con la Iglesia en salida, otro aspecto importante del pontificado de Francisco
es llevar la Iglesia a las periferias y a las fronteras, que es otro tema
importante. Porque en las periferias están los excluidos, y en este campo de la
exclusión, el pontificado de Francisco rescata con toda fuerza y consecuencia,
un modelo de Iglesia de Juan XXIII, una Iglesia pobre y para los pobres, que es
una Iglesia de todos, y de manera particular la opción por los pobres en
América Latina.
En
este pontificado, la cuestión de los pobres, junto con la sinodalidad y la
misión es una marca central, importante, que va muy en sintonÃa con el camino
de la Iglesia en América Latina. Y junto al tema de las periferias, está
también el de las fronteras. La frontera es el espacio de encuentro con lo
diferente y con las diferencias. Y este pontificado ha dicho desde el principio
que hay que salir a las periferias, salir a las fronteras, pero sin la
tentación, dice el Papa Francisco, de domesticar las fronteras. Ir a las
periferias, ir a las fronteras y traer esas diferencias a la Iglesia y
domesticarlas, y hacerlas, en el fondo, similares a nosotros.
Hay
algo muy desafiante en este pontificado, que es la relación con los diferentes,
pero estar abiertos a acoger las diferencias, y dejarse enriquecer por las
diferencias, y que las diferencias no sean una amenaza, sino que las
diferencias sean instancias de nuevas posibilidades, que podamos enriquecer,
podamos también en el fondo ampliar el servicio del diálogo y la presencia de
la propia Iglesia. La frontera es este mundo plural y diverso que está ahÃ, en medio
del cual la Iglesia tiene que vivir. Al menos estas banderas son muy fuertes en
el pontificado de Francisco, junto con la sinodalidad.
Repensar
las estructuras de la Iglesia
¿Qué
perspectivas abre este SÃnodo, no sólo para la Iglesia universal, sino también
para la Iglesia a nivel diocesano y comunitario?
Las
consecuencias dependerán mucho del proceso de escucha, porque en la medida en
que se escuche el clamor, las demandas, los desafÃos, la Iglesia también se
convierte a la realidad, que se abre la posibilidad de una conversión a los
ideales del Evangelio. Pero, sin duda, este proceso, si se hace bien a nivel de
las Iglesias locales, provocará luego procesos, provocará la necesidad de ser
más consecuentes con él.
En
este particular exigirá repensar las estructuras de la Iglesia, no sólo, como
se está haciendo ahora a nivel de la Curia Romana, sino que habrá que repensar
las estructuras desde las comunidades eclesiales más de base, repensar la
estructura de la parroquia, de la diócesis, de una conferencia episcopal
nacional o continental, en el sentido de que sean estructuras flexibles y de
comunión y participación, que hagan posible la presencia efectiva de la Iglesia
en su conjunto en los procesos de discernimiento y también de decisión.
Y
para que esto ocurra, seguramente habrá que repensar muchos de los estatutos de
las instituciones que tiene la Iglesia en la actualidad. Y ciertamente también
será necesario reformar algunos de los cánones del propio Derecho Canónico,
para aceptar esta sinodalidad en su experiencia concreta, también desde el
punto de vista jurÃdico. Porque el Derecho necesita asegurar que los pasos que
se van a dar, y que ya se están dando, están realmente asegurados y que no hay
posibilidad, ante un cambio de personas, de volver a etapas anteriores.
Si
este SÃnodo se vive en las Iglesias locales, en el continente y en toda la
Iglesia, ciertamente habrá consecuencias positivas a todos los niveles, en el
sentido de una Iglesia mucho más de comunión y de participación, que es un
binomio que propone el Papa. Comunión, participación, sinodalidad, que son
categorÃas de nuestra Iglesia latinoamericana, que es básicamente el Vaticano
II, la Iglesia comunión. Y para haber comunión, no puede ser algo simplemente
espiritual o algo simplemente afectivo. También debe haber una participación
efectiva para que haya una verdadera comunión.
Publicado en Prensa CELAM
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