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    domingo, 13 de junio de 2021

    ¿Fue Jesús, un hebreo «laico»?

    Evangelios | Giuseppe De Rosa


    Los años «oscuros» de Jesús en Nazaret

     




    LA «JUVENTUD» DE JESÚS
    Jesús, un hebreo «laico»

     

    Un rasgo de Jesús al que generalmente se presta poca atención es que era un judío «laico». En el mundo judío, el sacerdocio era hereditario. Por tanto, sólo podían ser sacerdotes los miembros de uno u otro grupo de la «tradición sacerdotal». El grupo más numeroso y fuerte de la tradición sacerdotal eran los sacerdotes, que se ocupaban del Templo y regulaban su culto. Guardaban celosamente sus árboles genealógicos.

     

    En la Carta a los Hebreos, que también habla del sacerdocio de Jesús, no según el orden levita sino «a la manera de Melquisedec» (Heb 7,12)

     

    Algunas de las familias más destacadas, pertenecientes al grupo de los «sadocitas» (descendientes de Sadoc, sumo sacerdote en la época de David), ocupaban los puestos más influyentes y lucrativos en el orden hereditario de sucesión y, por tanto, en el culto que se desarrollaba en el Templo. Después de los grupos sacerdotales venía el grupo de los levitas: también para ellos la pertenencia a una línea genética precisa era vinculante. Los escribas (sôferim) formaban parte de este grupo, que se dedicaba al servicio del Templo.

     

    Jesús nunca fue parte ni del sacerdocio «aaronita», ni del sacerdocio «sadocita», ni de los levitas. Un sacerdote, cuando no estaba al servicio del Templo de Jerusalén (lo que ocurría solo durante un período de dos semanas cada año), podía establecerse la mayor parte del año en Galilea – y en Nazaret – para ocuparse de los servicios de la Sinagoga y de la enseñanza de la Torâ a los niños. Así, Jesús pudo conocer a los sacerdotes y levitas tanto en Nazaret como en su peregrinaje anual a Jerusalén, pero no debió de quedar bien impresionado por su modo de vida, si se reflexiona sobre la forma en que en la parábola del Buen Samaritano presenta tanto al sacerdote como al levita, que ante el hombre dejado medio muerto por los ladrones no se detienen a socorrerlo, sino que «pasan de largo» (Lc 10,31).

     

    En todo caso, Jesús no habría podido ser sacerdote, porque no era de descendencia sacerdotal o levítica. En la Carta a los Hebreos, que también habla del sacerdocio de Jesús, no según el orden levita sino «a la manera de Melquisedec» (Heb 7,12), se afirma que si este estuviera en la tierra no habría podido ser sacerdote, porque «formaba parte de una tribu de la cual ningún miembro ha estado al servicio del altar» (Heb 7,14). Así, Jesús llegó a ser sacerdote solo con su muerte sacrificial en la Cruz y la entrada en el santuario de Dios con su sangre; pero durante su vida terrenal fue un hebreo «laico».

     

    En conclusión, esto es lo poco – en realidad, lo muy poco – que se puede decir, con buena probabilidad, sobre los años que pasó Jesús en Nazaret antes de comenzar una vida completamente nueva, dejando su propio pueblo, su propia familia y su propio oficio, para ir a Judea, a la orilla del Jordán donde Juan bautizaba, y recibir el bautismo de él. El resto permanece, para nosotros, envuelto en el misterio, que es el mismo ambiente en el que Jesús vivió su juventud en Nazaret.

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