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    jueves, 24 de junio de 2021

    La indoblegable neuróloga Rita Levi Moltancini


    Temas de Salud | Dra. Marcia Castillo

     


    Primera mujer neuróloga, ganadora del premio Nobel,

    activista, escritora y  subversiva


     


    La indoblegable neuróloga Rita Levi Moltancini

     

    La mujer acerca su oído a la joven entrevistadora, su  voz tiene  ese jadeo que acompaña  los años, no obstante su gracilidad, su lucidez y un discurso libre de poses mantiene en vilo todo el auditórium; en ese entonces la mujer ronda el siglo de edad  y acerca su oído porque ya casi no oye, sus ojos son dos lunas blancas como su pelo y casi ya no ve; pero eso no le impide acudir día a tras día al  laboratorio, imparte cátedras donde se apretujan los  estudiantes, maestros y científicos del área no médica, acuden porque esa mujer es Rita Levi Moltancini, la primera mujer neurólogo ganadora  del  premio  nobel, activista, escritora y  subversiva,  que hizo de la investigación su medio y su fin.

     

    La neuróloga italiana a pesar de ser metódica defendía la imperfección, si así es ¡la imperfección!, ya que sin ella no existiría un motor poético para parir lo nuevo y lo maravilloso, como el “Factor de crecimiento neuronal” que actualmente en la comunidad médica es algo bien consabido, pero en ese momento fue toda una revolución abriendo una puerta al entendimiento de la regeneración neuronal, ese rio turbulento en el que los neurocientistas estamos aun aprendiendo a remar.

     

    La Dra. Moltancini nació en Turín y fue en ese año una de las 8 mujeres que logro entrar a la universidad compitiendo con un centenar de hombres donde muy prontamente su talento y entusiasmo decantaría a todas luces. Inicio sus trabajos bajo la tutoría del Dr. Levi, una investigación que se vería casi sesgada por el hostigamiento del nazismo. Fue así como en un mundo machista y nazista Rita tuvo que continuar su trabajo de forma clandestina en la cocina de un diminuto apartamento usando embriones de pollo que en la mañana eran su fuente de estudio, pero talvez en la tarde sería su escasa ración alimentaria, este periodo impregnado de carencia y dificultad hizo florecer sus mejores postulados.

     

    Su compromiso social y humano son elementos y que embellecen su paisaje histórico, nunca fue indiferente al cambio y asi lo plasman sus biógrafos cuando describen su enrolamiento como medico auxiliar de la cruz roja durante la guerra; la sangre, el sufrimiento y tanta vida joven amputada se convertirían en una esquirla que quedo incrustada en para siempre en su conciencia y redefiniendo su objetivo vital.

     

    Corría el 1953 cuando surgió la larga colaboración académica y amistosa con el bioquímico Stanley Cohen, con quien luego compartió el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1986 laureando sus estudios, y especialmente el aislamiento del factor de crecimiento neuronal -un tipo de proteína que estimula el crecimiento de las neuronas- por el cual entendemos el desarrollo del cáncer y creamos tratamientos específicos en un tipo de enfermedad que otrora tenía un pronóstico ominoso.

     

    Amante de ese maridaje entre arte y ciencia expreso “En los años 40 la atención era más arte que ciencia y creo que la ciencia sigue teniendo algo de esa belleza”. Defensora cabal de que las niñas tengan acceso a estudiar a investigar constituyo una fundación que aún prevalece y testimonia su   legado trayendo niñas desde el África subsahariana para que puedan optar por este tipo de carreras. La   recordamos por frases aleccionadoras como “Educa un hombre y tendrás un hombre educado, educa una mujer y tendrás una familia educada, un pueblo educado y un mundo educado”, otras más intimistas como “Que se te arrugue la piel, pero no el cerebro”.

     

    104 años pesaban sobre su espalda cuando murió plácidamente al dormir, su legado trascendió y trascenderá a las futuras generaciones, Moltancini al igual que otros prodigios que forman parte de las minorías vivió con la espada de Damocles pendiendo sobre su cabeza y asumiendo que cada prodigio viene signado con una cuota de sacrificio intransferible. Esa fue y es Rita Levi Montalcini, neuróloga, premio nobel y mujer que no se dejo doblegar ni por los años, ni por la guerra, ni por la sociedad que aliena lo diferente, hoy brindamos en su honor. ADH 857

     

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