Comentarios | José
Cristo Rey García Paredes
La mujer infecunda y la
niña sin futuro
Miles y miles de personas se acercan a los
santuarios, a las imágenes santas, a las personas con aroma de santidad, para
suplicar la curación de sus males. Nos sentimos acosados y heridos por el mal y
necesitados de sanación y protección. Hay males del alma y males del cuerpo que
nos van carcomiendo. Hay males exteriores que también crean en torno a nosotros
ambientes tóxicos, irrespirables. Vivimos en una enorme precariedad. Interesante
palabra que procede del término latino “prex”: la precariedad hace referencia a
nuestra necesidad de suplicar, de pedir, de orar para vernos protegidos y
salvos. El relato evangélico de este domingo nos habla de dos precariedades: la
joven que muere sin futuro y la hemorroísa que no tiene futuro como madre.
Los personajes del relato
El evangelista Marcos conecta el relato de la
curación o reanimación de la hija de Jairo al de la hemorroísa (mujer con
desarreglo menstrual). ¡Dos mujeres judías sin futuro como madres!
· La mujer
enferma que gastó su fortuna en médicos, pero en vano –“era una mujer rica,
pero enormemente deseosa de tener posteridad, hijos”:
o
surge de entre la muchedumbre que se agolpaba
junto a Jesús.
o
Esta mujer sangrante estaba enferma desde hacía 12
años.
o
La mujer llegó a gastar toda su hacienda sin
mejorar, antes bien empeorando. No podía engendrar. No podrá retener en su seno
la vida naciente.
o
Por eso era legalmente “inmunda”, impura. Una
mujer de su condición no debía estar en lugares públicos. Por eso, quiere
acercarse al Señor de incógnito.
· Jairo es un
personaje que surge de la muchedumbre.
o
Era un de los jefes de la sinagoga, representante
de la conciencia religiosa judía.
o
Al ver a Jesús cae a sus pies.
o
Confía en que bastará que Jesús le imponga las
manos para que su hija se salve y viva.
o
Este personaje judío -consciente de que Jesús no
gozaba de buena fama en las sinagogas- no tiene en cuenta esos prejuicios y,
aunque es jefe de la sinagoga, “al verle, cae a sus pies, y le suplica con
insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de morir; ven, impón tus manos
sobre ella, para que se salve y viva». (Mc 5, 21-23). Jesús atiende
inmediatamente su súplica.
· La hija de
Jairo tenía 12 años.
o
Los judíos decían que una niña se convertía en
mujer a los 12 años y un día.
o
Estaba en la plenitud de la vida. Iba a comenzar
su historia de mujer, de esposa, de madre fecunda.
o
Pero llega la enfermedad grave que estremece al
padre y lo amenaza como la peor de las tragedias. Esta joven no solo está
amenazada de muerte, sino que cuando podría conseguir ser fecunda, ser madre,
fuente de vida, no va a poder.
Sanadas para la fecundidad
Jesús sana primero a la hemorroísa y después a la
hija de Jairo.
· La mujer
sangrante
o
se acerca a Jesús. Aprovecha la oportunidad para
tocar la orla de su manto.
o
Manifiesta una confianza absoluta en Él.
o
Jesús lo advierte: ¡alguien le ha tocado de una
manera muy especial! A través de su vestido ha llegado hasta su cuerpo el tacto
de la fe.
o
De Jesús se desprende una energía curativa.
o
La mujer se siente inmediatamente curada.
o
Jesús valora no su poder milagroso, sino el
contacto entre los dos: la fe de ella.
o
Pero el contacto de la fe transforma la relación
entre Jesús y la hemorroísa. Jesús la llama “¡hija!” ¡Hija, tu fe te ha curado!
Jesús no actúa como médico, sino como “padre espiritual”.
· La hija de
Jairo:
o
En el último relato Jesús no se presenta como
“padre”: se trata de la “hija de Jairo”. El padre recibe la tremenda noticia de
que su hija acaba de morir. Jesús se interesa. Se acerca y le dice: “No temas,
¡basta que tengas fe!”.
o
A partir de ese momento, Jesús prescinde de la
muchedumbre. No quiere ningún tipo de espectacularidad. Es más, después de todo
el acontecimiento, pedirá insistentemente que nadie sepa lo que ha acontecido.
o
Como en el Tabor, como en Getsemaní, Jesús sólo se
deja acompañar por sus tres discípulos preferidos (Pedro, Santiago y Juan).
o
La niña se muere en el momento en que podría
convertirse en mujer y ya poder engendrar la vida: ¡a los doce años!
o
En la habitación -donde estaba la niña- entra
únicamente con el padre y la madre. Y allí Jesús la toma de la mano y pronuncia
las palabras arameas que todavía recordamos: «Talitá kum» («Muchacha, a ti te
digo, levántate»). La Palabra y la Mano de Jesús tienen un poder impresionante.
La niña se levanta, camina. Jesús pide que le den de comer.
· La niña y la
hemorroísa
tienen en común doce años de muerte o para la muerte.
o
Al pasar los doce años ambas encuentran la vida.
La niña aprende que con Jesús tiene futuro.
o
Que la fe en Jesús lo puede todo.
¡No solo depende de Él… también de nosotros!
¿Quién me ha tocado?
o
Si nos identificamos con Jairo, superaremos los
prejuicios anti-religiosos que acosan a tantos de nuestros contemporáneos.
o
Jesús no se encuentra únicamente en los templos o
iglesias. Él está allí donde hay dolor, necesidad; allí donde hay jóvenes que
están en peligro de muerte, allí donde se encuentra el dolor del mundo y las
situaciones de muerte.
o
Si nos identificamos con la hemorroísa,
experimentaremos el poder de la fe en Jesús. Basta rozarse con Él para que
nuestra infecundidad y esterilidad espiritual o corporal recobren su energía.
o
Si nos identificamos con los discípulos de Jesús
le diremos a Jesús: “Ves cómo te apretuja la gente y preguntas ¿quién me ha
tocado? Tenemos que comprender que sólo hay una forma de extraer del cuerpo de
Jesús toda su fuerza sanadora: ¡es una inmensa fe en Él!
o
Escuchamos la Palabra, comulgamos el Cuerpo de
Jesús tantas veces… y me pregunto: ¿Cuántas personas “estremecen” a Jesús y
quedan “sanas” y reciben de Él el don de la fecundidad?
Para meditar:
TALITA KUMI – ZIGANI
Los artistas son también nuestros exégetas,
nuestros intérpretes del Evangelio. El Espíritu de Jesús pone a través de ellos
colores, imágenes, lamentos y melodías. Esta canción de “Talita kumi” nos
emociona. Toca nuestras vibras interiores más profundas. ¿Quién no se ha
sentido a veces “hundido”, defraudado, aislado en profunda soledad? Somos
soñadores, pero hay ocasiones en las cuales los sueños parecen ya meras
ensoñaciones, ilusiones falsas y engañosas. Es entonces cuando en nuestra
“cuarto oscuro” entra Jesús con personas que nos aman de verdad y nos dice
“Talita kumi”. No dejemos al escuchar esta preciosa canción de pensar en esos
momentos. Dejémonos emocionar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...