EcoloteologÃa | Leonardo Boff
Esto requiere un cambio en la mente y en el corazón
Sin espiritualidad no
salvaremos
la vida en la Tierra
En momentos de grandes crisis, de desastres naturales
y ahora con la epidemia del coronavirus, los seres humanos dejan salir a la
superficie aquello que está en su esencia como humanos: la solidaridad, la
cooperación, el cuidado de unos a otros y de su entorno y la espiritualidad.
En los encuentros para la elaboración de la Carta de
la Tierra oÃmos de boca de MijaÃl Gorbachov, justamente de él considerado ateo
por ser comunista y jefe de Estado: o desarrollamos una espiritualidad con
nuevos valores, centrados en la vida y en la cooperación o no habrá solución
para la vida en la Tierra.
Esta pandemia es un llamamiento a esa espiritualidad
salvadora. Como dice la Carta de la Tierra: “Como nunca antes en la historia,
el destino común nos convoca a un nuevo comienzo… Esto requiere un cambio en la
mente y en el corazón; requiere un nuevo sentido de interdependencia global y
de responsabilidad universal… solo asà se llega a un modo sostenible de vida”
(Conclusión).
Estamos viviendo una emergencia ecológica planetaria.
Acertadamente nos alertó la Laudato Sì del Papa Francisco (2015): “Las
previsiones catastróficas ya no se pueden mirar con desprecio e ironÃa. El
ritmo de consumo, de desperdicio y de alteración del medio ambiente ha superado
las posibilidades del planeta, de tal manera que el estilo de vida actual, por
ser insostenible, sólo puede terminar en catástrofes” (n.161).
Estas advertencias refuerzan la urgencia de una
espiritualidad de la Tierra. Ella demanda un nuevo paradigma, presentado por el
Papa Francisco en su última encÃclica Fratelli tutti (2020): debemos dejar de
imaginar que somos los dueños (dominus) de la naturaleza para poder ser de
hecho hermanos y hermanas (frater, soror). Si no hacemos esta transformación
habrá que tener presente esta advertencia: “nadie se salva solo, únicamente es
posible salvarse juntos” (n. 32).
En función de esa misión común se ha establecido una
colaboración y una articulación entre dos familias religiosas, con sus
tradiciones espirituales, amigables con la creación y la vida de los más
destituidos: los franciscanos con el Servicio Interfranciscano de Justicia, Paz
y EcologÃa de la Conferencia de la Familia Franciscana de Brasil y los jesuitas
con el Observatorio Luciano Mendes de Almeida, la Red de Justicia
socioambiental de los Jesuitas y el Movimiento Católico Global por el Clima,
sumándoseles como compañeros el centro juvenil MAGIS, y la Facultad Jesuita de
FilosofÃa y TeologÃa (FAJE).
Las espiritualidades y los valores de cada una de
estas dos tradiciones nos podrán inspirar nuevas formas de cuidar la herencia
sagrada que la evolución y Dios nos han entregado, la Tierra, la Magna Mater de
los antiguos, la Pachamama de los andinos y la Gaia de los modernos.
En su encÃclica de ecologÃa integral Laudato Si, el
Papa Francisco presenta a San Francisco “como el ejemplo por excelencia de todo
lo que es débil y de una ecologÃa integral, vivida con alegrÃa y autenticidad.
Es el santo patrono de todos los que estudian y trabajan en torno a la
ecologÃa, amado también por muchos que no son cristianos” (n.10). Y dice
todavÃa más: “Corazón universal, para él cualquier criatura era una hermana,
unida a él con lazos de cariño. Por eso se sentÃa llamado a cuidar todo lo que
existe… hasta de las hierbas silvestres que debÃan tener su lugar en el huerto”
de cada convento de los frailes (n.11.12).
Para San Ignacio de Loyola, gran devoto de San
Francisco, ser pobre significaba más que un ejercicio ascético, un
despojamiento de todo para estar más próximo a los otros y construir con ellos
fraternidad. Ser pobre para ser más hermano y hermana.
Para los primeros compañeros de San Ignacio la vida en
pobreza, individual y comunitaria, siempre acompañó el cuidado de los pobres,
parte esencial del carisma jesuÃtico. Y San Francisco vivÃa estas tres
pasiones: a Cristo crucificado, a los pobres más pobres y a la naturaleza.
Llamaba a todas las criaturas, hasta al feroz lobo de Gubbio, con el dulce
nombre de hermanos y hermanas.
Ambos vislumbraban a Dios en todas las cosas. Como lo
expresó bellamente San Ignacio: “Encontrar a Dios en todas las cosas y ver que
todas las cosas vienen de lo alto”. Y decÃa más, muy en la lÃnea del espÃritu
de San Francisco: “No es el mucho saber lo que sacia el alma, sino el sentir y
saborear internamente las cosas”. Sólo puede saborear internamente todas las
cosas si las ama verdaderamente y se siente unido a ellas. En San Francisco
abundan afirmaciones semejantes.
Tales modos de vida y de relacionarse son
fundamentales si queremos reinventar una forma amigable, reverente y cuidadosa
de la Tierra y la naturaleza. De ahà nacerá una civilización biocentrada. Como
afirma la Fratelli tutti, fundada en una “polÃtica de la ternura y de la
gentileza”, “en el amor universal y en la fraternidad sin fronteras”, en la
interdependencia entre todos, en la solidaridad, la cooperación y el cuidado de
todo lo que existe y vive, especialmente de los más desprotegidos.
La Covid-19 es una señal que la Madre Tierra nos envÃa
para que asumamos la misión que nuestro Creador y el universo nos han confiado
de “proteger y cuidar el JardÃn del Edén”, es decir, de la Madre Tierra (Gn
2,15). Si juntos, estas dos Órdenes de los franciscanos y los jesuitas,
asociados a otros, se proponen realizar este sagrado propósito, darán una señal
de que no se ha perdido todo del ParaÃso terrenal. Él empieza a crecer dentro
de nosotros y se expande hacia fuera de nosotros, haciendo, de verdad, de la
Madre Tierra, la verdadera y única Casa Común en la cual podremos vivir juntos
en fraternidad, amorosidad, justicia y paz y alegre celebración de la vida.
¿Son sueños? SÃ, son los Grandes Sueños, necesarios, que anticipan la realidad
futura.
*Leonardo Boff, ecoteólogo, por parte de la familia
franciscana.
Traducción de Mª José Gavito MilanoV
Imagen de Freepic:
'https://www.freepik.com/photos/tree'>Tree photo created by jcomp -
www.freepik.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...