Evangelización | José María Castillo
¿Profesores de religión o
catequistas?
Profesor es el que enseña "conocimientos".
Catequista es el que transmite "convicciones".
Cuando la asignatura es la religión, el responsable de
que los alumnos se enteren y acepten esa asignatura, puede hacerlo como
profesor o puede hacerlo como catequista.
Si lo hace como profesor, se limitará a enseñar los
conocimientos que son propios de la ciencia de las religiones, es decir,
informará a sus alumnos de la naturaleza y origen del fenómeno religioso,
explicando su historia, sus diversas manifestaciones, sus aspectos positivos y
negativos, las consecuencias que todo eso tiene en la vida de las personas y
cómo influye en la vida de los pueblos y en las distintas culturas.
Pero, si el responsable de la asignatura de religión
pretende, no solo enseñar unos conocimientos relativos al fenómeno religioso y
sus consecuencias, sino que, además de eso, lo que quiere es convencer a los
alumnos para que vivan de acuerdo con lo que él considera que es constitutivo
esencial de la religión, entonces lo que tiene que hacer es transmitir unas
"convicciones". En tal caso, ya no actúa solamente como
"profesor" que enseña, sino además como "catequista" que
convence o pretende convencer.
Para que esto se entienda mejor, ayudará saber que
"una convicción se define por el hecho de que orientamos nuestro
comportamiento conforme a ella" (J. Habermas).
O como dijo Ch. S. Peirce, "La convicción
consiste principalmente en el hecho de que está uno dispuesto reflexivamente a
dejarse guiar en su actividad por la fórmula de la que está convencido".
Por eso es correcto decir que quien está convencido
que tiene que dejar de fumar, abandona el tabaco. Y si no lo abandona, es que
no está convencido de eso. Así de simple. Y así de claro.
Por eso, cuando lo que se pretende, en un proyecto
educativo, no es simplemente que los alumnos aprendan unos conocimientos sobre
el fenómeno religioso, sino que, además de eso, lo que se quiere obtener es que
los alumnos acepten unas determinadas creencias y vivan de acuerdo con tales
creencias, en ese caso no basta ya el profesor que enseña conocimientos, sino
que es necesario el catequista que trasmite convicciones.
Por lo demás, el lenguaje es fiel reflejo de lo que
estoy explicando. Nadie dice "yo creo que dos y dos son cuatro"; o
sale de la clase de historia diciendo "yo creo que Napoleón vivió en
Francia". Para esos casos no se utiliza el verbo "creer", sino
el verbo "saber".
Sin embargo, cuando hablamos de Dios, nos referimos al
Trascendente, es decir, a una realidad que nos trasciende, o sea que no está a
nuestro alcance, ni es demostrable. Y eso se puede explicar como un misterio en
el que mucha gente cree de formas muy diversas y con diferentes manifestaciones
(conocimiento histórico). O se puede presentar como una realidad suprema que
demanda mi asentimiento y mi conformidad (creencia religiosa).
El texto original está en el contexto de la realidad
española. Pueden seguir el texto original en:
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