Reflexión | Vicente Niño Orti/E
Mirar más allá
¡Ah
qué peligro tan enorme hay en estar todo el día al dictado de la última
polémica, la última noticia, la última trifulca que salta en la sociedad, los
medios y las redes! ¡Ah qué peligro de manipulación corremos al estar siempre
tras la novedad, tras el último grito, tras el último capote que nos ponen
delante para envestir y opinar y decir y pensar!
Un
profesor mío decía, hace muchos años ya, que cuando surgiesen noticias
polémicas de última hora siempre había que preguntarse: ¿a quién y en qué
beneficia que esto salga ahora y aquí? ¿qué quiere ocultar esta nueva añagaza?
El
contexto político actual se nos aparece a cada paso con mayor claridad que
trata por todos los modos de ser una inmensa campaña de reeducación social.
Busca transformar nuestra manera de estar en el mundo, de ser, nuestras
creencias, nuestros valores, nuestras relaciones, nuestra identidad. Y la última
polémica del día es casi que la zanahoria que se pone delante del asno para que
ande… Ingeniería social se llama.
No
se trata de huir del mundo ni de la política –somos sociales, somos polis, nos
constituye el otro, estamos llamados a vivir y convivir con el otro, hemos de
organizar nuestra vida conforme a nuestras creencias sabiendo que vivimos en un
mundo plural- pero sí de ponerla en su justo término. Y no dejar que las
nieblas y nubes y humos sean cortinas para ver la realidad. Y sobre todo huir
de la ingeniería social como de la peste.
Que
la política sea cada día más el tema central de las discusiones, la
repolitización de la convivencia, tiene una doble lectura. De un lado bastante
pesimista en tanto en cuanto supone dejar a un lado aquellas claves por las que
el ser humano realmente vive: la búsqueda de la belleza, de la verdad, el solaz
con el arte, la profundización en el espíritu. Lo que de veras da sentido a la
vida de las personas: la familia, el trabajo, el amor. Nos llevan por donde
quieren, dejando a un lado lo que nos hace realmente ser quienes estamos
llamados a ser. Nos reeducan a golpe de polémica como antes lo hicieron con el
cine, la música, o las series.
De
otro tiene la lectura de la conciencia de la condición social de todos, de que
lo que hay no debería ser o debería ser mejor y de otro modo, de que hay
quienes no nos gusta como hacen las cosas o hacia donde dirigen la sociedad y
queremos que vaya por otro lado.
Como
todo en la vida, en su justo término, todo es positivo. Extremado, es una
amenaza.
Y
es que, como leía en las redes precisamente a Andreu Navarro, si una idea
habría que lanzar hoy en derredor, es que deberíamos mirar más allá de lo que
nos rodea, más allá de la bazofia, la mediocridad y la cobardía que nos
envuelve, para soñar, crear, proyectar, construir, conquistar. La verdadera
rebeldía, la que nos conecta con los genios que fueron, es la mirada grande, la
verdadera magnanimidad. Leer mucho, vivir mucho, caminar mucho, ver mucho arte,
escuchar mucha música, estudiar mucho, rezar mucho… no dejarse anular por lo
inmediato. Superarlo. Mirar más allá. Querer ser héroe o mártir o santo…
Publicado
por Ecclesia
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