Convivencia|
Patricia Ynestroza/VN
El Papa: La amistad de Jesús nos hace ver las diferencias como
una riqueza
El
Papa en su mensaje para la próxima Jornada Internacional de las personas con
discapacidad, habló de la discriminación que reciben aún hoy muchos de ellos
por parte de la sociedad, pero, sobre todo, dijo, la peor discriminación es la
falta de atención espiritual hacia los discapacitados.
“Frente
a la discriminación, es precisamente la amistad de Jesús, que todos recibimos
como un don inmerecido, la que nos redime y nos permite experimentar las
diferencias como una riqueza”.
Son
las palabras del Papa dirigida a las personas con discapacidad, en su mensaje
para la próxima Jornada Internacional dedicada a ellos, que se celebrará el 3
de diciembre.
En
el mensaje, presentado hoy en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el Papa
Francisco recuerda que la Iglesia, para cumplir su misión al servicio del
Evangelio, ama y necesita de cada una de las personas que viven con algún tipo
de discapacidad.
Tener
a Jesús como amigo
Con
el lema: “Ustedes son mis amigos”, el Pontífice afirma que “¡Jesús es nuestro
amigo! Él mismo lo dijo a sus discípulos en la última cena (cf. Jn 15,14). Sus
palabras llegan hasta nosotros, iluminando el misterio de nuestro vínculo con
Él y nuestra pertenencia a la Iglesia. «La amistad con Jesús es inquebrantable.
Él nunca se va, aunque a veces parece que hace silencio. Cuando lo necesitamos
se deja encontrar por nosotros y está a nuestro lado por donde vayamos»
(Exhort. ap. postsin. Christus vivit, 154). Los cristianos hemos recibido un
don: el acceso al corazón de Jesús y la amistad con Él. Es un privilegio con el
que hemos sido bendecidos y que se convierte en nuestra llamada, ¡nuestra
vocación es ser sus amigos!”
Para
nosotros los cristianos, tener a Jesús como amigo, es el mayor de los consuelos
y puede hacer de cada uno de nosotros un discípulo agradecido y alegre, señaló
el Papa, capaz de dar testimonio de que la propia fragilidad no es un obstáculo
para vivir y comunicar el Evangelio.
“La
confianza y la amistad personal con Jesús pueden ser la clave espiritual para
aceptar las limitaciones que todos experimentamos y para vivir nuestra
condición de forma reconciliada. Pueden suscitar una alegría que «llena el
corazón y la vida entera» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 1) porque, como
escribió un gran exégeta, la amistad con Jesús es «una chispa que enciende el
fuego del entusiasmo» [1]”, señaló Francisco.
Cada
uno de nosotros contribuyen en el camino sinodal
Con
el Bautismo hace que cada uno de nosotros seamos miembros de pleno derecho de
la comunidad eclesial y, sin exclusión ni discriminación, nos da la posibilidad
de exclamar: “¡Soy Iglesia!”. La Iglesia, sigue en su mensaje el Pontífice, es
la casa de todos nosotros. Todos juntos, somos Iglesia porque Jesús ha elegido
ser nuestro amigo.
Siguiendo
el proceso sinodal que “hemos emprendido”, señala el Papa, la Iglesia “«no es
una comunidad de perfectos, sino de discípulos en camino, que siguen al Señor
porque se reconocen pecadores y necesitados de su perdón» (Catequesis, 13 abril
2016). En este pueblo, que avanza a través de los acontecimientos de la
historia guiado por la Palabra de Dios, «todos son protagonistas, nadie puede
ser considerado un mero figurante» (A los fieles de Roma, 18 septiembre 2021)”.
De consecuencia, cada uno de nosotros, estamos llamados a contribuir en el
camino sinodal, en base a esto, el Papa está convencido que, “si es realmente
«un proceso eclesial participado e inclusivo», la comunidad eclesial se verá
verdaderamente enriquecida”.
La
discriminación sigue presente en la sociedad
El
Papa se lamentó en su mensaje, que aún hoy, “por desgracia”, se siga
discriminando a quienes sufren de discapacidades, “muchos de ustedes «son
tratados como cuerpos extraños en la sociedad. [...] Sienten que existen sin
pertenecer y sin participar», y «hay todavía mucho que les impide tener una
ciudadanía plena» (Carta enc. Fratelli tutti, 98). La discriminación sigue
estando demasiado presente en varios niveles de la vida social; se alimenta de
los prejuicios, la ignorancia y una cultura que lucha por comprender el valor
inestimable de cada persona”.
En
particular, afirma, seguir considerando la discapacidad —que es el resultado de
la interacción entre las barreras sociales y las limitaciones de cada persona—
como si fuera una enfermedad, contribuye a mantener sus vidas separadas y
alimenta el estigma en su contra.
Pero
la peor discriminación, como señala el Santo Padre, es la “falta de atención
espiritual», que a veces se ha manifestado en la negación del acceso a los
sacramentos que, por desgracia, algunos de ustedes han experimentado”, al
respecto, el Papa dice que el Magisterio es muy claro en este asunto y
recientemente el Directorio para la Catequesis declaró explícitamente que
«nadie puede negar los sacramentos a las personas con discapacidad»
La
pandemia: tiempo de prueba
"La
amistad de Jesús nos protege en el tiempo de la prueba".
El
Papa recuerda en su mensaje que, en estos tiempos de pandemia, de la "que
estamos luchando por salir, ha tenido y sigue teniendo repercusiones muy duras
en la vida de muchos de ustedes". Muchos han tenido que "permanecer
en casa durante largos periodos", muchos estudiantes con discapacidad han
tenido dificultades para poder acceder a las "herramientas de aprendizaje
a distancia; a los servicios de atención al público que se interrumpieron
durante mucho tiempo en muchos países". Muchos, que viven en centros
residenciales, manifiesta el Papa, se han visto separados de sus seres
queridos. "En estos lugares el virus ha sido muy violento y, a pesar de la
dedicación del personal, se ha cobrado demasiadas víctimas. Sepan que el Papa y
la Iglesia están cerca de ustedes de manera especial, con afecto y
ternura", les dice en su mensaje.
"La
Iglesia está al lado de todos los que siguen luchando contra el coronavirus.
Como siempre, la Iglesia insiste en la necesidad de que todos sean atendidos,
sin que la discapacidad sea un obstáculo para acceder a los mejores cuidados
disponibles. En este sentido, algunas conferencias episcopales —como las de
Inglaterra y Gales y la de Estados Unidos— ya han intervenido para pedir que se
respete el derecho de todos a ser tratados sin discriminación.
Nadie
tan frágil que no pueda rezar
Francisco
nos recuerda que todos están llamados a la santidad y que el encuentro con
Jesús -como se cuenta en tantos episodios bíblicos- transforma profundamente la
vida de las personas para que emprendan un camino de testimonio. A
continuación, confía, de manera especial, la misión que nace de la oración,
utilizando el ejemplo de un maestro en contemplación:
Sé
que algunos de ustedes viven en condiciones extremadamente frágiles. Pero me
gustaría dirigirme a ustedes —quizá pidiendo, cuando sea necesario, a sus
familiares o a las personas más cercanas a ustedes que les lean estas palabras
o que les transmitan este llamamiento que hago— y pedirles que recen. El Señor
escucha atentamente la oración de los que confían en Él. Que nadie diga: “No sé
rezar”, porque, como dice el Apóstol, «el Espíritu nos ayuda en nuestra
debilidad, porque como no sabemos orar como conviene, él mismo intercede por
nosotros con gemidos inexplicables» (Rm 8,26).
Santa
Teresa de Ávila escribió que "en tiempos difíciles se necesitan amigos
fuertes de Dios para apoyar a los débiles". La época de la pandemia nos ha
mostrado claramente que todos somos vulnerables: "Nos hemos dado cuenta de
que todos estamos en el mismo barco, todos frágiles y desorientados, pero al
mismo tiempo importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos". La
primera forma de hacerlo es rezar. Todos podemos hacerlo; e incluso si, como
Moisés, necesitamos apoyo (cf. Ex 17,10), estamos seguros de que el Señor escuchará
nuestra súplica.
Publicado
por Vatican News
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