La Iglesia Hoy | CED
Conferencia del Episcopado Dominicano
Mensaje 27 de febrero 2022
Que
en todo brille la verdad, para bien de la Nación
1.
Al celebrar el 178o
aniversario de la Independencia Nacional, como pastores del Pueblo de Dios
queremos, con ustedes, hacer memoria de aquel puñado de hombres y mujeres, que,
llenos de patriotismo, no dudaron un solo instante en ofrendarse en aras de la
Patria que recién surgía. Bastaría con observar el desenlace de sus vidas: unos
al calabozo o al destierro y otros al paredón. Sus existencias estaban
impregnadas de verdadero amor a la Patria, de nobles ideales y profundos
valores. Su lucha se apoyaba en Dios, en el amor a la Patria para obtener así
la libertad anhelada: Dios, Patria y Libertad. Vivir y afianzarnos en los
valores que dieron origen a nuestra Patria, ha de ser una tarea de cada uno de
los que nos llamamos Dominicanos.
2. Este nuevo aniversario de la Independencia Nacional nos encuentra aún, en momentos de mucha incertidumbre tanto a nivel nacional como a nivel mundial a causa de la pandemia. Todavía existe incerteza ante el futuro inmediato, también fragilidad personal y familiar. Debemos seguir poniendo mucho empeño en cuidar nuestra salud física y mental, así como la espiritual. Hay que cuidar de los que están en situaciones de mayor vulnerabilidad: los que aún viven en niveles críticos de pobreza; las mujeres en situaciones riesgo de violencia doméstica; los niños huérfanos o abandonados; el escándalo de tantas niñas y adolescentes embarazadas; la mortalidad materno-infantil, etc.
3.
Es urgente proveer de herramientas
sicosociales para trabajar la esperanza en las personas; la serenidad interior,
la capacidad de manejar la violencia y vivir en armonía con los semejantes.
Recuperar y mantener la sensatez frente a una pandemia que mantiene su
vigencia. A toda la población le reiteramos el llamado a seguir protegiéndose,
observando las medidas sanitarias y acudir a los centros de vacunación. La
vacuna nos ayuda a preservar la salud y la vida, que es un don de Dios.
En las actuales circunstancias
4.
En la actual circunstancia, invitamos
a nuestros líderes políticos, y en especial a nuestros legisladores, a actuar
siempre con entera transparencia. Que en todo brille la verdad, para bien de la
Nación. Abogamos una vez más por la aprobación de un Código Penal en el que se
condene al malhechor y se proteja al inocente, como lo es la criatura que va en
el vientre de la madre[1].
5.
Creemos que es prudente promover la
austeridad y estimular la solidaridad, sobre
todo, en estos momentos. No podemos apoyar el dispendio de los bienes comunes
en cosas que no son perentorias ni urgentes para el país. Tampoco podemos
apoyar la ostentación, cuando la mayoría pasa por grandes y urgentes
necesidades. Estos tiempos exigen sabiduría en el manejo de los bienes y alta
sensibilidad para distribuirlos equitativamente, evitando que vayan a parar a
los bolsillos de quienes, lamentablemente, siempre buscan la manera de
anteponer el provecho propio al bien común.
6.
Hoy más que nunca todos debemos procurar con
tenacidad el crecimiento humano y económico, de modo que menos personas de este
país se vean empujadas a abandonar, incluso a riesgo de perder de sus vidas, la
tierra que los vio nacer. Basta recordar cómo, penosamente, a finales del año
pasado murieron unos jóvenes de Baní en su trayecto hacia los Estados Unidos, y
en enero, una barca zozobró en las costas de Miami. ¡Vidas jóvenes que se
pierden! La pandemia ha hecho más crítica la situación de la gente que vive en
niveles escandalosos de pobreza y se hace necesario que quienes más tienen den
muestras de solidaridad, evitando el derroche, creando fuentes de trabajo y
compartiendo con los que tienen menos. Debe ser una prioridad del Estado cuidar
y socorrer a los ciudadanos más vulnerables.
Se hace necesario poner especial atención a la
situación de la familia dominicana[2]. Ya no es un secreto el hecho de que hay mucho interés, tanto a
nivel nacional como internacional, por vulnerar las sagradas bases de la unión
familiar y por desfigurar la esencia de la institución matrimonial. Estamos
convencidos que con la formación y comunicación de valores superiores en el
seno mismo de la familia se puede frenar esta amenaza. Estamos de acuerdo en
que es sumamente importante la educación en las aulas, pero sin la inculcación
de los altos valores éticos y humanos en el seno del hogar, la tarea de la
escuela se hace muy difícil, por no decir imposible. Hay que seguir promoviendo
la armonía en los hogares, la comprensión, el respeto mutuo y el cuidado entre
los miembros de la familia. Pero, igualmente, debe ser una prioridad para
padres y madres –no importa la condición social– el educar a sus hijos para que
aprendan a valorar el trabajo, a cuidar de la propia dignidad, a defender la
integridad moral en cualquier circunstancia, a formarse en la solidaridad y
honestidad ciudadanas, y a buscar de Dios en todos los momentos de sus vidas.
Promover el
verdadero diálogo para solucionar los principales problemas nacionales
8. Este aniversario de la Independencia Nacional
nos debe llevar a un verdadero diálogo intergeneracional. Necesitamos la
experiencia de los mayores y la energía de los más jóvenes[3].
Sería maravilloso para el país que los jóvenes participen de un diálogo
nacional transparente, franco y sincero en el que se podría abordar entre otros
los siguientes temas:
a.
La inmigración: Este es un problema complejo que
exige valentía, decisión y humanidad[4].
El Papa Francisco se ha constituido en el defensor de los inmigrantes, con un
discurso claro, empático y humano, si bien a algunos molestan sus posiciones.
Nosotros también tenemos una larga historia, incluso dramática, con respecto a
este tema de las migraciones. No podemos hacernos de la vista gorda ante las
penurias que sufren muchos inmigrantes en nuestro país. Invitamos a nuestras autoridades a seguir trabajando para lograr
una política clara sobre este asunto, y que en base a ella se tomen decisiones
firmes y transparentes, con estricto respeto a los derechos humanos y la
dignidad de las personas.
b.
La corrupción: Erradicar la corrupción es todavía una tarea pendiente entre
nosotros[5]. Si no arrancamos de raíz
este mal de una vez por todas, no solo seremos el hazmerreír del mundo, sino
que pondremos en frágil balanza la grandeza y el carácter sagrado de la Patria.
Querer hacer negocios y lucrarse con la justicia es un crimen contra la Patria.
Evadir la aplicación de las leyes es un acto de cobardía imperdonable. Callar u
ocultar el dolo es convertirse en cómplice.
Evasión de impuestos: Es responsabilidad de cada
ciudadano cumplir con el pago de los impuestos y, es deber del Estado en sus
funcionarios administrar en bien de la nación esos recursos. Hacemos un llamado
para que todos contribuyamos a eliminar la mala práctica de la evasión fiscal.
Necesitamos, en fin, rescatar los valores del sacrificio, de la honestidad y la
solidaridad por nuestra Patria y por cada uno de sus ciudadanos.
c.
El Sistema Penitenciario: Los
internos del penal de La Victoria y, de otros recintos penitenciarios, han
protagonizado recientemente reyertas que culminaron con la muerte violenta de
unos y heridas graves en otros. Las autoridades correspondientes han realizado,
a partir de ahí, inspecciones que han arrojado datos preocupantes y que
evidencian que el sistema penitenciario amerita una intervención urgente.
Nosotros, desde nuestra Pastoral Penitenciaria, continuaremos colaborando en la
medida de nuestras posibilidades en esta tarea.
d.
Las muertes por accidentes de tránsito: Desafortunadamente
somos uno de los países con mayor índice de muerte por accidentes de tránsito
en el mundo. Contemplamos con asombro la cantidad de vehículos de todo tipo que
transitan de cualquier modo ocasionando accidentes lamentables[6]. Es triste la pérdida de
vidas humanas por la insensatez e imprudencia de conductores que no respetan
las leyes de tránsito y, lo que es gravísimo, a veces ante la mirada impotente
de los agentes reguladores del mismo. Exhortamos a las autoridades a promover
la educación ciudadana[7] y vial a través de los
distintos medios a su alcance, de manera que desde temprana edad los niños y
adolescentes conozcan y aprendan a respetar las leyes de tránsito.
Exhortación final
9.
Quisiéramos terminar este Mensaje
reiterando nuestro sincero agradecimiento a los trabajadores del área de la
salud y la educación por sus sacrificios en esta complicada situación de
pandemia. Las autoridades y los demás ciudadanos debemos continuar dándoles
apoyo, respaldando su noble labor en bien de todo nuestro pueblo.
10. Que este aniversario de nuestra Independencia sea ocasión propicia para reflexionar sobre los ideales que nos legaron Juan Pablo Duarte y los hombres y mujeres que se sacrificaron por nuestra Nación. Que, por los ruegos de Nuestra Señora de la Altagracia, en este año jubilar, Dios Todopoderoso nos conceda a todos su bendición.
[1] Cf. Conferencia del Episcopado Dominicano, Mensaje 2005: «Queremos un código para la vida feliz, no para la muerte»; Carta Pastoral 21 de enero 2017: «La mujer en la sociedad dominicana», n. 22-23; Mensaje 27 de febrero 2018: «La impostergable urgencia de vivir en valores», n. 12; Mensaje 27 de febrero 2021: «Y al mundo mostremos que somos hermanos (Juan Pablo Duarte)», n. 6.
[2]
Cf. Conferencia del Episcopado Dominicano, Mensaje
27 de febrero 2017:
«Adolescentes y jóvenes en la realidad
dominicana».
[3]
Cf. Conferencia del Episcopado Dominicano, Carta
Pastoral 21 de enero 2019: «Escuchar y acompañar a los jóvenes en un
proceso de discernimiento», n. 8.
[4]
Cf. Conferencia del Episcopado Dominicano, Mensaje
27 de febrero 2005: «Ante la creciente migración haitiana»; Mensaje 27 de febrero 2019: «Urge un
comportamiento ético en la sociedad dominicana», n. 21-23.
[5]
Cf. Conferencia del Episcopado Dominicano, Mensaje
27 de febrero 2003: «En el Día de la Independencia Nacional», n. 9; Mensaje 27 de febrero 2005: «Necesitamos
acciones eficaces y coordinadas», n. 15; Mensaje
27 de febrero 2019: «Urge un comportamiento ético en la sociedad
dominicana», n. 12; Carta Pastoral 21 de
enero 2020: «Elecciones 2020: Espacio de participación y compromiso», n. 26; Mensaje 27 febrero de 2021: «Y al mundo mostremos que somos
hermanos (Juan Pablo Duarte)», n. 12.
[6]
Cf. Conferencia del Episcopado Dominicano, Carta
Pastoral 21 de enero 2019: «Escuchar y acompañar a los jóvenes en un
proceso de discernimiento», n. 14.
[7]
Cf. Conferencia del Episcopado Dominicano, Carta
Pastoral 21 de enero 2020: «Elecciones 2020: Espacio de participación y
compromiso», n. 29.
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