Convivencia | Francesca Sabatinelli/VN
Bartolomé: la humanidad es la gran derrotada de las guerras
En
su mensaje para la Pascua de las Iglesias orientales, el Patriarca ecuménico de
Constantinopla invoca la paz y la justicia y denuncia el silencio inexplicable
de los cristianos ante la degradación de la dignidad humana. Según Tzoitis:
Bartolomé nos dice que sólo el pensamiento cristiano puede cambiar el rumbo de
las injusticias.
"El
anuncio radiante de la resurrección y de que Cristo ha resucitado, resuena hoy
con el clamor de las armas, con el grito de angustia de las víctimas inocentes
de la violencia bélica y de los refugiados, entre los que hay un gran número de
niños inocentes". Bartolomé, Patriarca Ecuménico de Constantinopla, hace
una llamada al dolor en su mensaje de Pascua para las Iglesias Orientales, incluida
la Ortodoxa. Bartolomé escribe sobre la guerra en Ucrania, habla del "fiel
y valiente pueblo ucraniano que lleva una pesada cruz", de los refugiados
que ha encontrado recientemente en Polonia. "Recemos y luchemos por la paz
y la justicia y por los que están privados de ellas", escribe el
Patriarca, que denuncia lo inconcebible del silencio de los cristianos
"ante la degradación de la dignidad humana".
El
dolor que expresa el Patriarca Bartolomé – explica Nikos Tzoitis, analista del
Patriarcado Ecuménico de Constantinopla – consiste en que, aunque los seres
humanos siempre intentan vivir en paz, a pesar de ello, la humanidad vive en
una guerra continua, donde se destruye la personalidad de los seres humanos y
la paz en el mundo, y esto es muy grave. Todos los grandes filósofos, a lo
largo de la historia de la humanidad, han dicho que la vida del hombre consiste
en su deseo de vida, en vivir en un mundo justo, sin embargo, estamos
observando los últimos hechos y se repite la cuestión de que la muerte
prevalece en el mundo".
El
pensamiento cristiano detiene las injusticias
Junto
a las víctimas, es la humanidad la gran perdedora de las guerras, se lee en el
texto de Bartolomé, esa humanidad "que en su larga historia no ha
conseguido abolir la guerra y que no sólo no resuelve los problemas, sino que
crea otros nuevos y más complejos. Siembra la división y el odio, amplía la
brecha entre los pueblos". Bartolomé – continuó Tzoitis – “quiere indicar,
con una voz viva y muy sentida, que sólo el pensamiento cristiano puede dar la
vuelta a estas injusticias. Pero, desgraciadamente, estas divisiones entre
nosotros, los cristianos, no permiten a nuestras Iglesias tener una voz común y
alzarla con fuerza contra estas injusticias que traen la muerte".
La
humanidad puede vivir sin guerra y sin violencia, es la indicación de
Bartolomé, que sin embargo recuerda, sobre todo, cómo es propio del cristiano
ser, ante todo, "operador de paz", y cómo la "Iglesia de Cristo,
por su naturaleza, actúa como operador de paz". “Lamentablemente –
continúa Tzoitis – el individualismo y el personalismo han prevalecido en la
Iglesia y la humanidad también lo está pagando, es decir, una Iglesia dividida
que no sabe alzar su voz contra la muerte". La esperanza que Bartolomé
confía a su mensaje reside en el hecho, recuerda a los fieles, "de que el
cristianismo no es una ideología, sino un hecho de vida".
“Necesitamos
redescubrir el sentido de la Iglesia, el ser eclesial, que significa que existo
porque mi prójimo también existe y que la tolerancia no significa aceptar al
otro con orgullo, sino sacrificarse por su cuidado. Esto es muy importante
entenderlo porque todos, como dijo también el Papa Francisco, recordando a Juan
Grisóstomo, para nuestro Señor todos somos parte del mismo rebaño, todos somos
hijos de la misma Madre Iglesia y debemos encontrarnos con humildad, no con
egoísmo".
La
importancia de la sinodalidad
En
2014, durante su encuentro en Jerusalén, el Papa Francisco y Bartolomé
recordaron a todos los cristianos el 50 aniversario del abrazo entre Pablo VI y
el entonces Patriarca Ecuménico de Constantinopla Atenágoras. Era la Epifanía
de 1964, y esa imagen se convirtió en un icono de las relaciones ecuménicas. En
2014, Francisco y Bartolomé invitaron entonces a los cristianos a reunirse de
nuevo en Nicea en 2025, para celebrar, después de 17 siglos, el primer Sínodo
ecuménico, donde se estableció el Credo. "La sinodalidad – concluye
Tzoitis – significa convivir, todos, de la mano, porque debemos recordar que,
como dicen los grandes Padres de la Iglesia, éste es el verdadero sentido
escatológico de la vida".
Publicado
por Vatican News
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