Vocacionales | Fran Otero
Fray
Abel de Jesús: «No es cierto que no haya vocaciones»
La Semana Nacional de Vida Religiosa concluyó con
una importante presencia de jóvenes. Fray Abel de Jesús, que no alcanza los 30
años, participó como ponente
Fueron, tal y como detallaba Antonio Bellella,
director del ITVR, en la clausura, 30 horas de escucha traducidas en diez
comunicaciones, cinco conferencias, 17 saludos, alguna homilía, un concierto y
una presentación de un libro. La 51ª Semana Nacional de Vida Consagrada volvió a la
presencialidad, aunque el grueso de sus participantes –el 90 %– se presentó por
vía telemática. En total, participaron alrededor de 2.000 personas, con un gran
protagonismo de los jóvenes. Casi el 50 % de los asistentes tenía menos de 35
años. Incluso intervino un ponente que no llegaba a la treintena. Y eso se ha
notado, como reconoce Bellella, que hace balance en conversación con Alfa y Omega. «Cambió el modo de participar, de
preguntar e incluso el modo de hacer ruido. Y a algunos les ha permitido entrar
en contacto con otros consagrados jóvenes como ellos», recalca. No podía ser
más adecuado, pues el tema de este encuentro era el de la relación. Somos relación. Somos en relación fue el lema.
Esta presencia es, además, un signo en un momento en el que la vida religiosa
vive una realidad marcada por la escasez de vocaciones y el envejecimiento y
ante el riesgo de pensar, como dice el director del ITVR, «que no se puede
hacer nada» y que «hay que esperar al bien morir».
El ponente de menos de 30 años fue fray Abel de
Jesús, carmelita descalzo y youtuber, apóstol en
internet y semiabstemio digital a la vez, que, de algún modo, se rebela contra
esta realidad en entrevista con este semanario justo antes de intervenir en la
semana. «Esto de que no hay vocaciones es una excusa. Porque si no hay, no
puedo hacer nada. No es cierto. En España hay vocaciones. Sé que hay. Otra cosa
es que no encuentren el atractivo necesario en una institución o no se sientan
con fuerzas para asumir una vida religiosa que no les convence», sostiene.
Precisamente, uno de los aspectos que echa para
atrás a los jóvenes es el envejecimiento, lo que el religioso contemplativo
llama «la inversión de la pirámide demográfica». «Son tantos los ancianos y tan
pocos los jóvenes que el verdadero riesgo es que esta separación se haga
dramática y que los jóvenes sientan que no tienen respaldo, que su voto no
cuenta o que entran en una orden para hacer un trabajo de tipo geriátrico. Habría
que explorar caminos para que esta quiebra generacional no vaya a más, de modo
que alcance el número cero, que puede pasar», reflexiona.
Con todo, dice que hay que mantener «una actitud
esperanzada», pues si la vida religiosa pone de su parte «puede volver al lugar
donde le corresponde». ¿Y dónde es ese lugar? «En la vanguardia de la Iglesia.
Ahora estamos en la retaguardia, a remolque, haciendo lo que podemos. La vida
religiosa puede abrir camino, pero no sin ese espíritu joven», subraya.
En esta búsqueda de los jóvenes, el carmelita
invita a los religiosos, por su experiencia como youtuber y su interés por los efectos de internet
en las personas –cita durante la entrevista al escritor Nicholas Carr y a la
psicóloga Jean Twenge–, a superar prejuicios. Por ejemplo, señala, contra lo
que pudiera parecer, la tendencia sociológica muestra que «los jóvenes de hoy
salen menos, beben y se drogan menos y tienen menos relaciones sexuales».
«Internet y la exposición a las pantallas retrasa la madurez», añade. Y, de
algún modo, el perfil de personas que se acercan a la vida religiosa también ha
cambiado. «Las generaciones mayores esperan encontrar jóvenes según su
concepción: fiesteros, atrevidos… Pero lo jóvenes que llaman ahora a la puerta
vienen buscando algo muy distinto: quieren vestir hábito, rezar el rosario, ir
a la exposición del Santísimo…», añade.
A sus reflexiones, fray Abel de Jesús añade
recomendaciones prácticas. Por ejemplo, hay que tener en cuenta a Google en la
pastoral vocacional. «Conozco jóvenes que han encontrado la vocación en el
continente digital. Si uno de ellos tiene una necesidad lo primero que va a
hacer es buscar en Google y luego ya decidirá. Es la forma de conocer. Y si
alguien encuentra un convento por internet y le convence, es probable que
también le guste en la realidad», explica. Otro aspecto importante que cuidar
es la calidad, porque los jóvenes «son muy exigentes con los evangelizadores en
TikTok y con los frailes en las redes». «No se conforman con cualquier cosa. O
invertimos en oración, pensamiento y belleza estética o difícilmente vamos a
salir de este atolladero vocacional. Jesús tiene esperanzas en la vida
religiosa. Dios no ha abandonado a la vida religiosa», reitera.
Y, además, concluye, el consagrado implicado en
este campo debe compaginarlo con la contemplación que, según afirma, exigirá
una cierta «abstinencia digital». Esta desconexión puede ser, incluso,
«significativa en una sociedad hiperestimulada».
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