Educando | Ashley Willis´s/LFI
4 razones por las cuales un celular es lo último que necesitan
tus hijos
Dar
un Smartphone a los hijos, es un tema que no podemos tomarnos a la ligera,
entre más nos documentemos para tomar esa decisión, mucho mejor.
Por
eso compartimos el siguiente artículo de la bloguera Ashley Willis´s, en el que
ella da sus razones, aunque antes de comenzar hace esta advertencia:
"Estimado
lector, NO estoy compartiendo toda esta información con ustedes porque piense
que los Smartphones u otros dispositivos con pantallas sean intrínsecamente
MALOS; solamente pienso que nosotros, como padres, debemos minuciosamente estar
pendientes de cuánto tiempo pasan nuestros hijos frente a las pantallas. Y,
sabremos esto por cómo afecta sus emociones y comportamiento.
Recientemente,
mi hijo de diez años ha estado preguntándome cuándo podrá tener un Smartphone.
Yo no tuve un teléfono celular sino hasta que cumplí dieciséis y conducía.
Había una razón para ello: seguridad.
Ahora
veo a muchos de los compañeros de clase de mi hijo con Smartphones en las
manos. Cada familia tiene razones diferentes para permitir, retrasar o prohibir
el uso de teléfonos inteligentes, y yo pretendo caer en la categoría de
“retrasar”. Les explico a continuación el por qué:
1.
Mis hijos pasan suficiente tiempo frente a una pantalla
He
leído varios artículos de diversas fuentes acerca de este tema, y todos dicen
que los niños están pasando más tiempo frente a una pantalla más que nunca
debido a los diferentes dispositivos electrónicos que están al alcance de sus
pequeños dedos.
No
resulta inusual hoy en día que un niño esté sentado en una habitación con un
televisor encendido, un iPad en una mano y hablando por un Smartphone con la
otra mano. A veces nuestros hijos alternan dispositivos… miran un programa en
la televisión, juegan videojuegos, juegan con alguna aplicación en un
Smartphone o una Tablet, y finalmente regresan a la televisión… y esto durante
horas. De acuerdo a la mayoría de los estudios recientes, esto es muy común.
Muchos salones de clases están incluso incorporando iPads o Tablets en los
programas de estudio diarios.
2.
Pasar mucho tiempo frente a las pantallas tiene consecuencias serias
Muchos
de los artículos que he leído acerca de este tema dicen: "Mucho tiempo
frente a las pantallas lleva, usualmente, a que los niños sufran de ansiedad,
depresión, comportamientos irrespetuosos, falta de ejercicio y aislamiento
social".
Nuevamente,
pienso que nosotros, como padres, tenemos que determinar cuánto tiempo es mucho
para nuestro hijo. Personalmente, considero que es mejor errar por ser sobre
cautelosos. Menos tiempo frente a las pantallas es algo bueno.
He
visto estos efectos negativos en mis propios hijos. Nosotros solamente les
permitimos jugar videojuegos (en cualquier dispositivo) los fines de semana,
siempre y cuando hayan completado sus tareas, tanto escolares como en la casa,
esa semana.
Inmediatamente
después de ir por ellos al colegio los viernes, lo primero que quieren hacer es
tomar un dispositivo de éstos tan rápido como puedan. Después de una hora de
juegos, mis dos hijos más grandes empiezan a discutir sobre a quién le toca
jugar qué juego o con cierto dispositivo. Ciertamente saca el lado malo en
ellos, y a menudo se dicen cosas hirientes el uno al otro. Eventualmente,
termino quitándoles los privilegios de jugar en estos dispositivos a causa de
estas peleas… lo que causa angustia entre mis hijos y yo. Y, se puede sentir la
decepción por toda la casa.
Así
que, cuando mis hijos me preguntan acerca de tener sus propios smartphones,
definitivamente tengo mis reservas. Claro, mi esposo y yo seremos aún los
guardianes de estos teléfonos, pero me da miedo que el deseo de jugar más se
pronunciaría. Y luego está también la presión de los medios de comunicación
sociales.
3.
Las redes sociales son demasiado para los niños
Amo
las redes sociales y cómo pueden ser utilizadas para conectarse con amigos y
familiares que viven a largas distancias. También amo cómo podemos usarlos para
animarnos los unos a los otros e incluso para aprender algo nuevo. Pero, cuando
se trata de niños, pienso que las redes sociales son algo más por lo que ellos
deben preocuparse.
Hace
unos cuantos meses, compartí un video en Facebook de mi hijo tocando su
instrumento y muchos amigos y familiares comentaron lo bien que lo hacía.
Cometí el error de decirle a Cooper cuánta gente le había dado “Me gusta” a su
video y habían comentado sobre su actuación. Durante las horas siguientes a
este episodio, él no hizo otra cosa que preguntar cuánta gente más había dado
“Me gusta” a su video y qué más habían escrito. Sin importar buena aceptación,
ninguna cantidad de “Me gusta” fueron suficientes. Él estaba desilusionado.
Incluso comenzó a dudar de su habilidad musical porque cientos de personas no
habían dado “Me gusta” a su video aún.
Este
comportamiento confirmó mi postura de esperar lo más que pueda antes de
permitirle a Cooper tener su propio teléfono inteligente o cuentas propias en
las redes sociales. ¡Es demasiada presión! Yo paso dificultades con esto como
adulto, así que no me puedo ni imaginar el efecto que debe tener en nuestros
hijos.
"Los
niños deben aprender a lidiar con abusadores y con la negatividad en la escuela
y en las actividades extracurriculares – es parte esencial de ir creciendo. Sin
embargo, no necesitan presión adicional para ser “populares” en las redes
sociales".
Ya
sea positivo o negativo, no quiero que mis hijos se definan a sí mismos por lo
que alguien dice acerca de ellos en las redes sociales.
4.
Los Smartphones interfieren con la educación de un niño y con su bienestar emocional
Cuando
era adolescente, recuerdo hablar horas con mis amigos por la línea de teléfono
de mi casa. Eventualmente, mis padres me decían que necesitaba colgar el
teléfono y pasar más tiempo con mi familia. Y así lo hacía… a veces a
regañadientes.
"Ahora
que estamos en la era de los teléfonos inteligentes, los niños tienen sus
teléfonos con ellos TODO el tiempo – incluso en la escuela. Muchas veces, están
enviándole mensajes de texto a sus amigos durante el día escolar y navegando
por sitios web inapropiados".
Cuando
fui maestra de niños de ocho años, vi esto todos los días. Nuestra escuela
intentó limitar el uso de teléfonos celulares y teléfonos inteligentes, pero
los padres insistieron en que los estudiantes los tienen a mano en caso de
emergencias.
He
escuchado de algunas escuelas que les piden a los niños que pongan los
teléfonos en una canasta al frente del salón, pero esta iniciativa no tuvo
buena aceptación porque algunos niños y padres de familia estaban preocupados
de que los teléfonos se perdieran o fuesen robados.
Los teléfonos inteligentes en las escuelas son un problema INMENSO no sólo para los maestros sino también para los niños y su bienestar emocional. He visto niñas caer destrozadas por un mensaje de texto que recibieron durante el día escolar o peleas que se desataron a causa de esto. Recuerdo un incidente cuando una niña sucumbió a la presión del niño que le gustaba pidiéndole que le enviara una foto sexy, y luego él la reenvió a todos sus amigos en la escuela. Esa pobre niña no quiso volver a la escuela a causa de la humillación que sintió por esa foto privada.
Este
es un excelente ejemplo de cómo la mayoría de los niños no saben cómo usar
apropiadamente un Smartphone y que lo que envían, publican o escriben estará en
línea por siempre… para que todos lo vean.
Estimado
lector, es por esto que considero que un Smartphone es la última cosa que mis
hijos necesitan en sus vidas en estos momentos. Quiero que mis hijos sepan
entablar una conversación cara a cara con alguien. Quiero que se entusiasmen al
pensar en las aventuras infinitas que pueden vivir afuera. También quiero que
sepan utilizar la tecnología para su beneficio… no para su detrimento. No
quiero que ellos sientan que deben estar conectados a sus dispositivos todo el
tiempo. La vida real es mucho más importante e interesante.
"Un
día venidero, cuando mi esposo y yo pensemos que ellos sean más maduros y estén
listos, nuestros hijos tendrán algún tipo de teléfono… probablemente un
teléfono sencillo para iniciar. Pero, retrasaré ese momento lo más que pueda y
me uniré a mis hijos en su proceso de abrazar la inocencia y las maravillas de
la niñez.
Publicado
por LaFamilia.info
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