Para Vivir Mejor | Rosa Ruiz/VN
Aprendiendo a descansar
Cansarse
y descansar y volver a cansarse es un estado normal del ser humano. Es una
dinámica humana y hasta divina. Hagamos lo que hagamos, seamos como
seamos, nos cansamos y necesitamos descansar. La primera definición de la RAE dice
que descansar es “cesar en el trabajo, reparar las fuerzas con la quietud”.
Toda actividad, toda acción, incluso todo gozo pide ser cesado, reparado
con quietud, con reposo (del latÃn ‘repausar’, pausar doblemente).
Por
este lado del mundo comienzan las vacaciones. Incluso para quienes no las
tienen, es tiempo de descanso. Se acumula el curso escolar, se acumula el calor
propio del verano, se acumulan dudas, deseos, cambios de humor, proyectos
truncados, novedades…
Hay un
tipo de cansancio que se alimenta de intranquilidad, de preocupaciones, de algo
que nos ahoga. El otro dÃa alguien me dijo que las ojeras son pensamientos
acumulados. Quizá sea verdad. Cuando algo se acumula necesita despejarse o como
también dice la RAE: “Desahogarse, tener alivio o consuelo comunicando a un
amigo o a una persona de confianza los males o penalidades”. Es como dejar
caerse sobre algo o alguien que sabes que va a sostenerte. Es como saber que
puedes rendirte y nada malo pasará porque si caes, caerás en un lugar seguro.
Es como dejar salir todo eso que tenemos dentro descolocado y que raspa las
paredes de tu casa. A veces hay alguien con quien poder hacerlo. Otras veces,
el reposo y el silencio son nuestros mejores aliados.
El
cansancio
Hay otro
tipo de cansancio más simple, más “animal”. Para este, el descanso solo
consiste en “reposar, dormir”. A veces una ducha. Comer algo rico. Nada más.
Una buena pelÃcula. Como una tierra de cultivo que cada cierto tiempo necesita
estar en barbecho. Es importante no confundir los cansancios, pues si lo
hacemos, no acertamos a descansar por mucho que lo intentemos.
Y
hay un tipo de descanso más que nos revela otro cansancio: “dicho de una
persona, estar tranquila y sin cuidado por tener la confianza puesta en
algo o alguien”. ¿Te imaginas descubrir que cuando descansamos y paramos y el
cansancio no se va, en realidad lo que necesitamos sea recobrar una confianza
verdadera? Vivir confiados, con-fe, da mucha tranquilidad. Puedes hablar,
sonreÃr, amar, trabajar, soñar, discutir… sin necesidad de andar con cuidado
todo el tiempo, con miedo a que pase algo o te vuelvas a equivocar.
Vivir
confiados descansa porque nos quita la presión de tener que dar la talla,
de ganar puntos, de no dañar a nadie, de tener miedo. Vivir confiados restaura
las grietas que la vida va abriendo, silenciosamente. Y cuando, por lo que sea,
perdemos esa des-cuidada serenidad para transitar el dÃa, nos cansamos. Pero
también ese cansancio pasa. Siempre llega el sexto dÃa para descansar el
séptimo. Sólo hay que esperar. Dios lo hace continuamente. Yo estoy
aprendiendo.
Publicado
por Vida Nueva
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...