La Iglesia Hoy | Tiziana Campisi/VN
Gambetti: Como Jesús, abajémonos hacia el otro sin glorias
mundanas
En
la misa de la solemnidad celebrada en San Pedro, el arcipreste de la Basílica
invita a entrar en la escuela de la Eucaristía: a nadie le gusta abajarse por
mucho que aspire a amar, pero este es el camino a recorrer con Cristo para
vivir su misma vida
"A
menudo, ante los desafíos de la historia y el sufrimiento de nuestros hermanos,
tenemos la tentación de justificar nuestra impotencia o indolencia, aduciendo
razones lógicas con datos objetivos", o quizás proponemos hipotéticos
proyectos de carácter comercial, "lo hacemos para resolver incluso
situaciones dramáticas, como las que estamos presenciando desde hace meses en
nuestro tiempo". Es el paralelismo con el mundo de hoy que el cardenal
Mauro Gambetti, vicario general del Papa para la Ciudad del Vaticano, ve en la
página del Evangelio que narra la multiplicación de los panes y los peces, cuando
los discípulos, asombrados por la petición de Jesús de alimentar a la multitud
que lo había seguido y necesitaba un refrigerio, parecen rehuir, justificándose
diciendo que no tenían suficiente comida.
Con
Jesús en el camino de la vida
En
su homilía pronunciada en el Altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro,
durante la celebración de la solemnidad del Corpus Christi presidida esta
mañana, el cardenal recordó que Jesús se llamó a sí mismo "pan vivo bajado
del cielo", alimento para la vida eterna, mostrando en su abajarse sobre
la humanidad, "todo el amor del Padre por el hombre, un abajamiento que le
llevará a la muerte y a la muerte de cruz". E invitando a los discípulos a
dar de comer a la gente que se había reunido en torno a él, les insta a abajarse,
como él, ante la multitud. "A ninguno de nosotros nos gusta abajarnos, por
mucho que aspiremos a amar -subraya el cardenal Gambetti-, y cuando nos oímos
decir, como hace Jesús sin rodeos, que ese abajarse es el único camino de Dios,
entonces no sólo no entendemos, sino que no aceptamos y corremos el riesgo de
separarnos del camino de la vida, del camino de Jesús. En cambio, "Jesús
nos lleva de la mano", "para acompañarnos a descubrir plenamente el
camino de la vida y hacernos partícipes de él", explicó el cardenal,
añadiendo que "los episodios en los que Jesús dio de comer a la multitud
son centrales en la narración de todos los evangelistas"; impresos en la
memoria de los discípulos, pusieron en marcha un proceso de conversión que
luego se convirtió en un camino de transformación a partir de la Pascua, de esa
Última Cena de la que también nosotros somos partícipes" cada vez que
celebramos la Eucaristía.
¿Qué
nos pide Dios que hagamos?
El
cardenal Gambetti señala que también nosotros "nos resistimos a la
implicación cuando nos toca en la carne, en los bolsillos, en los privilegios
que disfrutamos". El problema es la "poca fe". "Es como si
los discípulos le hubieran dicho a Jesús: 'Mira, es imposible cumplir lo que
nos has pedido, nos has sobreestimado'. O lo que es lo mismo: "Te
equivocas, no sabes lo que dices". Esto es lo que nos pasa también a
nosotros -señala el cardenal-, por ejemplo, cuando con nuestras inferencias o
nuestros juicios descalificamos a los demás, especialmente a las personas que
están colocadas en la autoridad, desde la infancia, los padres, los maestros,
los gobernantes, los obispos, el Papa, Dios". En cambio, en lugar de
buscar justificaciones para no involucrarnos, continúa el cardenal Gambetti,
debemos preguntarnos qué es lo que Dios nos pide que hagamos, y luego
simplemente obedecer. Esto es lo que hicieron los discípulos, ir más allá de sí
mismos y confiar en lo que Jesús les mandaba. "Y sucedió lo
increíble".
La
escuela del Corpus Christi
El
vicario general del Papa se detiene entonces en la "hermosa noticia del
amor total y personal que trae Jesús: 'Esto es mi cuerpo que es para
ustedes'" que nos ve no sólo como destinatarios de ese amor, sino también
como protagonistas. Como lo fue San Pablo que dijo: "He recibido del Señor
lo que a su vez les he transmitido". Así, también nosotros estamos
llamados a ser Eucaristía como Jesús, a convertirnos en "memoria viviente
de Jesús", "invitados a descender en la humanidad, dejando atrás toda
forma de gloria mundana, social, personal, para no comprometer nunca la
grandeza del amor, para no fracasar nunca en el amor", es decir,
"para vivir la vida que Jesús compartió con nosotros y sigue compartiendo
con nosotros, para no separarnos nunca del camino de la vida". "Esta es
la escuela del Corpus Christi", dice el cardenal Gambetti. "Jesús nos
lleva de la mano y quiere conducirnos a esa vida plena y amorosa que pasa por
un cambio de postura", concluye el cardenal. Cristo, en definitiva, quiere
decirnos: "No te preocupes más por ti mismo, sino por tus hermanos, para
reunirlos y darles tú mismo de comer".
Publicado
por Vatican News
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